La emperatriz María de Austria envió esta carta a su hermano Felipe II, con motivo del matrimonio de éste con la hija de aquella, la archiduquesa Ana de Austria. Una princesa ibérica que había nacido en el vallisoletano Cigales.
«Carísimo hermano:
Dando como doy la prenda que más amo a la persona más amada desta vida, no hallo qué desear ni temer sino la caída de fortuna, pues a más no me puede levantar.
Mi hija envío a España a casarse con el Rey della, ¿de qué me sirve encomendársela, pues mi yerno es mi hermano y su marido es su tío? ¿Quién se puede persuadir, sino que ha de tratar el Rey a la Reina con amor de mujer y con caricias y regalo de sobrina? Ella lleva esta confianza y yo quedo con semejante certidumbre. El Emperador, mi señor, cobra a su cuñado por hijo; yo cobro a mi hermano por yerno y mi hija a su tío por marido y sus hermanos cobran a su cuñado por favorable.
Tengo tanta alegría en el ánimo que la gozo y no la creo; y, al fin, no tengo que pedir sino que dé nuestro Señor a vuestra Majestad heredero de su Reino en este mundo y herencia a todos en el del cielo, carísimo hermano.
Besa a vuestra Majestad sus reales manos, su carísima hermana».
Imagen superior: la familia real, retratada por Alonso Sánchez Coello. Ana de Austria, archiduquesa, hija de la emperatriz María de Austria (1528-1603) y del emperador Maximiliano II (1527-1576), fue la cuarta esposa de Felipe II. Ambos tuvieron cinco hijos. Fernando (1571-1578), Carlos Lorenzo (1573-1575), Diego Félix (1575-1582) y María (1580-1583) murieron a muy temprana edad, pero Felipe (1578-1621) llegó al trono. La reina Ana de Austria también falleció joven, víctima de una gripe, en 1580, ocho meses después del nacimiento de María.
Copyright del artículo © Mar Rey Bueno. Reservados todos los derechos.