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«H2Octopus» (2007), de Diego Olmos

Dos prejuicios tenía yo contra el H2Octopus de Diego Olmos:

1- A excepción de aquel estupendo tebeo de colores plácidos, Las Crónicas de Corum, nunca he sido capaz de leer un cómic entero de Mike Mignola, su principal influencia gráfica, aunque sí me pueda pasar mucho tiempo mirando alguna de sus viñetas (quizá una cosa trabe la otra). Ello, naturalmente, provoca miedo a la hora de abordar la lectura de autores crecidos bajo su influjo.

2- Cuando un autor al que conoces y aprecias te dice que su obra más personal se titula H2Octopus, uno reza para que no tenga que leerla pronto y dar su opinión.

Sin embargo, ni uno ni otro prejuicio se sostienen al sumergirnos en el título en cuestión. En un país que, como en la década de los 60, historietísticamente vuelve a ser mano de obra entusiasta para los mercados desarrollados ‒qué se le va a hacer, tenemos alma de esclavos felices: como ideológicamente despreciamos la industria, nos dedicamos a trabajar para la de los demás…‒, H2Octopus será considerado en el futuro como uno de esos títulos que consiguieron tener identidad propia, salirse a fuerza de voluntad de la convencionalidad impuesta por los mercados francés y estadounidense (yanquis y gabachos que, por suerte, no son como los japos, o nos íbamos a morir de hambre…). Si consigue completar su ambicioso arco ‒y todo indica que así será‒, H2Octopus puede llegar a ser la obra “adulta” de Olmos, el Historias de la Taberna Galáctica de un autor español de hoy.

La lectura de H2Octopus resulta sorprendente y estimulante. Es de los pocos cómics-pastiche, resultado de mil y una influencias ‒más literarias que historietísticas‒, que funciona como lectura y como obra de entretenimiento y exploración. Da la sensación de que Diego Olmos sea de los pocos artistas de nuestra generación con una formación cultural que abarca más allá de Lost y Lee (Jim)… Olmos ha leído de verdad. Pero no solamente a Carroll, Poe, Lovecraft, Verne, Stoker y otros nombres hoy considerados de noble estirpe; también a Gaston Leroux, a Rider Haggard, a Ian Fleming, quizás a Boileau-Narcejac y S.S. Van Dine y José Mallorquí, así como a otros maestros, aún por institucionalizar, de la literatura popular. Y eso se agradece.

La atmósfera y los recovecos inesperados de las tramas detectivescas propuestas son las mejores bazas de H2Octopus. Me parece un lujo poder decir esto de un autor reconocido antes que nada por su impronta gráfica. Su héroe, además, es un gañán con moral propia de otro tiempo, más decimonónico y folletinesco (y de otro universo, como al que en realidad pertenece). El lector se verá absorbido por un cosmos imposible con sus propias leyes surrealistas y, pese a la arbitrariedad intrínseca de tales mundos subconscientes, no podrá por menos que dejarse arrastrar por el torrente de claves, fascinado y manipulado con y a placer. El tono, ritmo y desarrollo narrativos son excelentes, plagados de trazas referenciales y merenderos para el ojo: la lectura engancha por pulsión freudiana y constituye una experiencia de autorreconocimiento y fascinación voyeur para cualquier iniciado en la cultura popular que pase del cinturón blanco. En mi opinión, H2Octopus será un estupendo reto para todos aquellos a quienes no les guste el dibujo de Diego Olmos, pero sí les guste La liga de los caballeros extraordinarios.

Sinopsis

La cabeza del gato: el protagonista se encuentra implicado en la búsqueda del gato de Cheshire, lo que le llevará a acabar encerrado en una institución mental. En este segundo tomo, alguien o algo está asesinando a cada uno de los socios accionistas de la industria pesquera de Kashimyr. Los cadáveres aparecen destripados, con las entrañas devoradas, como si algún ser se hubiera abierto camino desde el interior de sus cuerpos. El misterio que envuelve a las muertes intriga a H2Octopus. Éste, acompañado de Scarlett, viuda de uno de los accionistas asesinados, intentará descubrir al culpable. Poco se imagina Octopus que los planes del asesino y sus secuaces van mucho más allá de unos cuantos asesinatos…

Otras obras de Diego Olmos: Rarezas (Kaleidoskope, c. 1999), «H2Octopus: El extraño caso del reloj de los días» (Cimoc Extra 2000, Norma, junio de 2000), ¿Quién puede vencer a Buda? (La Cúpula, 2002), Shigoro y el pozo sin fondo (Doble Dosis, 2004), Blackshirt (Moonstone, 2004), Catwoman nº 33, 39 y 40 (DC, 2004-2005), Manhunter nº 11, 23 y 30 (DC, 2005-2007), Batman: Gotham Knights nº 73-74 (DC, 2006), Majestic nº 14 (DC/Wildstorm, 2006), 28 Days Later: The Aftermath (Fox Atomic Comics, 2007), Crime Bible: The Five Lessons of Blood nº 4 (DC, 2008), Supernatural: Rising Son nº 1-6 (de 6) (DC/Wildstorm, 2008), Batman in Barcelona: Dragon’s Knight (DC, 2009), Action Comics nº 878-879 (DC, 2009), Supernatural: Beginning’s End nº 1-6 (DC/Wildstorm, 2010), Red: Marvin (DC/Wildstorm, 2010), Birds of prey nº 13 (DC, 2011), Jonah Hex nº 70 (DC, 2011), Goya (Ediciones B, 2011), Nuevas Hazañas Bélicas: Unidos en la división (Glénat, 2011), El gabinete del Doctor Caligari (EDT, 2012).

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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