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Conan Doyle. Narrativa histórica

¿Por qué nos atraen tanto las obras de Arthur Conan Doyle? Está claro que nos gustan, eso ya lo sabemos, pero ¿por qué lo hacen con tanto énfasis? En otras palabras: ¿qué detalle las convierte en libros de culto?

Habrá quien me diga que ese hechizo se debe a un personaje inmortal, Sherlock Holmes, tan carismático que llegó a eclipsar a su creador. En el fondo, no me sorprende que escribiera un relato, «El problema final» (1893), con el único propósito de acabar de una vez por todas con la vida del detective.

Hay crímenes literarios que, como los malos chistes, requieren una explicación. En este caso, Arthur Conan Doyle detestaba a Sherlock por su acogida popular, muy superior ‒infinitamente superior‒ a la que había merecido el resto de sus creaciones. Sin ir más lejos, las dos novelas incluidas en el volumen que hoy nos ocupa: La Compañía Blanca (1891) y Sir Nigel (1906).

Ambas fueron trasladadas a nuestro idioma por el traductor más frecuente y certero de Conan Doyle, el escritor y ensayista navarro Amando Lázaro Ros (1886-1962), cuya versión recupera, con los ajustes pertinentes, esta edición de Almuzara.

El propio Lázaro Ros, en el prólogo al tomo que publicó Aguilar en 1960 con las obras históricas de Conan Doyle, subrayaba que estas dos novelas y la serie de Cuentos de tiempos antiguos ‒asimismo incluidos en esta antología que hoy les recomiendo‒ «eran, para el gusto de sir Arthur Conan Doyle, lo mejor que había salido de su pluma».

¿Fue este orgullo lo que motivó la desaparición de Holmes en las cataratas de Reichenbach? Pónganse en el lugar del escritor: en la actualidad nos resultan fascinantes las aventuras medievales del joven Alleyne Edricson, criado en una abadía, el divertido y corpulento John de Hordle y el veterano arquero Samkin Aylward. Pero en la fecha en que se publicó La Compañía Blanca, el público lector ya no apreciaba tanto el romanticismo a lo Walter Scott, y como recuerda Lázaro Ros, tampoco reparó en otros «elementos de no pequeña importancia, que situaban a sus novelas dentro del campo de la historia realista, con muy ligeros contactos con la historia romántica de los novelistas ingleses que le habían precedido».

La bibliografía que reunió el novelista para escribir La Compañía Blanca sólo es comparable con la que dedicó a la preparación de Sir Nigel, otra aventura ambientada durante la Guerra de los Cien Años, centrada esta vez en la juventud de una figura que en la primera novela es ya un veterano, si Nigel Loring, de Christchurch, «una especie de Don Quijote ‒vuelvo a citar a Lázaro Ros (1960)‒ al que el autor mismo toma en serio, cosa que al lector le cuesta un poco más de trabajo».

Para Arthur Conan Doyle, escribe John Dickson Carr en La vida de Sir Arthur Conan Doyle (1949), Sir Nigel «era mucho más que su nueva novela. Era el libro. El libro de sus ensueños. Era su argumentación para que dejaran de considerarlo tontamente como el creador de Sherlock Holmes ante todo, y para establecer su verdadera posición como escritor».

En suma, ya ven que leer esta antología de la narrativa histórica de Arthur Conan Doyle no sólo es un placer. También es la clave que explica su deseo de matar a Sherlock.

Gracias a esta nueva edición, al cuidado de Victoria León, el lector actual tendrá la ocasión de comprobar hasta qué punto Sir Arthur quería medirse con la eternidad, guiándonos hasta un mundo colorista y peligroso, en el que se alzan, con orgullo, los estandartes de la antigua caballería.

Sinopsis

La figura de Arthur Conan Doyle ha quedado inscrita en el imaginario colectivo como el insigne creador del mítico Sherlock Holmes (y de su no menos mítico ayudante, el Dr. Watson). Sin embargo, la obra de Conan Doyle es pródiga asimismo en logros muy notables que trascienden de la narrativa protagonizada por el metódico detective afincado en Baker Street. Ejemplo de ello es la vertiente del género histórico que alberga su obra, donde Conan Doyle hace gala de su talento para transportar al lector a escenarios insólitos, singularmente atractivos, al tiempo que para manejar los hilos de la trama con envidiable pericia.

Esas virtudes se ponen de manifiesto en las novelas y cuentos que tienen cabida en el presente volumen. El conocimiento de dichas obras por el lector de habla hispana se ve harto limitado por encontrarse en estos momentos fuera del circuito comercial de librerías, lo que contribuye, lamentablemente, al reduccionismo al que antes aludíamos de considerar a Conan Doyle como, a secas, “el padre de Sherlock Holmes”.

Con edición de Victoria LeónLa Compañía Blanca (1891) y Sir Nigel (1906), dos novelas excelentes, así como una selección de cuentos (Cuentos de tiempos antiguos), todo ello en la rigurosa traducción de Amando Lázaro Ros, uno de nuestros más grandes y avezados traductores del inglés, conforman la presente entrega de la colección Biblioteca de Literatura Universal (BLU), dedicada a un escritor de fuste que merece un conocimiento más completo y exhaustivo del que, en la actualidad, disfruta.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.