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«Guardianes de la Galaxia. Vengadores del mañana» (2013), de Brian Michael Bendis

¿La fecha? 2013. Ese es el año de publicación de este cómic. Es decir, tres años después de que Kevin Feige insinuara en la San Diego Comic-Con el rodaje de una película con los Guardianes de la Galalaxia como protagonistas.

Como ahora verán, tanto el tebeo que nos ocupa como el largometraje de James Gunn tuvieron un desarrollo paralelo. Feige ya tenía clara la idea del film en 2012, y así lo manifestó de forma oficial durante la Comic-Con de ese año, donde además divulgó un par de muestras de arte conceptual que, en muchos sentidos, podemos relacionar con el cómic de Brian Michael Bendis.

Resumiendo: en agosto de 2012, Gunn, con el respaldo directo de Joss Whedon, fue elegido para dirigir el largometraje. Tiempo atrás, Nicole Perlman ya se había hecho cargo del guión, que lógicamente pasaría por distintas rescrituras, primero por parte de Chris McCoy y finalmente a cargo del propio Gunn, quien se empeñó en que tuviera el toque canalla de películas como Doce del patíbulo (1967) y el espíritu ligero de la primera entrega de Star Wars.

Por las mismas fechas, Bendis escribía esta historieta con un tono muy similar al que luego exhibiría la película: una mezcla muy atractiva de humor, acción, space-opera, nostalgia ochentera, delirio y comedia romántica. En manos del guionista, el equipo intergaláctico de héroes (Peter Quill / Star-Lord, Gamora, Drax el Destructor, Mapache Cohete y Groot) se refuerza con la presencia de Iron Man, y emprende una serie de aventuras que, además, incluyen la historia del origen de Quill: nacido del inesperado romance entre una terrícola y el príncipe extraterrestre Spartax.

La ligereza, y no la densidad, es la mejor aliada de Bendis. Retratando con buen pulso a cada uno de los Guardianes, logra que el relato fluya con optimismo, recurriendo a escenarios galácticos muy sugerentes, donde la radical experiencia de la aventura se anima con muchos detalles de humor.

No obstante, dejando aparte de la labor narrativa de Bendis, la principal virtud de estas páginas es el trabajo de Steve McNiven y de Sara Pichelli: detallista, dinámico, siempre al servicio del relato, efectivo tanto en los momentos de acción como en los más contemplativos (que, dicho sea de paso, son muy pocos).

En definitiva, este es un volumen imprescindible para los seguidores de los Guardianes, no sólo por las circunstancias en que se realizaron los cómics en él incluidos, sino también por su evidente calidad.

Sinopsis

Hay una nueva ley en la galaxia. Nadie toca a la Tierra. ¡Nadie! Pero ¿por qué se ha convertido nuestro planeta en el más importante de todos? ¡Los Guardianes de la Galaxia deben descubrirlo! Arranca la legendaria etapa de Brian Michael Bendis.

«Un aventurero ‒escribe Julián M. Clemente en la introducción‒ cortado por el patrón de Buck Rogers y Flash Gordon que había debutado en los magazines en blanco y negro de hacía varias décadas y que llevaba mucho tiempo en el olvido; un árbol humanoide que trataba de conquistar la Tierra en aquellos relatos autoconclusivos de la entrañable Era Atlas; un mapache antropomórfico con el que se habían encontrado unos pocos héroes y que llegó a gozar de una miniserie en los ochenta; la sucesora del hijo del Capitán Marvel original; y unos cuantos personajes asociados con la Marvel cósmica de Jim Starlin. Estaban ahí porque estaban disponibles. Se trataba de construir algo nuevo a partir de materiales de desecho. Incluso el nombre del grupo lo era. Estos Guardianes de la Galaxia no tenían nada que ver con los clásicos, los de 1969, los que procedían del futuro y tenían un arquero con cresta punk en su alineación. Una pena que un nombre tan bueno estuviera durmiendo el sueño de los justos, debieron pensar. Dan Abnett y Andy Lanning ya eran lo suficiente mayorcitos, y estaban lo suficiente experimentados en la industria del cómic, como para esperar que la nueva serie que surgiría de su saga cósmica, Aniquilación: Conquista, fuera a alzarse como un fenómeno de ventas. Más bien aspiraban a ofrecer un producto agradable y divertido que concitara el suficiente número de lectores como para mantenerlo vivo por una temporada. Y acertaron. Sus Guardianes de la Galaxia fue un éxito de crítica y un éxito moderado de público que los mantuvo en pie durante un par de años, entre 2008 y 2010. Después, los planes de Marvel cambiaron, el dúo creativo se separó, y cada uno siguió su camino. (…) En verano de 2012, apenas un mes después del estreno de Los VengadoresFeige hizo el anuncio oficial: en 2014, Peter Quill y compañía arrasarían en las carteleras. Habían pasado dos años desde la cancelación de la serie de Abnett y Lanning, así que en Marvel se dispusieron a poner de nuevo la cabecera en marcha, apostando por ella al máximo. Brian Michael Bendis, que en aquel entonces pertenecía al reducido número de personas que desde la editorial asesoraba al estudio cinematográfico, fue el elegido para encabezar un producto que se adelantaría a la película para emularla: la cuadratura del círculo que sólo alguien con la habilidad de Bendis, el hombre que había reinventado a Spiderman o a Los Vengadores, podía conseguir. (…) Puestos a romper reglas, el lanzamiento de la serie destrozaría unas cuantas. La ocasión coincidió con el comienzo de Marvel Now! y con la consiguiente reestructuración de todas las series y equipos creativos de la factoría. Bendis dejó atrás Los Vengadores, algo que parecía impensable en aquel momento, y los sustituyó por La Patrulla-X y por los Guardianes. Las aventuras de éstos no empezaron por el primer número, sino por un episodio especial, un Guardians of the Galaxy #0.1 USA con el que Bendis actualizó el origen de Starlord, partiendo de la primera aparición que había tenido éste, en Marvel Preview #4 USA (1976). El guionista se quedó estupefacto por la fuerza del relato original, que pronto calificó como uno de los mejores orígenes que había tenido jamás un superhéroe. Se encontraba entre los pocos cómics clásicos que leyó de cara a la preparación de la serie. Para el episodio, le acompañaba a los lápices Steve McNiven, el artista de Civil War, que desde entonces había firmado también El Viejo Logan, otra de las obras fundamentales de la Marvel del siglo XXI. Requerido siempre para ocasiones puntuales, McNiven iba a estar disponible sólo para el lanzamiento, puesto que a partir de la mitad del segundo número tomaría las riendas Sara Pichelli. La dibujante italiana venía de acometer junto a Bendis otra tarea titánica, la serie de Miles Morales, el entonces desconocido con el que se habían atrevido a sustituir al Spiderman del Universo Ultimate».

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Marvel Comics, Panini Cómics. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.