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Crítica 65

Crítica: ’65’ (2023)

Si hemos de fiarnos de las encuestas sobre los gustos del aficionado medio, los dinosaurios son un factor positivo, y yo diría que ganador en cualquier largometraje. Mostrar reptiles gigantes y convertirlos en pesadillas: este es el método infalible para que cualquier aventura prehistórica se las apañe para atraparnos en la butaca. Si a eso le añadimos un guion mínimamente hilvanado, sentido de la maravilla y unos héroes diseñados a la medida, lo realmente difícil es que esa película no conquiste nuestro interés, y ya puestos, nuestro corazón.

En principio, 65 cumple, punto por punto, con todas las recomendaciones del subgénero. Tiene un héroe creíble y también torturado por los recuerdos, el piloto de transporte intergaláctico Mills (Adam Driver), un escenario sugerente (nuestro planeta en la época en que la pirámide alimentaria estaba coronada por los tiranosaurios) y una niña misteriosa que sirve de motor dramático al film, Koa (Ariana Greenblatt).

Además, dispone de unos efectos visuales bastante resultones y cuenta con unas excelentes interpretaciones por parte de los dos protagonistas. Por todo ello, uno se pregunta qué hubiera hecho falta en la química de 65 para convertirla en una gran película.

A pesar de disponer de lo necesario para conseguir una poderosa cinta de género, el resultado se ve menoscabado por cierta arritmia en el montaje y por algún tramo deslavazado y confuso. Lo que empieza siendo una peripecia prometedora, va perdiendo fuelle en el segundo acto. No es, por supuesto, una mala producción, pero a estas alturas, el público es inmisericorde con este tipo de problemas, a no ser que el film caiga en gracia por alguna razón ajena a su calidad.

En el balance positivo de 65 hay que destacar algunos momentos de melodrama familiar que realmente conmueven, y por supuesto, las esperables escenas en las que depredadores hambrientos dan caza a los personajes.

Resulta inevitable recordar en este punto que los directores del film, Scott Beck y Bryan Woods, son los guionistas de Un lugar tranquilo (2018), una producción que, al menos en espíritu, tiene algún que otro punto en común con 65.

Sinopsis

Después de un catastrófico accidente en un planeta desconocido, el piloto Mills (Adam Driver) descubre rápidamente que en realidad está varado en la Tierra… hace 65 millones de años. Ahora, con sólo una oportunidad de rescate, Mills y la otra única superviviente, Koa (Ariana Greenblatt), deberán abrirse camino a través del desconocido territorio plagado con peligrosas criaturas prehistóricas en una épica lucha por sobrevivir.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Columbia Pictures, Beck Woods, Raimi Productions, Sony Pictures Entertainment. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.