Si alguien va a ver El ilusionista, lo hará principalmente por el reparto, liderado por dos magníficos intérpretes y por una de las actrices más atractivas del panorama actual. El cartel no miente, y realmente en la película aparecen esos actores, así que en ese aspecto el film no decepcionará.
Es más, Edward Norton y Paul Giamatti desarrollan sus respectivos y obsesivos papeles con la efectividad esperada, con el respaldo de Jessica Biel, quien ejerce su habitual encanto. El bueno de Rufus Sewell también aparece como malo malísimo, quizá demasiado caricaturesco como para cogerle manía.
Amén de la «ficha artística», la película plantea una intrigante historia en la que la ambientación cumple un papel muy importante: esa Viena de 1900 aún no especialmente decadente, una época en la que la psicología, la parapsicología y la verdadera ciencia estaban más mezcladas que en la actualidad, lo que propiciaba una extraordinaria popularidad de los mentalistas y prestidigitadores. Como suele pasar con más frecuencia de lo esperable, El ilusionista ha coincidido en el tiempo con otro film sobre magos enmarcado en la misma época, El prestigio.
Sin comparar ambas obras, cabe destacar la buena factura de un film de presupuesto moderado, desde la puntillosa labor de dirección artística a la melancólica y somnolienta fotografía de Dick Pope, sin obviar la banda sonora de Phillip Glass, un tipo tan prolífico como infalible.
Con tan impecables ingredientes y un arranque y desarrollo sin mácula, la chapucera resolución de El ilusionista desilusiona al más pintado. No se debería juzgar a las películas por su final, lo sabemos, pero el apresurado desenlace de la cinta echa por los suelos su arquitectura como si todo se tratara de un castillo de naipes. De naipes de mago.
Ya sabemos que los ilusionistas son profesionales del engaño, pero es que la película se queda en puro truco de Magia Borrás. Quizá la moraleja sea que es mejor no conocer el truco y dejarse llevar por la ilusión. Lo que no sabemos es si la moraleja va destinada al espectador o a los creadores de la película.
Sinopsis
Cuando Eisenheim (Edward Norton) comienza a actuar con su asombroso espectáculo de ilusionista en Viena, pronto corre la voz sobre sus poderes sobrenaturales… llegando a oídos de uno de los hombres más poderosos y pragmáticos de Europa, el príncipe heredero Leopold (Rufus Sewell).
Convencido de que el mago no es más que un experto impostor, Leopold asiste a uno de los espectáculos de Eisenheim. Pero cuando la bella prometida del príncipe, Sophie von Teschen (Jessica Biel), aparece, Eisenheim y Sophie se reconocen de la infancia y un amor latente revive. Con Eisenheim y Leopold luchando por el afecto de Sophie, pronto se hará evidente que ambos están dispuestos a no poner límites para reivindicar y mantener su amor. La relación clandestina continúa y el inspector de policía Uhl (Paul Giamatti) tiene como misión, por órdenes de Leopold, desenmascarar a Eisenheim, por lo que intensifica sus esfuerzos a pesar de que el mago sigue cosechando grandes éxitos entre su público. Mientras que Uhl insiste tenazmente en descubrir los trucos de este hombre, Eisenheim prepara su número más ambicioso.
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