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Mickey Mouse, un detective de tebeo

Los mitos del tebeo y la novela popular han estado siempre en estrecha relación. De ahí que no sorprenda a casi nadie que Mickey Mouse se convirtiese en un detective hardboiled, al más puro estilo de Raymond Chandler o Dashiell Hammett.

La ocurrencia, muy afortunada, parte de una publicación italiana, Mickey Mouse Mystery Magazine, que se prolongó a lo largo de doce números, entre mayo de 1999 y marzo de 2001, y que muchos consideran uno de los acercamientos más atrevidos al universo Disney.

La primera entrega, Anderville, obra del guionista Tito Faraci y del gran dibujante Giorgio Cavazzano, daba el tono de la serie y fijaba su fórmula: aventuras muy dinámicas, llenas de homenajes al género negro. En las restantes historietas del ciclo, Mickey recorre las calles de Anderville para satisfacción de un lector sofisticado, no necesariamente infantil.

De hecho, en estas páginas descubriremos sin esfuerzo las claves típicas de un thriller, empezando por los nuevos amigos del ratón: el inspector Jan Clayton, el periodista Chester Soup… Para no defraudar a los seguidores del Mickey canónico, las viñetas de algún episodio dan la idea de que hemos asistido a la proyección de una película, como si el personaje hubiese vivido la aventura al margen de su existencia real, que sería la que vive junto a Goofy, Pluto y compañía.

En todo caso, la idea de transformar al personaje en detective proviene de los años treinta. En concreto, de aquella etapa en que los cómics de Mickey llevaban la firma del genial Floyd Gottfredson, de quien luego volveremos a hablar.

La edición italiana contaba con profesionales curtidos en las páginas de la revista Topolino: dibujantes como Alessandro Perina, Andrea Cagol, Sandro Zemolin y Paolo Mottura. En todo caso, ninguno superó a Giorgio Cavazzano.

Antes, mucho antes de adentrarse en este universo de serie negra, Mickey Mouse recorrió el camino que lleva desde el cine hasta los cómics. ¿Cómo nació el personaje? Según la versión difundida por el propio Walt Disney, durante un viaje en tren hasta Nueva York, soñó con un ratón al que llamó Mortimer. Más tarde, cambió su nombre por el de Mickey a sugerencia de su esposa.

El caso es que, con la idea del roedor en mente, organizó a su equipo de colaboradores para poner en imágenes la idea. Así fue como llegó a las pantallas el cortometraje Plane Crazy en 1928. Otra versión del proceso creativo sugiere una reunión en privado entre Walt Disney, Ub Iwerks y los otros dibujantes de los Disney Southern California Studios. Walt, una vez más, aparece como el promotor de Mickey.

Aún hay una tercera versión, aceptada por diversos estudiosos. De ser cierta, Ub Iwerks sería el auténtico diseñador de Mickey Mouse, en tanto que Disney habría sido su gerente y productor. Teniendo en cuenta el hecho de que Iwerks animó en su integridad el primer cortometraje de Mickey Mouse, esta explicación parece bastante verosímil.

Cuando el 18 de noviembre de 1928 llegó a las pantallas Steamboat Willie, primera película hablada del pequeño ratón, éste ya se había convertido en una estrella, con su mirada infantil, sus pantalones rojos con botones dorados y sus inconfundibles guantes blancos.

El 13 de enero de 1930 la compañía distribuidora de historietas King Features Syndicate inició la publicación de la primera tira cómica dedicada a Mickey. El guión fue obra de Disney y los dibujos fueron de Iwerks, realizando el entintado Win Smith, uno de los jóvenes y talentosos colaboradores de la compañía.

Pero Walt Disney sabía que de algún modo tenía que personalizar todos los productos a su cargo, así que a partir del 24 de febrero de 1930 desapareció de la tira el nombre de Iwerks y desde el 11 de marzo el apellido Disney lo sustituyó.

En lo sucesivo, todos los cómics sobre personajes de la compañía no llevaron la firma de sus autores, sino el sello Disney, propietario de sus derechos de explotación.

Win Smith discutió con Walt Disney en la primavera de 1930, y fue sustituido a partir del 5 de mayo por Floyd Gottfredson, que estuvo a cargo de los dibujos de la tira hasta octubre de 1975.

Gottfredson contó para ello con la ayuda de los guionistas Ted Osborne, entre 1933 y 1938, Merril de Maris, de 1938 a 1942, y Bill Walsh, desde 1943 hasta 1955. Tras su retirada, Gottfredson fue relevado por Roman Arambula.

El 10 de julio de 1932 apareció la primera página dominical dedicada a Mickey, con guión de Ted Osborne y Merill de Maris, y dibujos de Earl Duvall, luego sustituido por Floyd Gottfredson.

Harvey Eisenberg fue el encargado de modificar en 1939 el rostro y el vestuario del ratón. Le dibujó unos ojos de apariencia humana y eliminó el habitual pantalón encarnado. Estas variaciones pasaron luego al cine y la televisión, donde fueron admitidas de inmediato.

En cierto modo, la paternidad gráfica del moderno Mickey correspondió a Gottfredson y Eisenberg, dos magníficos dibujantes cuya carrera se vio oscurecida por el hecho de no poder firmar nunca sus obras.

Gracias a Gottfredson, Mickey se enfrentó a mafiosos y a contrabandistas, fue reportero e investigador, y en suma, acabó convirtiéndose en un personaje menos caricaturesco y, dentro de lo que cabe, más realista.

El primer comic-book protagonizado por Mickey fue editado desde 1931 por el David McKay Syndicate. Luego aparecieron las revistas Mickey Mouse Magazine (1933) y Walt Disney’s Comics and Stories (1940). Su adaptación y distribución en casi todo el mundo fue constante, pero es en Italia donde, como ya hemos visto, alcanzó un arraigo especial.

Topolino, la revista que más ha hecho por consolidar la fama del personaje, empezó a editarse en Italia el 31 de diciembre de 1932. Durante su primera etapa, entre 1932 y 1949, se imprimieron 738 números de gran formato. A partir de 1949, se redujeron las dimensiones de dicha publicación.

En España, fue adaptada con otro título que sigue despertando nostalgias: Don Miki.

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Copyright del artículo © Guzmán Urrero Peña. Incluye notas que incluí en «Enciclopedia Universal Multimedia», Micronet (1996), «Perspectivas de la comunicación audiovisual» (2000) y «La cultura de la imagen» (2006). Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes © Disney Enterprises Inc. Cortesía del Departamento de Prensa de Planeta DeAgostini Comics. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.