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Heidegger y Hannah Arendt: una relación peligrosa

Además de ser cofundador de la versión alemana de la revista Philosophie Magazine, Wolfram Eilenberger es una figura notable en la cultura de aquel país, tanto por su actividad académica como por su presencia habitual en los medios de comunicación. Sin duda, su obra de mayor éxito fue Tiempo de magos: la gran década de la filosofía (1919-1929), publicada en marzo de 2018 con gran éxito en el mercado germano. El libro cuenta con versiones en más de veinte idiomas y su popularidad puede resultar sorprendente, dado que aborda las vidas de cuatro filósofos: Ernst Cassirer, Walter Benjamin, Martin Heidegger y Ludwig Wittgenstein.

En realidad, Tiempo de magos viene a ser una apología de la decisiva aportación de Alemania y Austria a la filosofía del siglo XX. Además de ser muy ameno, el libro está trufado de anécdotas. Una de las más famosas sería esta, protagonizada por John Maynard Keynes. El 18 de enero de 1929, Keynes escribe una carta a su mujer al llegar a Cambridge, y le explica en estos términos su encontro con Wittgenstein: “Ha llegado Dios. Me lo he encontrado en el tren de las cinco y cuarto”.

Eilenberger también relata la ruptura, en enero de 1926, entre Heidegger y su amada alumna Hannah Arendt. Ella le comunica que abandona Marburgo, donde ambos han mantenido en secreto esa historia de amor ‒él tenía 35 años y era padre de familia, ella era una estudiante de 17 años‒. Arendt acabaría estudiando filosofía en Heidelberg, donde, bajo la dirección de Karl Jaspers, completó su tesis doctoral El concepto del amor en San Agustín.

Según Eilenberger, lo realmente interesante de dicha tesis es que Arendt hace hincapié en la experiencia amorosa como el evento existencial que permite la relación con otros: el surgimiento del “tú”. De esta forma, se enfrenta al solipsismo de Heidegger, anclado en el análisis de su existencia singular. Es decir, en la profunda soledad del ser humano, que prefigura la vaciedad del protagonista de La naúsea, de Sartre.

La tesis fue criticada por Jaspers porque, a su juicio, Arendt forzaba los argumentos de San Agustín para llegar a las conclusiones que le interesaban. En todo caso, resulta reveladora del mecanismo por el que Arendt se terminó apartando de Heidegger y del existencialismo, para seguir un camino propio, más ligado al mundo y no a la mera investigación filosófica.

Sin embargo, lo que realmente me ha llamado la atención ha sido que esta argumentación de Eilenberger choca frontalmente con la expresada por la francesa Laure Adler en su biografía sobre Hannah Arendt (2006). En ella Adler dice que “en el fondo, lo que Hannah le reprochaba a Agustín es que no fuese lo bastante heideggeriano».

Esta última afirmación, un tanto ambigua y elusiva, lleva a pensar que la publicación de Tiempo de magos no fue casual. En realidad, forma parte de un enfrentamiento entre corrientes filosóficas propio de nuestra época. Emmanuel Faye, filósofo francés, crítico feroz de Heidegger, había publicado en 2016 Arendt y Heidegger. El exterminio nazi y destrucción del pensamiento, y en este libro argumentaba la extrema vinculación de Heidegger con el nazismo, criticando la defensa que de él hizo Arendt a lo largo de su vida.

Imagen superior: Christina Gorman y Lawrence Grimm en la obra teatral «Hannah & Martin», de Kate Fodor © Shattered Globe Theatre, Michael Brosilow. Reservados todos los derechos.

Al hilo de esta cuestión, hay toda una polémica abierta en el ámbito filosófico francés. Curiosamente, en el artículo de Wikipedia dedicado a Arendt en francés, se hace una extensa referencia a este debate, y sin embargo, en los artículos escritos en alemán y en español no aparece por ningún lado.

En el texto francés, por ejemplo, se indica que Faye acusa a Arendt de haber «asumido la responsabilidad intelectual de elevar los escritos de Heidegger, que sabe que contienen un vibrante elogio del movimiento nacionalsocialista, al rango de paradigma del pensamiento». Esta supuesta exoneración por parte de Arendt de la élite intelectual del nazismo, condicionada por una perspectiva heideggeriana de la modernidad, es uno de los puntos claves de la interpretación de Faye, duramente criticada por Martin Legros, Justine Lacroix y Jean-Yves Pranchère, entre otros autores y académicos.

Sin duda, el eco periodístico de esta polémica tiene su interés. Más arriba mencioné la vinculación de Eilenberger con Philosophie Magazine. Esta revista francesa intenta popularizar la filosofía desde un punto de vista ecléctico, rechazado por ciertos sectores. Por otra parte, entre los medios que promocionaron a Faye se encuentran la revista Le Point, con una línea editorial de centro derecha, y el periódico Le Monde.

Lo cierto es que Faye tiene posiciones de izquierda neomarxista, y de hecho, critica acerbamente que la visión de Arendt, expresada en Los orígenes del totalitarismo, haya sustituido a Marx en determinados ámbitos.

En el fondo, Faye quiere demostrar que Heidegger no hace filosofía, y que el ejercicio de la filosofía no permite la perversión que conduce al abismo.

Ahí se equivoca: la filosofía puede no ser un territorio moralmente inmaculado. Uno de los caminos abiertos por el existencialismo, en este caso por el propio Heidegger, conduce a la ausencia de compasión por los otros, al reino de la violencia e incluso a la autodestrucción. Borges en Deutsches Requiem (El Aleph, 1946) pone en boca de un nazi alemán las siguientes palabras:“¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas.”

El libro de Eilenberger termina precisamente con el enfrentamiento en Davos (Suiza), el 26 de marzo de 1929, entre Ernst Cassirer y el propio Heidegger. Un enfrentamiento en el que este último salió ganando, aunque fuera una victoria pírrica. Según Eilenberger, en aquella discusión “el filósofo Cassirer dice a los hombres: desprendeos de la angustia como seres culturales que sois, liberaos mediante el intercambio de signos, compartiéndolos…”.

Como ven, el idealismo neokantiano podía seguir cabalgando.

Copyright del artículo © Joaquín Sanz Gavín. Reservados todos los derechos.

Joaquín Sanz Gavín

Contable y licenciado en Derecho.