¡Qué fácil parece el buen cine cuando entra solo! Me resulta un tanto lamentable a la par que inevitable repetir aquel tópico que reza (a un Dios inexistente) aquello de «ya no se hacen películas así». Pero, vaya, así es.
Revisando hace un par de noches Sangre de héroes (The Blood of Heroes. Aka. Salute to the Jugger, 1989), el pequeño filme postapocalíptico escrito y dirigido en Australia por David Webb Peoples (Blade Runner, Sin perdón, 12 monos, Soldier) la volví a encontrar no sólo buena, sino excelente.
Menos de hora y media, los desolados paisajes del outback australiano, un espléndido pero barato diseño de producción y vestuario reminiscente de Métal Hurlant, Moebius y El Topo de Jodo, un reparto estupendo (incluyendo al espléndido Rutger Hauer, la guapa y atlética Joan Chen, los contundentes Delroy Lindo y Anna Katarina y un sorprendentemente joven y atractivo Vincent D’Onofrio), una música perfecta e inquietante, entre electrónica y tribal, escenas de acción perfectamente rodadas, donde todas las peleas y regates se ven y entienden perfectamente, son sólo algunas de sus grandes virtudes.
Antihéroes en un mundo bárbaro
La principal es su absoluta confianza en un guion eminentemente audiovisual, arquetípico y funcional, que no necesita diálogos interminables, flashbacks ni explicaciones para sumergirnos en un mundo bárbaro posthecatómbico descrito con tan solo cuatro eficaces trazos, una catábasis hipnótica a un distópico infierno subterráneo y un final tan contundente como las hostias que reparten los personajes.
Fuerza y honor en un futuro dominado por una aristocrática clase dirigente vampírica y decadente, con un grupo de antihéroes que no pretenden salvar el mundo, hacer la revolución ni destruir el Mal, sino simplemente ganar un partido y mejorar sus miserables condiciones de vida.
Una joya de finales de los ochenta, en mi opinión muy superior a Furiosa y realizada sin efectos digitales, barroquismo innecesario, hipérboles visuales ni supuestos mensajes morales.
Debe de ser como la tercera o cuarta vez que la veo, pero hacía ya mucho que no la revisaba y casi se me saltan las lágrimas al acabar. ¿Cómo se ha podido perder esta capacidad de síntesis, esta dignidad en el bajo presupuesto y esta eficacia narrativa, estética y cinematográfica?
Sinopsis
Un cruce entre Mad Max y Rollerball protagonizado por Rutger Hauer y dirigido por David Webb Peoples, guionista de Blade Runner y Sin perdón. Después de la gran guerra nuclear la humanidad ha quedado destruida. La brutalidad ha ganado a la esperanza y la supervivencia de las personas se rige por la ley del más fuerte. El único pasatiempo disponible es un deporte parecido al fútbol pero mucho más violento y Sallow (Rutger Hauer) es un ex jugador que intenta recuperar su respeto entrenando al equipo de los Juggers. Gloria y honor están en juego, así como también la supremacía sobre las Nueve Ciudades.
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