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Gabriella Tucci, pucciniana

Conocimos a la soprano romana Gabriella Tucci a través de la dulce Glauce que grabó al flanco de la Medea de Callas en 1959. Luego la reencontramos como Leonora de Trovatore dando en 1964 réplicas de estatura frente al Manrico exuberante de Franco Corelli. Y fue precisamente como heroína verdiana como la cantante se impuso en los principales teatros del mundo, en especial el Met neoyorkino, donde cantó veinte personajes diferentes durante trece temporadas consecutivas.

De su faceta pucciniana se desconocía bastante, a pesar de llegar los ecos de su gira al Bolshoi con la Scala en 1964 como Liù y en compañía del Calaf de Bruno Prevedi y la imponente Turandot de Birgit Nilsson, quizás la mejor protagonista de toda la historia.

El sello Myto nos propuso para remediar vacíos la Butterfly de Tucci, cantada en el Met dos años después de haberse presentado allá precisamente con la delicada japonesita, una Cio-Cio-San que retomaba el relevo de Licia Albanese y Dorothy Kirsten y preparaba el camino a Renata Scotto y Teresa Stratas.

La voz de Tucci se mantiene dentro de la tradicional soprano lírica italiana por colorido, extensión y calidez, manejada por una artista asimismo dentro de los cauces habituales de sus compatriotas meridionales.

Tuvo que bregar con colegas más dotadas o con una personalidad más definida o rica, como CallasTebaldiCarteri o Stella, por citar sólo a cuatro de las más directas rivales, nacidas todas a lo largo de la década de los veinte del pasado siglo. Pese a ello hizo una carrera muy meritoria y esta Butterfly le hace completa justicia.

Tucci domina el recitativo y la sentimentalidad del cosmos pucciniano, tal como demuestra en esta Cio-Cio-San, a la que logra trasmitir esa tensión especial que necesita el personaje, al que hace crecer y desarrollarse ante nuestros oídos utilizando la astucia propia de una inteligente actriz y el bagaje musical de una preparada cantante, evitando así los tiempos muertos, el aburrimiento o la cursilería, errores o limitaciones en los que caen no pocas otras sopranos más célebres que ella.

Además, valga el dato como ejemplo de la prodigalidad del registro, da la opcional nota aguda de la página de entrada, bellísima, atacada en piano y reforzada paulatinamente. En toda esta tarea, la Tucci está ayudada, sin duda, por la sabia dirección de un profesional de la categoría y experiencia de Fausto Cleva y por un reparto muy del Met, incluyendo al bien digno Sharpless de Clifford Harvuot, quien responde merecidamente a esta oportunidad brindada, tras haberle normalmente distribuido y escuchado en roles de comprimarios.

Otro comprimario de lujo es el Goro, de impecable caracterización, del tenor norteamericano Andrea Velis, otro de los grandes pilares de los repartos metropolitanos.

A la hora de elegirle un Pinkerton, se le buscó a la Tucci uno de lujo, Carlo Bergonzi, y la pareja logra un instante de la mejor magia pucciniana en el bellísimo dúo que cierra el acto primero. El magnífico sonido da mayor vigor a la oportunísima publicación.

Disco recomendado: G.Puccini: Madama Butterfly / Gabriella Tucci, Carlo Bergonzi, Clifford Harvuot, Helen Vanni, Andrea Velis. Orquesta y Coro del Metropolitan (New York). Dir.: Fausto Cleva (1962) / MYTO / Ref.: 2MCD045302 (2 CD)

Copyright del artículo © Fernando Fraga. Este artículo se publica en Cualia por cortesía del autor y de Diverdi. Reservados todos los derechos.

Fernando Fraga

Es uno de los estudiosos de la ópera más destacados de nuestro país. Desde 1980 se dedica al mundo de la música como crítico y conferenciante.
Tres años después comenzó a colaborar en Radio Clásica de Radio Nacional de España. Sus críticas y artículos aparecen habitualmente en la revista "Scherzo".
Asimismo, es colaborador de otras publicaciones culturales, como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Crítica de Arte", "Ópera Actual", "Ritmo" y "Revista de Occidente". Junto a Blas Matamoro, ha escrito los libros "Vivir la ópera" (1994), "La ópera" (1995), "Morir para la ópera" (1996) y "Plácido Domingo: historia de una voz" (1996). Es autor de las monografías "Rossini" (1998), "Verdi" (2000), "Simplemente divas" (2014) y "Maria Callas. El adiós a la diva" (2017). En colaboración con Enrique Pérez Adrián escribió "Los mejores discos de ópera" (2001) y "Verdi y Wagner. Sus mejores grabaciones en DVD y CD" (2013).