Esta violenta tragedia de personajes ambientada en las desnudas e invernales montañas canadienses llega con retraso a nuestras pantallas. La huida (Deadfall) se rodó en 2012 y su edición videográfica ya discurre por algunos países, aunque tengamos ahora la magnífica oportunidad de verla en cines españoles.
Por decirlo de una forma que el cinéfilo pata negra pueda entender, echemos en el vaso mezclador Un plan sencillo, de Sam Raimi, Fargo, de los Coen, Nightfall, de Jacques Tourneur, y Un mundo perfecto, de Clint Eastwood, y obtendremos una película subyugante, que engancha al espectador desde su primera secuencia (en la línea de otras obras que empiezan en el interior de un coche, en la huida tras un atraco como Reservoir Dogs y Sangre Fácil), y que reclama espacio propio en una cierta tendencia del cine americano para recuperar el género negro con cánones más o menos clásicos, en la que (por seguir con el juego de las referencias) encontraríamos también El hombre que nunca estuvo allí (siempre los Coen), El demonio bajo la piel, de Michael Winterbottom, Lawless, de John Hillcoat, o Drive, de Nicholas Winding Refhn. De todas las reseñas que nos ha rememorado ésta muy notable Deadfall, el clásico de Tourneur podría ser el más aproximado en cuanto a tempo narrativo, atmósfera desasosegante y dibujo de personajes.
Una voz en off, la de Eric Bana, comienza preguntándose cómo será el hogar ideal. En efecto, varias historias discurren en paralelo, varias experiencias vitales con propósitos de un futuro mejor (aunque sea transgrediendo la ley) se desarrollan hasta el límite para confluir en una catarsis final con un escenario y en una fecha muy especiales: la casa familiar de los Mills, en las montañas canadienses, en la cena del día de Acción de Gracias, tan especial para los norteamericanos que se reúnen en torno a un pavo para contarse las historias personales del último año y perdonarse los pecados.
El atracador Addison, que ha asesinado sin miramientos a todo el que se ha interpuesto en su huida con el dinero de su botín; su hermana pequeña Liza, que tratará de sobrevivir en la nieve y el hielo vestida con un escueto traje corto con hombreras; Jay, el exconvicto al que la anterior unirá su destino en una huida primero romántica (Los amantes de la noche, Gun Crazy) y luego desesperada; un joven que ha matado accidentalmente a su antiguo entrenador de boxeo al tratar de rendir cuentas con su tortuoso pasado; los padres de Jay, Chet y June, exmarshall el primero y abnegada madre sufriente la segunda; y la joven agente de policía local Hanna, que trata de ganarse el favor de su despreciativo padre que no es otro que el sheriff Marshall T. Becker.
Todos ellos tienen sus tragedias individuales que se saldan en una tragedia griega colectiva a la que le falta un empuje final para hacer algo más redonda la seca, impactante, demoledora historia que Stefan Ruzowitzky y su guionista Zach Deannos plantean en imágenes.
El director, también autor de libretos de sus propias películas como en Los falsificadores, plantea una mezcla de géneros con apariencia de thriller, pero más cercano al noir tradicional y al western moderno sobre la nieve.
De lo que no cabe duda es de la factura de serie B que tiene Deadfall, que supera con creces las pretensiones artísticas con que parece haberse diseñado: es una película modesta en su planteamiento, pero ambiciosa en su recorrido temático y narrativo. Con grandes actores (Bana, Charlie Hunnam y Olivia Wilde notables; Kris Kristofferson y Sissy Spaceksobresalientes; Treat Williams y Kate Mara desnortados dentro de la relación peor planteada y resuelta del film) y con extraordinarios guión y diálogos.
Sinopsis
Los hermanos Addison (Eric Bana) y Liza (Olivia Wilde) se han dado a la fuga tras un golpe fallido en un casino. Pero, tras sufrir un accidente de coche, dejando tras de sí al conductor y a un agente de policía muertos, deciden separarse para llegar hasta la frontera canadiense en medio de una terrible tormenta de nieve.
Mientras Addison emprende el camino campo a través, sembrando el caos a su paso, Liza es recogida por un ex-boxeador, Jay (Charlie Hunnam), que se dirige a celebrar la fiesta de Acción de Gracias a casa de sus padres, June (Sissy Spacek) y el sheriff jubilado Chet (Kris Kristofferson). Allí es donde los hermanos se reúnen, en una brusca y tensa confrontación que pondrá a prueba los vínculos de sangre.
Según el guionista Zach Dean, el plan inicial para este guión era escribir algo tradicional, un thriller sencillo, pero tras embarcarse en un vuelo de California a Nueva York, la historia real tomó forma rápidamente.
Poco después del despegue, el piloto se dio cuenta de que el tren de aterrizaje no se replegaba. Entonces, desvió la trayectoria hacia una pista del aeropuerto de Los Ángeles, lo que dejó a Dean un espacio de tiempo que le pareció interminable para reflexionar sobre su propia mortalidad.
«Teníamos que pasar tres horas dando vueltas», recuerda. «La compañía Jet Blue tiene monitores detrás de cada asiento, por lo que todos estábamos viendo la noticia del vuelo 292 una y otra vez en la Fox. Fue una experiencia interesante.» Mientras el piloto orbitaba la pista intentando consumir todo el combustible posible antes de intentar un aterrizaje, Dean descubrió cómo sus sentimientos acerca de la vida, la familia y su deseo de tener hijos se manifestaban con especial intensidad.
«Los protagonistas de la película serían aquellas familias interconectadas que se dirigen a un conflicto inminente, ellas formarían el entramado de la película, el telón de fondo de un thriller sobre unos fugitivos. Ese era el hilo conductor, todo se centraría en estos diversos núcleos familiares…»
Al regresar a casa, sus personajes saltaron del papel, trenzados a partir de capas de hilo narrativo que siempre regresaban al tema de las relaciones familiares. «En primer lugar está la historia de Addison y Liza», explica Dean de los personajes interpretados por Eric Bana y Olivia Wilde. «Son dos hermanos con una historia muy oscura pero aun así muy unidos, aunque a un nivel insano. Son dos supervivientes que en muchos sentidos se quieren mucho, pero son peligrosos. La segunda historia es la del convicto Jay (Charlie Hunnam) y su fría relación con su padre, Chet (Kris Kristofferson) y su madre, June (Sissy Spacek), y su viaje para recuperar la relación con ellos y redimirse. La tercera historia central es la del sheriff Becker (Treat Williams), cuya hija, Hanna (Kate Mara) es además su ayudante y está siempre buscando su aprobación. La fuerza motriz era por tanto conectar esas familias diversas y que chocaran en una gran tormenta de nieve.»
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