Guzmán Urrero
En la ficción, todo es negociable. Empezando por la verdad. Bien lo sabían los inspiradores del Nuevo periodismo ‒de Truman Capote a Gay Talese‒ cuando nos acostumbraron a ver crecer las palabras a partir de hechos reales. Y es justamente en esa intersección entre lo real y lo soñado donde nos sitúa este cómic prodigioso, independiente de los géneros, tan conmovedor como la vida misma y tan imaginativo como uno de esos casos que resuelve Batman.
Empecemos por aclarar que esta obra tiene algo de terapia íntima. Su autor, el gran Paul Dini ‒uno de los artífices de Batman: La serie animada‒ cuenta en sus páginas una sucesión de desgracias que le hundió en el abismo.
Todo comenzó en 1993. Un paseo mal elegido le llevó frente a una banda de delincuentes que le propinaron una paliza tan bestial como humillante. A aquello le siguió un proceso hospitalario, y lo que es peor, una depresión postraumática que Dini tuvo que sobrellevar mientras intentaba recuperar, a duras penas, su rumbo profesional.
Paul Dini es un escritor en el sentido medular, y por eso va exorcizando todos sus padecimientos frente al teclado. Afortunadamente, sus fantasías confluyen aquí con sus recuerdos reales, y ese es, justamente, el punto de surrealismo que refleja en Noche oscura.
En este cómic, publicado en noviembre de 2016, Dini nos relata los pormenores de su drama, pero incorporando todos los ensueños que tuvo por aquellas fechas, protagonizados por personajes del universo DC. El Joker, Harley Quinn o el propio Batman se incorporan así a un relato atormentado pero apasionante, escrito con enorme sutileza por su propio protagonista.
Acompañado en ese camino por el dibujante Eduardo Risso ‒quien aquí da lo mejor de sí mismo‒, Dini construye un itinerario de sanación en el que su trauma se transforma en el epicentro creativo.
Todos los seguidores de DC deberían celebrar esta obra, que además resulta una excelente pieza para la reflexión. En este aspecto, Noche oscura es un trabajo que también puede hechizar a los lectores de literatura en general, sobre todo por su sondeo de la psicología herida de un escritor. Y es que, esta vez, el guionista y sus creaciones comparten el escenario de la trama, enfatizándose mutuamente, como si todos fueran entes de ficción en busca de un sentido para su existencia.
Noche oscura es un tebeo impecablemente construido. Además, rezuma inteligencia y sensibilidad, y esto es algo que cualquier aficionado al buen cómic cazará al vuelo.
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