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Catalina de Aragón, reina y latinista

Mecenas del humanismo renacentista. Amiga íntima de Erasmo de Rotterdam, de Tomás Moro, de Juan Luis Vives. Primera mujer embajadora de la Historia. Experta latinista. Consumada políglota. Catalina, la pequeña de las hijas de Isabel, la gran Isabel la Católica, fue una de las mujeres más deslumbrantes del Renacimiento, si bien su figura ha quedado ensombrecida, cuando no empañada, por las circunstancias que le tocó vivir.

Nacida para ser reina, su madre se esmeró en que recibiera una exquisita educación. Casada con el heredero inglés, el príncipe Arturo, su matrimonio apenas duró seis meses. Mientras las cortes castellana e inglesa decidían sobre su futuro, Catalina ejerció como representante de los derechos españoles en suelo inglés, circunstancia que hizo de ella la primera mujer embajadora de la Historia. Nadie mejor que ella, una princesa excepcionalmente formada que dominaba, a la perfección, el inglés, el francés, el alemán, el latín y el griego.

Tras años de negociaciones, Catalina se convirtió en la esposa de su cuñado, el iracundo Enrique VIII que, por aquel entonces, aún era un hombre razonable, impresionado por las habilidades políticas de su flamante esposa. Veinticuatro años de matrimonio. Seis embarazos. Una única hija superviviente. Y un deseo irrefrenable del rey: un heredero varón. Razones más que suficientes como para romper con aquella mujer a la que tanto había admirado, utilizando como argumento una única cita bíblica: «si un hombre intima a la mujer de su hermano morirán sin descendencia» (Levítico).

La reina Catalina se transformó, de la noche a la mañana, en princesa viuda de Gales. Fue apartada de la corte. Fue alejada de su única hija. Aun así, le sobraron arrestos como para estudiar, sin descanso, Derecho Canónico, dispuesta a defenderse ante el tribunal que había de juzgar la herejía de su esposo. De poco le sirvió: Enrique VIII no dudó en romper con la mismísima Roma. Poco tiempo después, Catalina moría, aislada de todo y de todos, aunque admirada, incluso, por sus mayores enemigos, como Thomas Cromwell, mano derecha del rey, quien no dudó en afirmar: «si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los grandes de Europa».

Honra y gloria a Catalina (1485-1536), infanta de Aragón y de Castilla, Reina Consorte de Inglaterra.

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Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).