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El origen mítico de las castas de la India

Uno de los capítulos más interesantes del libro Enigmas del hinduismo, de B.R. Ambedkar es el que dedica al origen de las cuatro castas o varnas de la India.

Admite que no se conoce la razón exacta por la que fueron establecidas y que el único testimonio que explica su origen es el puramente mitológico. Es decir, las leyendas que se conservan en los Vedas y otros textos religiosos.

Los Vedas son los libros sagrados para los llamados hinduistas (denominación también de muy complejo y dudoso origen), y para las seis escuelas filosófico-religiosas, o darshanas, que se consideran ortodoxas, que son: nyaya, mimansa, samkhya, yoga, vedanta y vaisesika. Las escuelas heterodoxas, como el budismo, el jainismo y los escépticos o materialistas carvakas y lokayatas, no consideran sagrados los Vedas. El tantra, aunque hoy día muchos lo asimilan a la corriente hinduista, despreciaba, al menos en su origen, los Vedas y decía que eran como una mujer común, abierta a todos (una prostituta), mientras que el tantra era como una mujer de elevada posición, digna y altiva.

Es, en definitiva, en los textos religiosos, donde se encuentran las primeras explicaciones del origen de las castas. En el más importante y más antiguo de los cuatro Vedas, el Rig Veda, se cuenta la historia del primer ser primordial Purusha, que fue sacrificado por los dioses para crear el universo. De las diversas partes de su cuerpo nacieron el Sol, la Luna o el viento, pero también las cuatro varnas o clases sociales. De su parte más excelsa, la boca, surgieron los brahmanes (sacerdotes o santones), de sus poderosos brazos los chatrías (nobles y guerreros), de sus muslos los vaishias, artesanos y comerciantes, y de sus pies los shudras o esclavos, los más bajos y despreciables. Como ya sabrás si leíste el artículo anterior, Ambedkar no era ni siquiera shudra, sino que era dalit, sin casta,  y por tanto merecedor del desprecio, incluso, de los shudras.

Ambedkar ofrece a los lectores una muy exhaustiva y curiosa antología de todos los testimonios religiosos que contienen, aunque con grandes variaciones, este relato del sacrificio de un ser primordial, no solo en los Vedas, sino en otros textos, como los puranas, los Upanisads, o las epopeyas del Majabharata y el Ramayana, además de en las Leyes de Manu, que repiten casi literalmente lo contado en el Rig Veda.

En algunos casos encontramos una variación significativa, como algunas fábulas que sitúan en el lugar más alto a los guerreros o chatrías, por encima de los brahmanes, aunque parece que la reacción de los brahmanes logró devolver las cosas a su sitio. Se trata de una lucha por la preminencia que observamos en todas las sociedades sacerdotales, de manera muy notable en el cristianismo que enfrentaba a Papas y Emperadores y que acabó en la escisión protestante que, al fin y al cabo, no es otra cosa que devolver el poder al brazo civil y a los guerreros.

Ahora bien, la pregunta inevitable es: ¿fue la religión y ese mito de Purusha desmembrado el origen de las castas, o más bien el mito fue inventado para justificar algo que ya existía?

No conocemos la respuesta a esa pregunta. Tan solo podemos señalar que si fuera cierto que los himnos del Rig Veda fueron escritos hacia el año 1500 o 1200 antes de nuestra era por una cultura que llegó a la India, conocida como los arios, entonces parece claro que el mito sirvió para justificar la diferencia entre estos invasores y la población originaria, que estaría compuesta por los shudras, de tez oscura, a los que se califica explícitamente como “negros” en algunos mitos acerca del origen de las castas. Es una hipótesis bastante probable, aunque el actual gobierno de Narendra Modi propugne la visión hindutva, un nacionalismo racista que proclama que el pueblo de los Vedas no llegó a la India, sino que era tan originario como esas poblaciones discriminadas. Curiosamente, la la mención escrita más antigua a los dioses de los Vedas se encuentra muy lejos de la India, en el reino de los hurritas de Mitanni, pues varios dioses védicos son mencionados en un tratado entre hititas y hurritas.

Otro enigma es si la idea de las varnas o castas aparecía en el Rig Veda original o si se incorporó tardíamente. La dificultad en este sentido es extrema porque los expertos en la religión védica dicen que el Rig Veda fue compuesto entre el año 1500 y el 1000 cuando se supone que los arios llegaron a la India. Ahora bien, hay que prestar atención a la palabra “compuesto,” pues no significa que esos himnos se escribieran entonces, sino que se compusieron oralmente.

