El aficionado al cine de animación siempre ha tenido que enfrentarse a algo muy frustrante: la mayoría de la producción animada consiste en películas infantiles o destinadas a toda la familia.
No es que este tipo de productos sea malo, ni mucho menos. Hay auténticas maravillas realizadas para los niños, pero estas películas siempre muestran determinados límites y fórmulas comunes que encorsetan la creatividad.
La animación bien entendida proporciona un abanico infinito para creación artística. El cine de animación para adultos ‒más allá del anime ultraviolento o pornográfico‒ siempre ha existido, pero se ha visto limitado al panorama independiente y al circuito de los festivales.
La firma de Charlie Kaufman, como guionista y co–director, junto a Duke Johnson, es reclamo suficiente para que Anomalisa despierte el interés de los cinéfilos, la crítica y los encargados de repartir premios. Pero, ¿qué es Anomalisa?
Es la adaptación animada de una obra teatral del propio Kaufman, un drama con momentos cómicos acerca de un hombre de mediana edad en plena y aguda crisis de identidad.
El sujeto en cuestión es Michael Stone (David Thewlis), exitoso autor de algo tan gris como pueden ser los libros sobre “Atención al Cliente”. Stone ve a todo el mundo con la misma cara y la misma voz (la de Tom Noonan). Se siente distinto en un mundo de clones, como supongo nos sentimos en mayor o menor medida todos los humanos del planeta, aunque la realidad nos demuestre una y otra vez que no somos especiales.
El protagonista teme convertirse en una persona más, y para luchar contra ese horror se aferra desesperadamente a un tonteo con una muchacha a la que ve diferente, poseedora de su propio rostro y voz (Jennifer Jason Leigh).
Está bien: Kaufman ha sido autor de historias más complejas y sutiles que la de Anomalisa. Sin embargo, la animación stop–motion de la película sí que es compleja y sutil. Nos hallamos ante una obra de arte donde los muñecos protagonistas realmente parecen vivir, resultando tangibles, sólidos… no ingrávidos dibujos de plástico, como suele pasar en la mayor parte de la animación digital actual.
Tratándose de una película ambientada principalmente en un hotel, quizá a algún espectador el film le recuerde a Lost in Translation, o incluso a Barton Fink, y posiblemente no le falte razón, pero, ¿qué más da? No abundan películas con imágenes como las que ofrece Anomalisa. ¿Forma sobre fondo? ¡Blasfemia!
No le demos tantas vueltas, hay muchas maneras de disfrutar de una cinta, y cada una tiene sus puntos fuertes. Anomalisatrata sobre temas profundos de una manera artística. De hecho, es un film existencialista, pero algo simplón si tenemos en cuenta las retorcidas joyas que contiene la filmografía Kaufman. Si Anomalisa no estuviera realizada de la manera en la que lo está, no resultaría tan efectiva, y eso dice mucho a favor de Kaufman como director de cine. No sólo escribe buenas historias, sino que sabe cómo deben ser contadas.
En suma, Anomalisa es una película para los que buscan la diferencia, ya sea dentro de una sala de cine como en el mundo real.
Sinopsis
Michael Stone, marido, padre, y respetado autor de «Permítame ayudarle a ayudarles» es un hombre mermado–atormentado–deprimido por su banal existencia. De viaje de negocios en Cincinnati, donde dará una conferencia en una convención para profesionales de la atención al cliente, llega al Hotel Fregoli. Una vez allí, le asombra descubrir un posible escape a su desesperación –una tímida comercial de una panadería en Akron llamada Lisa, quien bien podría ser el amor de su vida o no.
Una fantasía de las mentes de Charlie Kaufman (¡Olvídate de mí!, Cómo ser John Malkovich) y Duke Johnson (Beforel Orel: Trust, Mary Shelley’s Frankenhole).
Esta joya de la animación stop–motion pone de relieve el doblaje de Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan y David Thewlis, así como una banda sonora basada en instrumentos de viento de Carter Burwell. Un recorrido stop–motion por la noche oscura del alma de un hombre en clave de comedia oscura y surrealista.
La primera película animada dirigida por Charlie Kaufman y Duke Johnson nació como una obra de teatro en 2005, formando parte del intrépido proyecto teatral del compositor Carter Burwell en el Theater of a New Ear. Este reunió a los guionistas y directores ganadores de un premio Oscar® de la Academia de Hollywood Charlie Kaufman, Joel y Ethan Coenpara la representación de dos obras de ‘radioteatro’ en Nueva York, Londres y Los Ángeles.
Para estas representaciones, contó con una orquesta de cámara para el acompañamiento en vivo junto a los efectos de sala del artista de foley Marko Constanzo. «Hope Leaves the Theater», de Kaufman, con Hope Davis, Peter Dinklage y Meryl Streep, y «Sawbones», de los hermanos Coen, se desplegaron sobre un escenario vacío, y los actores leyeron sus líneas desde taburetes al estilo de las antiguas obras radiofónicas. En Los Ángeles, debido a cuestiones de agenda, la obra de los Coen fue reemplazada por «Anomalisa», escrita por Francis Fregoli, el pseudónimo de un famoso escritor que terminó por desvelarse que era Kaufman.
Anomalisa comenzó su transición a la gran pantalla después de que el guion teatral cayera en manos de Dino Stamatopoulos, cofundador de Starburns Industries Inc., y Dan Harmon, creador de «Community» de NBC; convirtiéndose en la primera película de animación de Kaufman y en la primera incursión de Starburns fuera de televisión.
Kaufman, que se niega a pronunciar palabra alguna sobre lo que tratan sus obras, prefiere que el público saque sus propias conclusiones y confiesa en broma que Anomalisa –en su versión animada– «dura una hora y media».
El equipo de Anomalisa se esforzó en todos los niveles de producción para lograr que el mundo de la historia pareciese real, con diseñadores centrados en detalles minuciosos de los personajes como los ojos relucientes, las facciones toscas, las manos gruesas y otras características realistas. «Queríamos que los cuerpos pareciesen reales», afirma Kaufman. «Las marionetas son muy pequeñas y requerían movimientos sumamente precisos por parte de los animadores para infundir vida a sus miradas. Nuestro objetivo fue hacer que los personajes parecieran conmovedores y expresivos».
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