¿Y Harper qué opina de esto?

Me he visto Harper’s Island (2009), de Ari Schlossberg, atraído por la premisa (Melrose Place + Scream) y porque su título y atmósfera me recordaban otra serie de TV, La isla de las gaviotas, que me aterró la infancia.

Una pandilla de pijos se reúne en la Isla de Harper para celebrar una boda. A partir de ahí, en cada episodio muere como mínimo uno de los personajes. Es un Diez negritos sin ningún negro (hay un morenito, y tampoco excesivamente guapo: ese departamento no lo han cuidado).

La serie está escrita y dirigida con ritmo frenético, para no dejar de entretener (cosa que consigue) ni permitir al espectador pensar las cosas dos veces. Hay asesinatos muy chulos y logran que unos personajes te caigan muy bien y otros muy mal, lo que siempre funciona en términos folletinescos.

Os recomiendo que veáis hasta el desenlace del penúltimo capítulo, el 12º, donde se revela quién está detrás de todos los asesinatos (que es quien primero imaginaréis); en el último episodio intentan dar las parrafadas innecesarias para hacer verosímil un concepto que no requiere verosimilitud… y el clímax es desastroso.

Con todo el gore y la creatividad criminal que asolan la isla, lo más divertido de Harper’s Island consiste en contemplar cómo los personajes disimulan y hacen ver que no reparan en que cada día hay menos invitados a la vista. Nadie se pregunta, ¿dónde estará Fulanito, se hallará indispuesto? ¿Y Menganito, se lo habrá tragado la Tierra? Se nota un esfuerzo denonado en los guionistas para pasar de puntillas por ese rastro corrupto imposible de camuflar.

También sorprende lo buenos que son algunos de los actores (lo malos que son otros, no), como Ben Cotton, el amigo garrulo del interés amoroso, o Adam Campbell, el inglés exótico (fabuloso, fabuloso el gag casi letal del volante a la izquierda), cuya pareja en la pantalla con la modelo Cameron Richardson conforma con diferencia lo más inesperadamente entrañable, divertido y conmovedor del conjunto.

Quién tuviera ocho años para perderse en esta isla.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.