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«Conan el Bárbaro» (1982-1983), de Bruce Jones, John Buscema y Ernie Chan

Hubo y habrá más dibujantes en el paso de Conan por los cómics, pero no creo que puedan contarse con los dedos de una mano los que igualen a John Buscema. Si además Buscema viene acompañado por otro artista soberano, Ernie Chan, y añadimos a la ecuación los guiones de Bruce Jones, creo que ya sobran los argumentos para elogiar aquel recopilatorio, La marca de la muerte y otras historias, publicado en 2012 por Planeta.

A comienzos de los ochenta, tebeos como los reunidos en este volumen provocaron cierta controversia. Hoy podemos recomendarlos sin reservas, elogiando su encanto pulp y el aire casi juvenil en sus tramas, pero en aquellos días el viento soplaba en otra dirección. Para poner en contexto esa polémica, conviene tener en cuenta que Bruce Jones llegó a la serie para sustituir a Roy Thomas, acaso el autor que mejor ha comprendido las cualidades y honduras de la creación literaria de Robert E. Howard.

Muchos acusaron a Jones por no haber entendido las características que distinguen a Conan de otros aventureros: esa oscuridad en su mirada, su fatalismo, su instinto de lobo solitario… De hecho, hay quien dice que el guionista sustituyó la espada y brujería por algo más parecido al pan y mantequilla. Esto es, una fantasía acomodaticia, bastante menos desaforada que la de Thomas, y por supuesto, lejos de su avatar literario: un bárbaro que viene a ser, en palabras de Fernando Savater, un exterminador de monstruos y de mestizajes abominables, con su hacha de combate en alquiler, convencido de que «no hay pueblo ni castillo que no vivan de un modo u otro asediados por un dragón».

Por consiguiente, es preferible leer estos relatos (Conan el Bárbaro nº 131-134, 136-144, 147-149, publicados entre 1982 y 1983) sin caer en la intransigencia de los puristas. Es decir, sin preguntarse cosas como la siguiente: ¿Respeta Jones los detalles y presta atención a la continuidad de la saga? Como decía, mejor no pensar en ello, y librarse de dudas que no conducen a ningún sitio.

Frente a las suspicacias de los partidarios de Thomas, el bueno de Jones consiguió que el cimmerio se amoldase a los gustos de la época. En este sentido, los suyos son unos interesantes relatos de fantasía seudomedieval, y uno puede disfrutarlos sin problemas, con la certeza de que también resumen el espíritu de los ochenta.

Por lo demás, antes de invocar el nombre de Roy Thomas para criticar a Bruce Jones, también vale la pena recordar que el primero, pese a sus grandísimos méritos, también fue un autor irregular, y que su carrera empezó a ir cuesta abajo cuando dejó de poner toda el alma en sus creaciones.

Sinopsis

En un mundo fantástico lleno de magos pérfidos y peligrosos, un hombre compite en cuerpo, sangre y acero y se arma de valor contra la interminable oleada de enemigos reales y sobrenaturales que intentan destruirlo. ¡Hablamos de Conan!

Tanto si va paso a paso en bestias de carga como enfrentado a barcos de piratas y filibusteros; Conan lucha como nadie sabe hacerlo.

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Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Dark Horse. Cortesía de Planeta DeAgostini. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.