El Nuevo Universo DC (llamado The New 52, porque fueron renovadas 52 series de la editorial entre 2011 y 2016) nos trajo de vuelta a Catwoman, antiheroína por excelencia de Gotham City y uno de los más populares iconos de los cómics DC.
Desde su aparición en el primer número de Batman (en 1940), Catwoman ha sufrido todo tipo de cambios de bando, aspecto y hasta raza, pero siempre ha destacado por combinar belleza y sensualidad con un fuerte carácter, características tradicionalmente atribuidas tanto a la las féminas como a los felinos.
Como sucedió con Batman y su entorno, Catwoman casi no experimentó variaciones en este nuevo universo, y siguió siendo la ladrona de guante blanco y garras afiladas de siempre, moviéndose en el lado equivocado de la Justicia pero luchando contra el mal a su manera, por puro amor a la emoción, más que por el dinero o por altos ideales.
Sin ser una obra especialmente profunda, este cómic de 2011 resulta altamente entretenido gracias al temperamento vivaracho con el que el guionista Judd Winick caracterizó a Catwoman y a sus aventuras, y, también importante, por la voluptuosidad y dinamismo que derrochan los pinceles del dibujante mallorquín Guillem March.
Hay quien criticó a esta historieta de sexista por deleitarse en las curvas y las poses sensuales de la protagonista, quien comienza el cómic en ropa interior. Es cierto que hay un componente de explotación, pero también hay que tener en cuenta que se trata de Catwoman, un símbolo erótico reconocido incluso por los no aficionados a los tebeos. Hablamos de un personaje que no reprime su feminidad porque a ningún hombre sensato ni con cariño por su pellejo se le ocurriría tratarla como a una mujer objeto.
Eliminar el factor erótico (siempre soft, claro está) de Catwoman resultaría una traición al personaje y una decisión cercana al talibanismo bienpensante.
Por fortuna, los autores no cedieron ante la censura, pero los momentos “picantes” (para todos los públicos, volvemos a recordar) del cómic sirven para hacer hincapié en la fuerte personalidad e impulsividad Catwoman, incluyendo un tórrido momento en el que el lector vuelve a asistir al eterno y problemático affaire de “lujuria y azoteas” entre la gata y el murciélago.
Los primeros seis números de la serie USA (noviembre de 2011-abril de 2012) estaban repletos de aventuras, acción, humor y unas gotitas de drama. Catwoman se enfrenta a mafiosos, policías corruptos y demás mala gente a la que suele enfadar por sus aficiones cleptómanas, entre ellas el peculiar hampón Hueso (dotado de una dura piel ósea) o una mercenaria metahumana llamada Distancia.
Por supuesto, Batman hace su aparición de vez en cuando, ya sea para retozar con la ladrona o para sermonearla, pero no es coprotagonista como tal, sino que la historia gira íntegramente en torno a Catwoman.
Cómic de carácter juvenil, pensado para un lector que disfrutaba del mundo de Batman, pero que quería olvidarse un rato de psicodramas tortuosos, esta “nueva” Catwoman fue un perfecto ejemplo de entretenimiento bien hecho, sin ambiciones de transcendencia.
Nos hallamos ante una obra que logra dotar de peso, carácter e independencia al personaje, quien demuestra que es capaz de apañárselas estupendamente por su cuenta sin necesidad de ejercer de comparsa del Cruzado Enmascarado.
Sinopsis
En el Nuevo Universo DC no todo es como antes: héroes y villanos han seguido caminos semejantes a los de antaño, pero pocas veces coincidentes. Como muchos otros, Selina Kyle, Catwoman, empieza hoy una nueva vida…
«Selina Kyle –escribe Sergio Robla– tuvo una dura infancia en Gotham, en la que tuvo que soportar los malos tratos de un padre alcohólico hasta que huyó de casa. Siguió luchando, pero se vio obligada a ser siempre la esclava de alguien, a estar sometida como lo estaba con su padre, y a ejercer la prostitución. Con la ayuda de Ted Grant, el héroe callejero Wildcat de la Sociedad de la Justicia de América, aprendió a luchar y, lo que es más importante, a valorarse a sí misma. Habiendo ganado en confianza, e inspirada por la aparición de Batman en Gotham, decidió adoptar también una identidad enmascarada. Así, Selina se convirtió en Catwoman, la ladrona de guante blanco que no desprecia el uso del látigo cuando es necesario».
«Para sorpresa de todos –añade Robla–, Selina terminó cruzando la línea y se convirtió en la protectora del East End de Gotham. Esto propició que su relación con el héroe diese un paso adelante y él le desvelase su identidad secreta. Finalmente las dudas de Batman hicieron que se separaran, pero siempre han mantenido cierto grado de confianza el uno en el otro. Tras los sucesos de Crisis de Identidad [junio-diciembre de 2004] descubrimos que, años atrás, la Liga de la Justicia utilizó los poderes mágicos de Zatanna para reformar las mentes de muchos criminales, entre ellos Selina, motivo por el cual pasó de villana a heroína».
«Recientemente –concluye– Bruce Wayne la había reclutado para Batman Inc., su ejército particular para una lucha a escala global contra la organización terrorista Leviatán, y estaba demostrando ser de gran valía cuando Flash alteró la historia del Universo DC. Nuestra línea temporal ha sido reescrita, y ya no podemos dar por seguro nada de lo que sabíamos. La Sociedad de la Justicia no forma parte del pasado de este Nuevo Universo DC, así que Ted Grant no estuvo ahí para ayudar a Selina».
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