James Wan es sinónimo de rentabilidad. Hace muchas películas por no demasiado dinero y al público le encantan. A lo mejor usted es como yo, y piensa que sus filmes, con un poco de pulido, serían mejores, pero no es un director malo y su éxito no molesta.
Generalmente, Wan estrena una o dos películas al año, pero sus problemas con el rodaje de la enésima secuela de A todo gas han dejado cierto hueco que llenar este año. Que no cunda el pánico: como «metadona», se estrena Annabelle, una suerte de spin off (¿Cómo se diría en español? ¿Esqueje?) de Expediente Warren, protagonizado por la horripilante muñeca que tenía un papel secundario, pero sonoro, en aquel film de Wan.
En esta ocasión, dirige el artesano John R. Leonetti, quien realiza un trabajo más clásico que a lo que nos tiene acostumbrados Wan. Aquí no hay cinco sustos por minuto, sino que se hace más hincapié en el suspense y en la cocción lenta de la tensión. Algo que hoy es un terrible pecado, y que precisamente por eso, ha provocado abucheos y pitidos entre la afición contemporánea.
El film, aunque correcto, tiene un desenlace demasiado precipitado y poco convincente, y, por otro lado, el aspecto de la muñeca Annabelle es demasiado grotesco como para resultar creíble. ¿Quién en su sano juicio (aparte de algún gótico) compraría semejante engendro?
Ese problema ya estaba presente en Expediente Warren, donde, además, se nos mostraba el aspecto de la «verdadera» muñeca (en teoría, la muñeca existe y ha protagonizado multitud de fenómenos paranormales). El auténtico juguete, en su sencillez, resulta más inquietante que este clon de Tiffany, la esposa de Chucky.
Hablando del buen Charles Lee Ray, Annabelle sorprende porque lo que uno espera ver es una actualización de Muñeco diabólico. Es más, comienza de una manera muy similar, pero enseguida cambia de tercio y se transforma en una suerte de homenaje al cine satánico de finales de los 60 y comienzos de los 70, aquel momento en el que América dejó de dejar la puerta de chalet abierta por miedo.
Un edificio de apartamentos, una protagonista llamada Mia y un mal inesperado rompen las expectativas del público respecto a lo que iba a ser Annabelle.
Eso no debería ser malo, pero está muy mal visto.
Sinopsis
Ya consiguió aterrorizar a los espectadores en Expediente Warren: The Conjuring, pero esta nueva entrega nos cuenta cómo empezó la historia Annabelle, su protagonista.
La muñeca real es capaz de desatar las maldades más aterradoras, y permanece guardada bajo llave en un museo de ocultismo de Connecticut, donde un cura la bendice dos veces al mes.
La historia de Annabelle, un thriller sobrenatural de la productora New Line Cinema, comienza mucho antes de que se libere el mal.
John Form ha encontrado el regalo perfecto para su esposa embarazada, Mia: una muñeca antigua ataviada con un reluciente vestido de boda; sin embargo, Mia no podrá disfrutar mucho de su regalo. Una noche aterradora, los miembros de una secta satánica invaden su hogar y atacan a la pareja. Además de sembrar el terror y derramar sangre a su paso, invocan a un ente maligno que provocará desgracias aún mayores y que ha poseído el cuerpo de… Annabelle.
Annabelle Wallis (X-Men: primera generación) y Ward Horton (El lobo de Wall Street) son los protagonistas de esta estremecedora historia. La nominada a los Oscar Alfre Woodard (Los mejores años de mi vida, 12 años de esclavitud) interpreta a Evelyn, la vecina, dueña de una librería. El resto del elenco está formado por Kerry O’Malley (de la serie de televisión Los que matan) y Brian Howe (Condenados) en el papel de los vecinos Sharon y Pete Higgins; Tony Amendola (de la serie Érase una vez) en el papel del Padre Perez; y Eric Ladin (de la serie Boardwalk Empire) en el papel del Detective Clarkin.
Los directores responsables del exitoso thriller sobrenatural Expediente Warren: The Conjuring (2013) vuelven a la carga con Annabelle. John R. Leonetti, quien ya se encargó de las labores de dirección de fotografía en Expediente Warren: The Conjuring, ha dirigido esta nueva entrega en la que James Wan (director de la original) y Peter Safran ejercen de productores.
Annabelle, la infame muñeca protagonista de los casos más importantes de los expertos en sucesos paranormales Ed y Lorraine Warren, debutó en la gran pantalla con Expediente Warren: The Conjuring, la exitosa película dirigida por James Wan. Incluso durante el rodaje de la primera, James Wan y el productor Peter Safran ya se planteaban la idea de que la maliciosa muñeca tuviera una película propia.
Wan, a quien siempre le ha fascinado el caso de Annabelle, nos cuenta: «Sabemos que es tan perversa que, aunque haya pasado tanto tiempo, sigue estando oculta, pero… ¿por qué la mantienen así?»
Safran añade: «¿Cómo es posible que algo tan dulce y encantador se convierta en algo maligno y destructor?»
Ambos insistieron en que fuera el director de fotografía John R. Leonetti quien dirigiera la película. En palabras de James Wan: «He tenido mucha suerte de que John estuviera a mi lado en este y muchos otros proyectos personales, y por eso John se planteó el proceso de dirección como una evolución natural. Tenía todo lo necesario para dar vida a la película, pues su estilo visual encajaba con el proyecto y la historia le apasiona; además conectaba con el reparto y el resto del equipo a la perfección; nos sentimos muy afortunados de que haya formado parte de esta aventura».
Se dice que alguien compró la muñeca original en los años 70 en una tienda de segunda mano para regalársela a una estudiante. La muñeca atormentaba a su dueño, pues supuestamente se movía por sí sola, escribía notas en papel, mentía sobre su identidad, arañaba a las personas y además, es responsable de, al menos, una muerte. Actualmente, Annabelle se encuentra guardada en una caja de cristal en el Museo del Ocultismo de los Warren en Connecticut, con un signo de advertencia que dice «Peligro: No abrir bajo ninguna circunstancia».
Para Wan, el proceso diseño de la muñeca para Expediente Warren: The Conjuring fue muy minucioso. «Era imprescindible que tuviera un aspecto casi humano. Creo que la sensación que transmite su aspecto es uno de los factores psicológicos más importantes de la película, pues cuando la ves apoyada en una butaca o en un rincón de la habitación, tienes que fijarte muy bien para darte cuenta de que no es una persona, sino una muñeca».
Para esta segunda entrega, el mismo artista de Carolina del Norte que creó el molde de la muñeca original de Expediente Warren: The Conjuring hizo dos versiones adicionales de Annabelle muy diferentes. La primera tenía un aspecto flamante, puro e inocente, y es la que el público puede apreciar al principio, cuando John se la regala a Mia. La segunda, algo más desgastada, se utilizó para las escenas sobrenaturales: el tono de su piel oscurecía a medida que el demonio se apoderaba cada vez más de ella, y sus ojos reflejaban oscuridad y posesión.
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