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8 de Ventoso. Orden y caos en la Historia

He leído el libro La revolución francesa: Una nueva historia, de Jean-Clément Martin, que en 2013 publicó la editorial Crítica. Me ha asomado a la tesis de que lo que ocurrió en ese proceso consistió en una serie de acontecimientos entrecruzados, que influían entre sí de una forma no determinista, sino un tanto caótica.

Es decir, que lo que iba ocurriendo no podía ser previsto ni por los analistas más avezados de su tiempo. Incluso ahora es difícil seguir la secuencia.

Imagen superior: Maximilien François Marie Isidore de Robespierre (1758- 1794) ascendió al poder el 9 de Termidor del año I (27 de julio de 1793).

De hecho, el ascenso de Robespierre que parece inevitable, casi inexorable, es explicado por la conjunción de una serie de acontecimientos tan aleatorios que causa sorpresa en el lector. Y, además, dura menos de lo que yo recordaba. La historia de la Revolución francesa se desarrolla a lo largo de diez años con una velocidad de vértigo y una densidad factual notable.

Tendemos a pensar que las decisiones humanas y los acontecimientos naturales tienen un sesgo de vector direccional. Los concebimos como si fueran flechas espacio-temporales. Se me ha ocurrido la idea ‒no es original‒ de que en realidad sean impactos que generan ondas, como piedras que caen al agua, y que esas ondas, con una frecuencia, amplitud y profundidad determinadas, chocan con otras y generan turbulencias.

Dichas turbulencias son los efectos de los acontecimientos ocurridos, y por su naturaleza caótica, nos resulta extremadamente difícil discernir una relación causal.

Imagen superior: el diagrama atractor de Lorenz (Edward Lorenz, 1963).

El caos se convertiría de esta manera en una especie de armonía de carácter superior, con unas reglas tan complejas como las que hay en la dinámica de fluidos.

Siempre me ha llamado la atención que la dinámica de fluidos no permite la confección de modelos matemáticos manejables. La cantidad de datos excede la capacidad de computación actual. Por ejemplo, muchos de los análisis de aerodinámica se hacen todavía en túneles de viento y no mediante simulaciones de ordenador.

Esto último me lleva de vuelta a Jean-Clément Martin. Entre las citas que encabezan el libro de este historiador, hay una del jacobino Louis Antoine de Saint-Just (1767-1794). Está fechada el 8 de Ventoso del año II (26 de febrero de1794), y dice así: “En efecto, la fuerza de las cosas nos conduce tal vez a resultados en los que no habíamos pensado”.

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Joaquín Sanz Gavín

Contable y licenciado en Derecho.

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