Comienza la sesión con una del espacio –Batalla más allá de las estrellas (The Green Slime), de Kenji Fukasaku– que tiene toda la pinta de japonesa, pero en la que no se ve ojo rasgado alguno. Es coproducción con los yanquis, con actores occidentales (Robert Horton, Luciana Paluzzi, Richard Jaeckel, Bud Widom… ) sumergidos en un ambiente de tuberías de colores, lucecitas y preciosas maquetas, signo distintivo de la maravillosa ciencia ficción nipona de los sesenta. Un canto a la artificialidad y el cine de juguete tan grato a los habitantes del País del Sol Naciente. Puro pop.
Entre galanes rubios y fuertes, muchachas doctoras de espléndidas formas, minifaldas con medias de colorines y hasta algún que otro guateque sideral, se nos cuenta el ataque que unos entes extraterrestres desencadenan contra una estación orbital. Magníficas masas verdosas que se reproducen como amebas y agitan sus tentáculos bajo una piel llena de verrugas y un solo ojo grande y colorado.
Imagen superior: Adoro esas masas gelatinosas y voraces tan amigas de la antropofagia y el pop de colorines de los años sesenta.
Una fantasía inocente
Visualmente muy hermosa, con un argumento algo tontorrón, como es costumbre en esta SF de rayos láser y pistolas atómicas; el ritmo es el adecuado, el preciso para que personajes sin entidad alguna combatan a las Gigantescas Babas Verdes, verdaderas estrellas del filme y quienes justifican su existencia.
Ciencia ficción de la que gusta por esta casa, mucho más cercana al sentido de lo maravilloso de Irwin Allen que a las trascendencias y mensajes a lo Kubrick. Y es que ese mismo 1968 se estrenaron 2001: una odisea en el espacio y El planeta de los simios, en las antípodas de esta película sencilla e ingenua, canto de cisne de unas fantasías demasiado inocentes para los tiempos que habían de venir.
Sinopsis
Un asteroide gigante se dirige hacia la Tierra, por lo que algunos astronautas desembarcan de una estación espacial cercana para hacerlo estallar. La misión es un éxito y regresan a la estación trayendo sin saberlo una sustancia pegajosa de color verde que muta en monstruos con tentáculos y un solo ojo que se alimentan de electricidad.
Copyright de la sinopsis © Mubi. Reservados todos los derechos.
Copyright del artículo © Pedro Porcel. Tras publicarlo previamente en El Desván del Abuelito, lo edito ahora en este nuevo desván de la revista Cualia. Reservados todos los derechos.