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¿Grieg al fortepiano?

La extrañeza es el primer sentimiento que planea al enfrentarnos a la experiencia que alberga el disco recomendado de hoy, que recoge, en límpida y cuidada interpretación, 22 de las 66 Piezas líricas que el compositor noruego escribió entre 1865 y 1901.

Obras breves, más o menos similares a algunas de Mendelssohn (Romanzas sin palabras) o Schumann, dotadas de un encanto indudable, de un rico y a veces original lenguaje armónico. La utilización de melodías y ritmos populares nórdicos, de secuencias cromáticas y modos eclesiásticos les conferían un atractivo curioso e intemporal.

La cuestión es si esas características permiten dar una imagen sonora cabal y moderna de estas composiciones, redactadas mucho después de que fuera construido el instrumento que emplea la experta pianista alemana Heidi Kommerell, un Nannette Streicher de 1829, 14 años anterior al nacimiento de Grieg. Qué duda cabe de que, como dice Stefanie Laaser, la sonoridad cantarina, las amplias resonancias, la ancha paleta de matices puede poner de relieve de forma idónea algunos de los detalles de estas piezas, incluso de aquéllas que pudiéramos estimar de un mayor perfume romántico.

Evidentemente, una partitura como la op. 43, 3, En mi patria chica, gana en expresión por la morbidez del registro medio del instrumento. En Nostalgia, op. 57, 6, encontramos sonoridades de extrema delicadeza, casi irreales, que nos envuelven también en la Canción de cuna, op. 68, 5, con unos agudos de notable dulzura.

En cambio, el planteamiento modestamente sinfónico de la op. 62, 6, Regreso al hogar, queda un tanto chato en el fortepiano. Interesante y fructífera experiencia, llena de sorpresas, sin duda impulsadas por el buen entendimiento y exquisito arte de la instrumentista.

Para quien prefiera la versión más lógica, es decir, la tocada en un piano actual ‒Grieg empleaba a principios del siglo XX un moderno Steinway‒, se recomienda la muy narrativa e idiomática versión de una buena parte de estas obras debida al noruego Leif Ove Andsnes (Virgin, 1990-92); o la más antigua de Gilels (DG, 1974).

Disco recomendado: Edvard Grieg (1843-1907): Piezas líricas / Heidi Kommerell, Nannette-Streicher Fortepiano (1829) / MDG / Ref.: MDG 1271 (1 CD)

Copyright del artículo © Blas Matamoro. Este artículo se publica en Cualia por cortesía del autor y de Diverdi. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")

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