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Guyot y la linterna fabulosa

Edmé-Gilles Guyot (1706-1786) es el primero en publicar el procedimiento de la linterna nebulosa. Adquirió gran prestigio como médico al describir la trompa de Eustaquio, el conducto cuya misión es amortiguar las presiones en el oído medio.

Guyot era un científico versado en distintas disciplinas, pues le atraían múltiples fenómenos. Estaba firmemente convencido del progreso científico y, frecuentemente, practicaba experimentos públicos y realizaba demostraciones para difundir los nuevos descubrimientos.

Entre sus aficiones se hallaba la física recreativa. A menudo fabricaba el mismo sus aparatos. Concibió unas pequeñas cajas, destinadas a un público aristocrático, que contenían los elementos de un teatrillo de magia, incluido una linterna con sus placas de cristal. Estas maquetas le permitían experimentar a escala nuevos efectos. Ensayó las proyecciones sobrepuestas que permitían crear la impresión de un sencillo encadenado. Así sobre la imagen de un paisaje marino proyectaba en sobreimpresión la imagen de unas nubes creando la ilusión de una tormenta. Sería un antecedente de los “Cuadros disolventes” que, mucho tiempo después, en 1840, daría a conocer Henry Langdon Childe.

Guyot fue el primero en publicar el procedimiento de la linterna nebulosa. Su planteamiento intensamente teatral suscitaba una atmósfera evanescente, llena de incertidumbre para el espectador. Como ya hizo Huygens en los macabros bocetos para las primeras placas de la linterna mágica, Guyot asoció las imágenes vacilantes e inciertas, proyectadas en una nube de humo, con el mundo espectral engranado en la tradición de los espectáculos de sombras, la imaginería de las Danzas de la muerte y la estética grotesca del carnaval.

Entre los números de magia que formaban parte del repertorio de los ilusionistas en las barracas de feria, Guyotdescribe un procedimiento para evocar a los muertos. Consiste en proyectar una imagen por medio de la linterna mágica sobre una cortina de humo y no sobre una pantalla. «La luz de la linterna mágica –escribe‒ así como los objetos que en ella están encerrados, pueden proyectarse sobre una tela o sobre humo Para este efecto es necesario tener una caja de madera o cartón de alrededor cuatro pies de altura que tenga cuatro pulgadas cuadradas en la base. De manera que hacia arriba debe dar una abertura de siete u ocho pulgadas al cuadrado de su base Debe ir disminuyendo de figura y forma, de manera que hacia lo alto da un abertura de seis pulgadas de largo por una y media de alto».

Para producir el humo emplea un brasero de los que se usaban para calentar las sábanas. «Es preciso disponer en la base de la caja un portillo –prosigue Guyot‒ que cierre ajustadamente a fin de poder introducir el brasero en el que se quemará incienso cuyo humo se expandirá, aflorando por una ranura a través de un conducto. Sobre este celaje de humo se dirige la luz de la linterna mágica».

El haz de la linterna proyecta las imágenes sobre el humo que sale por la parte alta de la caja. “Lo que parecerá extraordinario –se sorprende– es que el humo no cambia la forma de lo que se representa y parecerá que se puede tocar con la mano”.

En esa época los tramoyistas ya habían introducido la linterna en las comedias de magia y los prestidigitadores adaptaron tecnologías mecánicas, aplicaciones físicas y químicas y efectos ópticos en sus espectáculos, junto a las sombras chinescas y los autómatas. Guyot estaba al tanto de todas estas novedades. Y de otras muchas materias. Su campo de acción era muy amplio. Se interesó por la cartografía, las matemáticas, la física y la magia. Este hombre de variadas inquietudes y amplios conocimientos desempeñaba el puesto, aparentemente rutinario, de Director de la Oficina General de Correos de París.

Miembro de la Sociedad Literaria y Militar de Besançon escribió obras igualmente heterogéneas. Entre ellas un Diccionario de Correos , también un Ensayo sobre la construcción de Globos Aerostáticos y la manera de dirigirlos. Esta última obra, así como sus Nouvelles récréations physiques et mathématiques aparecen atribuídas en algún catálogo, a mi juicio erróneamente, al gramático jesuita Guillaume-Germain Guyot (1740 -1754).

En el terreno de la magia, su obra Nouvelles récréations physiques et mathématiques nos permite obtener una idea bastante precisa de la magia que practicaban los ilusionistas en la época. Consta de cuatro tomos, editados primorosamente en 1769 y 1770 e ilustrados con preciosas planchas en color. En ellos describe y analiza efectos geométricos y matemáticos, catóptricos, mecánicos y ópticos.

La obra sigue la senda que había inaugurado en Francia Jacques Ozanam con sus Recréations Matématiques et Phisiques, en 1694. En el prólogo reconoce su deuda con él, pero además incorpora las novedades del momento, nuevos efectos derivados de los avances en electricidad, magnetismo o dióptrica. Un camino que luego proseguiría Henri Descremps en La Magie blanche dévoilée, publicado en 1784.

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Ramón Mayrata

Poeta y novelista, ha ejercido también el periodismo escrito y ha trabajado como guionista de radio y de televisión. A los diecinueve años publicó su primer libro de poemas: "Estética de la serpiente" (1972). Un año antes aparecieron sus poemas iniciales en la antología "Espejo del amor y de la muerte", prologada por Vicente Aleixandre (1971). Trabajó como antropólogo en el antiguo Sahara español en pleno proceso de descolonización. Estas experiencias fueron la materia de su primera novela: "El imperio desierto" (Mondadori, 1992). Su amplia bibliografía incluye títulos como "Valle-Inclán y el insólito caso del hombre que tenía rayos x en los ojos", "El mago manco" y Fantasmagoría. Magia, terror. mito y ciencia".
Junto a Juan Tamariz fundó y dirigió la editorial Frackson especializada en libros técnicos de magia. Autor de innumerables artículos en periódicos y revistas, en la actualidad colabora en "El Norte de Castilla".