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«Nadie nuevo cerca de ti», de Hernán Migoya

Decía Ricardo Piglia que cuando encontramos en la ficción a un lector, también podemos trazar una historia de los modos de leer y de hacer visible lo que se ha leído. No tanto por la gracia que nos hace toparnos con alguien que lee dentro de un mundo inventado, sino por lo que eso mismo revela. Impresiona hasta qué extremo nos influyen esos detalles, sobre todo cuando un personaje hojea un libro o un cómic, o cuando adivinamos una tramoya de lecturas en el propio texto. «No nos preguntaremos tanto qué es leer ‒escribe Piglia‒, sino quién es el que lee (dónde está leyendo, para qué, en qué condiciones, cuál es su historia)».

Desde luego, no es un mal atajo para adentrarse en la nueva novela de Hernán Migoya, sobre todo porque en ella las lecturas y los recuerdos cinematográficos y televisivos del protagonista (y por tanto, del autor) forman parte del contexto y se incorporan a la narración de forma orgánica.

¿En qué medida Migoya ha escrito un libro como los que siempre le ha gustado leer? ¿Hasta qué punto Nadie nuevo cerca de ti barniza con esa especulación cinéfila y lectora fragmentos de memoria sin adulterar?

Cuando uno avanza por las páginas de esta obra, lo hace sin perder de vista ese juego de espejos. Por un lado, simpatizamos de inmediato con el protagonista ‒un detective huelebraguetas con una vida extraviada, llamado Hernán Migoya‒ y además, compartimos con él una desventura policiaca muy fluida, pero también sórdida, inflamable y llena de pistas condenatorias. Por otro lado, identificamos a ese personaje ‒una versión desquiciada y canalla del Migoya real‒ con alguien que forma parte de nuestra tribu: la de los chavales de la generación X que coleccionaron tebeos de Bruguera, devoraban novelas de la editorial Molino y se quedaban absortos con las portadas pulp de colecciones de quiosco como Club del Misterio y Círculo del Crimen.

Acaso esa educación sentimental, beneficiada por el humor castizo de las viñetas brugueriles y por la rabiosa intensidad del noir, sea justamente lo que permite la existencia de Nadie nuevo cerca de ti, una obra poderosa, descarnada y feroz, en la que Migoya se adentra, por vez primera, en un género que le fascina, y en cuyo código figuran, por ejemplo, el romanticismo, la violencia y los pasillos en penumbra de William P. McGivern, Mickey Spillane y Charles Williams.

Aunque la novela de Hernán Migoya respeta las reglas del género policial, en las situaciones y la caracterización de los personajes está implícito un paisaje humano muy concreto: la Barcelona mestiza y su caldero identitario. Como suele ocurrir en el hardboiled estadounidense, la ciudad se convierte en un escenario corrupto, voluptuoso y altamente tóxico, descrito en este caso con impudicia y desgarro (Algo que me recordó la Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez, y por supuesto, los cómics tremendistas de la Transición).

Aquí se advierte otra clave del género negro: a pesar de la brutalidad del relato, hay un código moral que acompaña al protagonista. Por supuesto, es un perdedor y un tramposo, pero también tiene algo de un héroe accidental. Por eso mismo, este investigador entiende que un asesinato siempre debe ser resuelto, en parte por venganza y en parte porque hay que encontrarle un significado. Al probar y desechar pistas, quizá también descubra un resto de utopía en un mundo que parece condenado por algún error cósmico.

¿Y de qué crimen hablamos? Aquí la víctima es una chica peruana de la que Migoya (el personaje) había empezado a enamorarse. «Nuestra historia no hubiera llegado muy lejos ‒confiesa el investigador‒, no hubiera podido cumplir mis nobles deseos de hacerla perdurar». Y añade: «Pero con Margarita muerta, podía concentrarme ya no en un imposible ‒el mantener vigente por los restos nuestra relación‒, sino en una meta mucho más factible: averiguar quién la mató y encargarme de que pagara por ello».

A estas alturas, quien conozca la literatura de Hernán Migoya entenderá que sobra otra advertencia: esta es una novela sin filtros, desvergonzada, libre, ajena por completo a los mohines y los dogmas prohibicionistas de la corrección política. ¿Transgresora? En realidad, no tanto. En los tiempos que corren, diría más bien que se trata de un relato nostálgico y crepuscular, y como tal hay que apreciarlo.

Sinopsis

Barcelona, hoy.

Una chica polisexual y llena de vida. Un asesino misterioso que se la arrebata. Un buscavidas que extorsiona a sus amantes de Tinder y que, por amor, decide hacerse detective y encontrar al asesino. Para llevar a cabo su investigación, solo contará con la ayuda de un mozo de escuadra, independentista y con pocas luces, además del método deductivo aportado por su padre aquejado de un proceso avanzado de alzhéimer.

Una inmersión en las calles más degradadas y salvajes de la Ciudad Condal postolímpica, donde charnegos, indepes, sudacas, traficantes, rateros, travestis, swingers, otakus, okupas y otros representantes de minorías se ganan las lentejas pisando a quien haga falta.

Hernán Migoya debuta en el género que lo marcó en su infancia. Si su Todas putas nació como título por su admiración infantil al clásico policíaco Todos muertos de Chester Himes, Nadie nuevo cerca de ti nace de su amor y odio por Barcelona, una ciudad que conoce a fondo y a la que saca los colores y los calores con una historia rezumante de acción, sexo y humor negro. Una mirada despiadada a la trastienda de la capital catalana, donde los pasillos de las comisarías conducen directamente a las orgías en los clubs de intercambios de parejas.

Con un ritmo trepidante y una osadía para la ofensa que ningún autor anglosajón se permitiría hoy día, Migoya construye el retrato vivo de una Barcelona que huye eufórica hacia su propio caos, a la vez que nos proporciona una gesta de pasión y venganza donde todos sus participantes son víctimas y verdugos.

Hernán Migoya (Ponferrada, 1971) es escritor y guionista. Ha escrito los libros de cuentos satíricos Todas putas, Putas es poco y Hazañas eróticas de un cuarentón hijoputa. Son suyas las novelas Observamos cómo cae Octavio, Quítame tus sucias manos de encima, Una, grande y zombi, Los que murieron te saludan, Deshacer las Américas, Baricentro y Cleo. Como guionista de cómics ha ganado entre otros los Premios al Mejor Guion y a la Mejor Obra Erótica del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, así como el «Premio Luces» a la Mejor Novela Gráfica.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.