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La vida secreta de las palabras: «Ponerle el cascabel al gato»

He aquí una frase cuya eficacia nunca se ha perdido. Muchas decisiones a contrapelo y circunstancias arriesgadas nos obligan a ser valientes, y quien diagnostica el problema y discurre una solución suele resumirlo así: Hay que ponerle el cascabel al gato.

Ahí reside el alarde —a veces heroico— que reclama casi todo momento de peligro.

Como suele ocurrir con locuciones similares, la expresión que nos ocupa tiene su origen en una fábula antiquísima, Ejemplo de los mures con el gato, incluida en una colección de 69 apólogos que lleva por título El libro de los gatos.

Su autor fue un fraile inglés del siglo XIV, Odo de Cheriton, y la pieza, justamente renombrada, llegó hasta los lectores españoles a comienzos del siglo XV. Tiene interés el hecho de que Covarrubias conociese la obrita, sobre todo si repasamos su comentario del modismo ¿Quién echará el cascabel al gato? Con todo, la fama del dicho se debe en buena medida al fabulista Samaniego, quien recreó la peripecia inventada por Fray Odo.

A poco que repasemos su fabulario, veremos que Samaniego tenía inclinación por el mundo gatuno. En la Fábula VIII del Libro noveno, titulada La Gata con cascabeles, ya se habla de aplicar el sonajero a un felino: «Novel gente, / ¡gata con cascabeles por esposa! / ¿Quién pretende tal cosa? / ¿No veis que el cascabel la caza ahuyenta, / y que la dama hambrienta / necesita sin duda que el marido, / ausente y aburrido, / busque la provisión en los desvanes, / mientras ella, cercada de galanes, / porque el mundo la vea, / de tejado en tejado se pasea?»

Por otra parte, la idea de los ratones confabulando para vencer a su peor enemigo aparece en la Fábula primera del Libro quinto: Los Ratones y el Gato. Pero donde triunfa el proyecto ratonil es en la Fábula VIII del Libro tercero, El congreso de los ratones. Basta con leer sus últimos versos para ver la moraleja: «Lo cierto es que, obligada / de su persecución la desdichada [ratona gente], / en Ratópolis tuvo su congreso. / Propuso el elocuente Roequeso / echarle un cascabel, y de esa suerte / al ruido escaparían de la muerte. / El proyecto ejecutaron uno a uno: / ¿Quién lo ha de ejecutar? Eso ninguno».

Por sus connotaciones y su larga historia, la frase interesó a don José María Iribarren, quien dedica unas líneas a este asunto en El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España, con otras muchas curiosidades (Gobierno de Navarra, 1993). Cita Iribarren a Lope de Vega, que también conoció la fábula importada y le dio forma en La esclava de su galán (acto I, escena IX).

Al poner en verso este relato universal, Lope consigue darle su forma mejor acabada: «Juntáronse los ratones, / para librarse del gato, / y después de un largo rato / de disputas y opiniones, / dijeron que acertarían / en ponerle un cascabel; / que, andando el gato con él, / librarse mejor podían. / Salió un ratón barbicano, / colilargo, hociquirromo, / y encrespando el grueso lomo, / dijo al senado romano, / después de hablar culto un rato: / ¿Quién de todos ha de ser / el que se atreva a poner / ese cascabel al gato?».

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Esta es una versión expandida de un artículo que escribí, con el seudónimo «Arturo Montenegro», en el Centro Virtual Cervantes, portal en la red creado y mantenido por el Instituto Cervantes para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.