Ángeles y diablos piensan en la eternidad, pero los humanos, destinados al olvido, sólo aciertan a intuir el vértigo de los milenios. Sorprendidos por el paso del tiempo, relativizamos la experiencia de los años, y al final, nos refugiamos en un continuo presente.
Por eso, cuando algo no se identifica con los valores contemporáneos, mostramos cierto desdén y lo ubicamos en el año de la Nana. En realidad, hubiéramos deseado que el modismo se refiriese a la ninfa del mismo nombre. Según cuenta la leyenda frigia, el dios Atis, compañero de Cibeles, era el hijo de Agdistis y de Nana, hija del río Sangario. Lamentablemente esta Nana no tiene nada que ver con el dicho que nos ocupa.
En varios manuales en torno al refranero popular, puede leerse que el año de la Nana o de la Nanita fue 1753.¿Y cuál es el acontecimiento en que se basa ese dato? Pues bien, parece que la cosecha de cereal alcanzó en dicho año un formidable rendimiento. Tanto es así, que todo el mundo pudo comprar pan, un bien cuyo precio equivalía a naíta. Por esta vía popular, naíta se convirtió en nanita y luego en nana.
Aunque sea verosímil, esta explicación no convence a José María Iribarren, quien soluciona el misterio en El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España con otras muchas curiosidades (1955).
Iribarren cita una nota que figura en el archivo parroquial de San Juan Bautista y Santo Domingo de Silos de la villa de Chillón, pueblo de la provincia de Ciudad Real. El texto dice así: «Este año de 1634 es llamado de la Nanita, porque una mozuela de quince a dieciséis años paseó, según parece, toda la España cantando la Nanita en coplas que decían: La Nanita se murió / y la llevan a enterrar / con espuelas y botines / y manto capitular. Este año fue muy estéril. Valió un pan dos reales y la fanega de trigo ochenta reales».
El año de la Nana quiere decir lo mismo que el año de la polca, un baile introducido en España a mediados del siglo XIX. En otras palabras, la expresión Eso es del año de la Nana equivale a decir: pasado de moda, anticuado pero sin poso de nobleza. En un sentido más general y menos despreciativo, significa lo mismo que antiguo, muy antiguo o aún mejor, antiquísimo.
Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Esta es una versión expandida de un artículo que escribí, con el seudónimo «Arturo Montenegro», en el Centro Virtual Cervantes, portal en la red creado y mantenido por el Instituto Cervantes para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas. Reservados todos los derechos.