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«A lo lejos», de Hernán Díaz

Vaya por delante que para muchos lectores de mi generación ‒alevines de la quinta del bolsilibro y del cine de aventuras‒, la gran epopeya del western es un emblema generacional. De ahí que no me sorprenda la actual recuperación de grandes escritores del género, como Larry McMurtry, Karl May, Oakley Hall, Bernard DeVoto Alan Le May, Cormac McCarthy, Vardis Fisher o Dorothy M. Johnson. Exhumar esas obras literarias contribuye a confirmar viejas pasiones, y de paso, abre las puertas ‒así lo deseo‒ a una nueva generación de amantes del western.

Aunque a este lado del Atlántico parezca un asunto nostálgico, el Oeste literario nunca ha perdido vigencia en Estados Unidos. España, en cambio, es un país ingrato con este patrimonio popular, y aún está por ver que a alguien se le ocurra reeditar como es debido a un titán como José Mallorquí. Y ojo, que no los digo únicamente por sus personajes ‒el Coyote, Tres hombres buenos…‒, sino por su vigor narrativo, excepcional en todos los sentidos.

Teniendo todo esto en mente, he disfrutado a lo grande con la lectura de A lo lejos. No sólo es una novela robusta, muy bien armada. Además, su autor, Hernán Díaz, domina la topografía del género y le saca partido con gran inteligencia.

El protagonista de A lo lejos, Håkan Söderström, es mucho más que un inmigrante, un superviviente y un proscrito. En realidad, su peripecia vital, siempre en busca de un objetivo imposible, viene a ser la perfecta descripción del western. Es decir: la pasión por una vida si ataduras, y el irrefrenable deseo de defenderla en un territorio hostil, que conduce de forma inexorable al aislamiento.

Analfabeto, pobre, desorientado, sin el más mínimo conocimiento del inglés, Håkan recorre peligrosamente América, y en cierto modo, también descubre la mitología de ese país. Su vida no es un camino de perfección, sino una lucha contra el tiempo y contra las trampas que el destino pone en su camino. No tiene un código quijotesco, ni está tocado por la gracia. Danzando sobre el filo, Håkan se limita ‒ya lo dije‒ a sobrevivir. Lo mismo que esos personajes tan pintorescos que van cruzándose con él.

Otro misterio en el que nos hunde Håkan es la naturaleza. Siempre hostil. Evocadora y metafísica. Compartida más allá y más acá por otras figuras que tratan de adaptarse a ese escenario de soledad, donde cada paso en falso puede ser el último.

A lo largo del libro, el protagonista va creciendo ante nuestros ojos. Al principio, solo parece un viejo bárbaro, capaz de nadar en aguas heladas. Luego descubrimos su juventud, narrada del modo en que se cuentan las leyendas: con brío, con añoranza y con sobriedad.

Sin duda, Díaz conoce la realidad norteamericana del XIX. Sabe explorar en sus márgenes, y sobre todo, describe impecablemente un microcosmos violento, en el que conviven tramperos, veteranos, pioneros, maleantes, pistoleros, indígenas, buscadores de oro y profesionales del delirio. En definitiva, un mundo aparte, condensado en una novela excepcional.

Sinopsis

Traducción de Jon Bilbao

Una novela llamada a reinventar un género. Un western atmosférico en el que cantinas, vagones mineros, indios y buscadores de oro conviven en místicos espacios silenciosos que nos traen a la memoria a Cormac McCarthy y las aventuras del trampero Jeremiah Johnson.

Håkan Söderström, conocido como «el Halcón», un joven inmigrante sueco que llega a California en plena Fiebre del Oro, emprende una peregrinación imposible en dirección a Nueva York, sin hablar el idioma, en busca de su hermano Linus, a quien perdió cuando embarcaron en Europa. En su extraño viaje, Håkan se topará con un buscador de oro irlandés demente y con una mujer sin dientes que lo viste con un abrigo de terciopelo y zapatos con hebilla. Conocerá a un naturalista visionario y se hará con un caballo llamado Pingo. Será perseguido por un sheriff sádico y por un par de soldados depredadores de la guerra civil. Atrapará animales y buscará comida en el desierto, y finalmente se convertirá en un proscrito. Acabará retirándose a las montañas para subsistir durante años como trampero, en medio de la naturaleza indómita, sin ver a nadie ni hablar, en una suerte de destrucción planeada que es, al mismo tiempo, un renacimiento. Pero su mito crecerá y sus supuestas hazañas lo convertirán en una leyenda.

Hernán Díaz nació en Buenos Aires en 1973 y, en la actualidad, trabaja en la Universidad de Columbia.

Es el autor del estudio de teoría literaria Borges, entre la historia y la eternidad (2012) y es el editor de una revista académica dentro del Hispanic Institute de la propia universidad. Sus cuentos y ensayos han aparecido en medios como The New York Times, Playboy, Granta o The Paris Review. Su primera novela, A lo lejos (2018; Impedimenta, 2020) fue galardonada con el Saroyan International Prize, el Cabell Award, el Prix Page America y el New American Voices Award, entre otros, además de ser incluida entre los mejores diez libros del año según el Publishers Weekly. La obra también resultó finalista del Premio PEN/Faulkner a la mejor ficción y del Premio Pulitzer de 2018 por «su rechazo de las convenciones del género de la novela histórica, su análisis de los estereotipos que pueblan nuestro pasado y su retrato de la alteridad extrema». Vive en Nueva York.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Impedimenta. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.