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«Arquitecturas Rayanas» (2011): Acetre y los nuevos horizontes de la música tradicional

Desde la publicación de Canto de gamusinos (Promusica, 1999) ‒sin duda, el álbum que marcó su madurez artística‒, Acetre se ha distinguido como uno de los grupos más refinados y exportables dentro del panorama folk español.

La edición de su octavo disco, Arquitecturas Rayanas (Nuba Records / Karonte 2011), vino a confirmar este inteligente acercamiento a las músicas de raíz, enriquecida con un espléndido trabajo vocal, y con la cálida y virtuosa presencia de los instrumentistas de la banda: violín, flauta, guitarras, acordeón, mandolina y percusiones.

Creado en 1976, este grupo de Olivenza sublima de una forma excepcional la tradición del folclore extremeño y portugués. Este punto de encuentro entre dos legados tan próximos, acaba dotando a cada uno de sus temas de una singularidad que ya es marca de la casa. Esta es, además, la filosofía creativa que define el guitarrista y director musical, José Tomás Sousa, «Joseto», cuya labor en Arquitecturas Rayanas y en el resto de los álbumes de Acetre es bien conocida por los amantes de la música tradicional de nuestro país.

Si hay algo que define a la banda es, justamente, esta actualización de un cancionero bilingüe, arraigado a ambos lados de la frontera. «Lo importante ‒dice Joseto, entrevistado por Isabel Rosa Benítez‒ es que esas canciones no pierdan su esencia, que mantengan su sustrato original. Cuando uno va a un pueblo pequeño se da cuenta de que todos sus habitantes se ven muy guardianes de sus tradiciones (…). Uno se siente como un ladrón que va a robarles algo. Darle vigencia a esa música tradicional es lo que hace que la gente siga recordándola, que siga participando de esa cultura (…) El acetre era una especie de vasija de barro para sacar agua de los pozos. Pues bien, al igual que el acetre saca el agua de los pozos, nosotros sacamos la tradición de la gente, sacamos canciones antiguas a partir de la gente mayor».

Arquitecturas Rayanas fue uno de los grandes alicientes en 2011. Se trata de un álbum lleno de temas maravillosos, tremendamente optimistas, que despiertan esa grandísima simpatía que ya generaron anteriores lanzamientos de Acetre.

La biculturalidad de la banda vuelve a revelarse en temas de raíz portuguesa, como el “Fado das aldeias”, «As Pontes» o los “Amores de Mariana”.

Lo mismo cabe decir sobre “Ataecina en el Trampal”, una pieza donde suenan el laúd árabe de Amin Tailassane y el santur de Juanma Rubio, y que nos remite a las inscripciones latinas de Santa Lucía del Trampal, en Alcuéscar, Cáceres, y en particular, al culto de Ataecina, la diosa más conocida del panteón lusitano.

«Las composiciones ‒escribe en la introducción del disco Jesús Sánchez Adalid‒ son aquí un verdadero tejido envolvente, dulce y enigmático; exponen una musicalidad de temporalidad media y subiendo, hasta ser a veces casi bailable, y con carácter intimista pero envolvente, nos regalan plegarias hipnóticas y paisajes contemplativos. Mezclando los aires populares, las voces, los ritmos e instrumentos autóctonos y, procesando todo en una pulida técnica, conjugan, sin ser extravagantes, lo antiguo y lo moderno, en un sonido orgánico rico en timbres y texturas».

Hay canciones donde las chicas de Acetre  brillan de una forma absoluta, como la «Alborada de Ahigal, “El mercader de Zafra” y “La Casa de Mosés”. Esos coros ‒madre mía‒ nos traen a la memoria otros magníficos temas del grupo, como «La rueda de la fortuna», incluido en el álbum Dehesario (Galileo MC, 2007), o los «Auroros de Zarzacapìlla», que sonaron en Barrunto (Galileo MC, 2003) y que reelaboran las canciones que cantan los cofrades de Nuestra Señora de la Aurora, de Zarza Capilla, en Badajoz.

Este artículo amplía una transcripción de mi programa radiofónico «Orient Express», emitido por Radio Círculo © Gernot Dudda. Reservados todos los derechos.

Gernot Dudda

Gernot Dudda inició su trayectoria periodística en la revista "El Gran Musical", y posteriormente ha escrito en medios como "Sur Exprés", "Rockdelux", "Primera Línea", "La Luna", "Popular 1", "Boogie", "Un Año de Rock", "Zona de Obras", "Batonga!", "World 1 Music" y "Efe Eme".
Fue colaborador de "El Mundo", y entre 1991 y 1999, redactor musical de Canal +. Asimismo, ejerció como periodista y crítico musical en Radio Popular FM (1986-1992) y en Radio Círculo, la emisora del Círculo de Bellas Artes. A lo largo de doce años, dirigió y presentó el programa "Orient Express".