¿Y cómo se puede afirmar que sucedió así, puesto que, como es obvio, no se conservan grabaciones en audio de la época? La respuesta es que se deduce gracias a diversos elementos o referencias en los himnos, que, se supone, aluden a hechos astronómicos o geográficos propios de esa época. Pero todo esto se sostiene sobre fundamentos muy débiles. He hablado de esto con más detalle en Los demonios materialistas de la India, así que aquí solo señalaré que afirmar que los Vedas se compusieron entre el 1500 y el 1000 (oralmente) es casi lo mismo que decir que la Ilíada de Homero también fue compuesta (oralmente) entre el 1500 y el 1200 antes de nuestra era. El descubrimiento de la civilización micénica por Schliemann y otros investigadores ha demostrado la antigüedad de algunos detalles que aparecen en la Ilíada y que ya no existían en la época de Homero: por lo tanto, tuvieron que llegar a Homero por tradición oral. Pero ¿significa eso que toda la Ilíada fue compuesta en la época micénica y trasmitida oralmente hasta el año 800 o 700, cuando por fin fue escrita? ¿O más bien tan solo significa que en la Ilíada hay restos significativos de una tradición oral antiquísima?

Lo mismo puede suceder con el Rig Veda: esas marcas históricas no implican que todos los himnos y textos, o que el mito de Purusha ya existiera en el 1500 a.e., o que se empleara para justificar las castas. Tal vez sí, tal vez no, ¿quién sabe? Parece cierto que en la India los recitadores han desarrollado métodos de memorización asombrosos por su fidelidad, pero la pregunta es: ¿cuándo los desarrollaron? ¿En el 1500 o en el 600 a.e.? Quizá los desarrollaron mucho tiempo después de la época aria y fue entonces cuando compusieron esos himnos que hoy conocemos, conservando algunos detalles de la tradición oral pero creando gran parte de los contenidos.

Hay que tener en cuenta, finalmente, que la única comparación posible entre tradiciones orales para comprobar su fidelidad y estabilidad es la que podemos hacer recurriendo a textos escritos que hayan recogido esa tradición. Deberíamos poder comparar una tradición oral que se pasó a texto escrito en el 1200 a.e,. por ejemplo, con la misma tradición, conservada de manera independiente, en otro texto que se escribiera en el 300 a.e. Lamentablemente, tal cosa no es posible, porque los primeros textos védicos que se conservan son casi de los comienzos de nuestra era, posteriores incluso a la expansión del budismo, que, por su parte, rechazaba la división de la sociedad en castas. En consecuencia, cabe incluso la posibilidad de que los diversos mitos de la creación de las castas a partir de un sacrificio primordial fueran inventados para recuperar la elocuencia perdida de esa brutal diferenciación social, atacada y por momentos casi desterrada de la India, gracias al budismo.  Si así fuera, esa invención habría triunfado, reinstaurando las castas y, además, expulsando al budismo de la India. Lamentablemente.

Copyright del artículo © Daniel Tubau. Reservados todos los derechos.

Daniel Tubau

Daniel Tubau inició su carrera como escritor con el cuento de terror «Los últimos de Yiddi». Le siguieron otros cuentos de terror y libro-juegos hipertextuales, como 'La espada mágica', antes de convertirse en guionista y director, trabajando en decenas de programas y series. Tras estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, regresó a la literatura y el ensayo con libros como 'Elogio de la infidelidad' o la antología imaginaria de ciencia ficción 'Recuerdos de la era analógica'. También es autor de 'La verdadera historia de las sociedades secretas', el ensayo acerca de la identidad 'Nada es lo que es', y 'No tan elemental: como ser Sherlock Holmes'.
Sus últimos libros son 'El arte del engaño', sobre la estrategia china; 'Maldita Helena', dedicado a la mujer que lanzo mil barcos contra Troya; 'Cómo triunfar en cualquier discusión', un diccionario para polemistas selectos. Además, ha publicado cuatro libros acerca de narrativa audiovisual y creatividad: 'Las paradojas del guionista', 'El guión del siglo 21', 'El espectador es el protagonista' y 'La musa en el laboratorio'.
Su último libro es 'Sabios ignorantes y felices, lo que los antiguos escépticos nos enseñan', dedicado a una de las tendencias filosóficas más influyentes a lo largo de la historia, pero casi siempre ignorada o silenciada. A este libro ha dedicado una página que se ha convertido en referencia indispensable acerca del escepticismo: 'Sabios ignorantes y felices'.
En la actualidad sigue escribiendo libros y guiones, además de dar cursos de guión, literatura y creatividad en España y América.

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