Cualia.es

Japón 1853-1941: Cuando los mundos chocan

En el verano de 1882, Yamakawa Sutematsu pronunció un discurso de despedida, como delegada de su clase, en Poughkeepsie, Nueva York, en la sede del Vassar College. Era la primera mujer japonesa en graduarse en una universidad occidental. Así lo cuenta la historiadora Eri Hotta en su magnífico libro Japón 1941, publicado por Galaxia Gutenberg en 2015.

Yamakawa Sutematsu fue una de las elegidas para formar parte de la Misión Iwakura: un viaje diplomático inspirado por el misionero e ingeniero holandés Guido Verbeck, que tuvo como finalidad renegociar los tratados internacionales de Japón, estudiar los sistemas políticos, militares y educativos de Occidente, y en definitiva, colaborar en la modernización del país. Un grupo de 53 estudiantes, compuesto por niños y adolescentes, fue enviado a las más prestigiosas universidades occidentales. Entre ellos, destacan las cinco jovencitas que viajaron hasta Estados Unidos: Tsuda Umeko, que en 1900 fundó lo que hoy es la Universidad Tsuda, Nagai ShigekoUeda TeikoYoshimasu Ryōko y Yamakawa Sutematsu.

Imagen superior: Iwakura Tomomi (1825-1883), el embajador plenipotenciario que encabezó la Misión Iwakura. Fue uno de los pilares de la institución imperial, y en buena medida, el responsable del nuevo sistema político japonés.

Imagen superior: para los japoneses, la figura más popular de la Misión Iwakura es Tsuda Umeko (1864-1929), conocida como Ume Tsuda. Esta pionera de la educación femenina era hija de Tsuda Sen, firme defensor de la cristianización y occidentalización de Japón. Cuando viajó a Estados Unidos, tenía seis años, y permaneció en ese país hasta cumplir los dieciocho. Recibió una formación admirable, y como resultado de ello, acometió importantes proyectos a su regreso. En 1900, ayudada por dos buenas amigas, Ōyama Sutematsu (Yamakawa Sutematsu) y Alice Bacon, fundó en Kōjimachi, Tokio, el Instituto Femenino para Estudios Ingleses (Joshi Eigaku Juku), que con el tiempo se convirtió en la Universidad Tsuda.

La Misión Iwakura se integra en la cadena de acontecimientos que comenzó con la llegada, en 1853, de una flota naval estadounidense ‒el East India Squadron‒ liderada por el comodoro Matthew C. Perry, que conminó al shogunato Tokugawa a la apertura comercial del Japón.

Los Tokugawa, que gobernaban desde principios del siglo XVII, intentaron mantener los resortes del poder, pero una rebelión de algunos clanes feudales, gobernados por daimios ‒entre ellos los Satsuma, Chōshū y Tosa, que apoyaron la restauración imperial‒, provocó la Guerra Boshin (1868-1869). Esta fue ganada por los partidarios del Emperador. A partir de ese momento, Japón, gobernado por un conjunto de oligarcas, comienza un imparable proceso de modernización.

Imagen superior: Tokugawa Yoshinobu (1837-1913) fue el último shōgun del shogunato Tokugawa. Tras su renuncia, en 1867, se retiró de la vida pública.

Yamakawa Sutematsu perteneció a una familia partidaria de los Tokugawa, dentro del dominio feudal de Aizu. A la edad de 8 años, participó en la defensa del castillo del clan, cubriendo con colchones los proyectiles que aún no habían estallado. Estos últimos habían sido lanzados por un batallón del clan Satsuma, dirigido por su futuro esposo, Ōyama Iwao, quien acabó siendo uno de los oligarcas de la era Meiji.

Imagen superior: Ōyama Iwao (1842- 1916) nació en el seno de una familia de samuráis del dominio Satsuma, y se distinguió como comandante durante la Guerra Boshin. Durante la batalla de Aizu, organizó las posiciones de artillería y fue herido por un grupo de guerrilleros del clan Aizu, dirigido por Sagawa Kanbei. Estudió en la Escuela militar de Saint-Cyr, en Francia, y actuó como observador durante la Guerra Franco-Prusiana. Hablaba varios idiomas y fue uno de los fundadores del moderno Ejército Imperial.

Eri Hotta, en su análisis de las causas que contribuyeron al ataque japonés a Pearl Harbor en 1941, indica que éstas son múltiples, complejas y, algunas de ellas, lejanas en el tiempo. Así, en 1882, el mismo año en que se graduó Yamakawa Sutematsu, se promulgó el Edicto Imperial a Soldados y Marineros: un código de conducta militar que vinculaba el Ejército y la Marina directamente con el Emperador, no con el gobierno. La Constitución Meiji de 1890 no aclaró nada al respecto. Esto permitió que los militares se convirtieran en depositarios de las esencias del Japón, y evolucionaran hacia un nacionalismo radical.

Imagen superior: Yamakawa Sutematsu, acompañada por sus hijos durante el funeral de Ōyama Iwao (1916).

En su libro Estrategia (2016)Lawrence Freedman comenta, citando a Marx y a Tolstoi, que los acontecimientos históricos se producen como consecuencia de un conjunto de respuestas individuales de mucha gente a sus circunstancias, en un sentido que no puede predecirse ni manipularse. En el análisis histórico no podemos más que seguir elaborando incesantemente hipótesis, que van cambiando con el descubrimiento de hechos nuevos o con la relectura de los que ya teníamos.

Imagen de la cabecera: Ōyama Sutematsu (1860-1919). En torno a 1871, cambió su nombre original, Yamakawa Saki, por el de Yamakawa Sutematsu, concidiendo con las fechas en las que fue enviada como estudiante a Estados Unidos.

Copyright del artículo © Joaquín Sanz Gavín. Reservados todos los derechos.

Joaquín Sanz Gavín

Contable y licenciado en Derecho.