En Nueva Iberia, una ciudad de Louisiana, el detective Dave Robicheaux (Tommy Lee Jones) investiga el macabro asesinato de una joven prostituta. Uno de sus sospechosos es el mafioso local “Baby Feet” Balboni (John Goodman), que últimamente anda metido en el negocio del cine coproduciendo una película sobre la Guerra Civil cuyo rodaje trascurre por la zona.
Esta es la razón de que Dave conozca a la pareja compuesta por Elrod Sykes (Peter Sarsgaard) y Kelly Drummond (Kelly Macdonald), dos estrellas de Hollywood. Será Elrod el que ponga al detective tras un caso mucho más antiguo, cuando le confiese haber visto en el pantano los restos de un cadáver encadenado.
Este es, en esencia, el argumento de En el centro de la tormenta (In the Electric Mist, 2009), un homenaje al cine negro americano del crítico y cineasta galo Bertrand Tavernier realizado en Estados Unidos. Paradójicamente, en este país la película ni siquiera llegó a estrenarse en cines. Es más, el productor exigió a Tavernier realizar una segunda versión ligeramente distinta y de metraje más reducido (de 117 a 102 minutos) exclusiva para el mercado USA, que fue lanzada directamente en DVD. Afortunadamente, la versión que se estrenó en España fue la original del director, que previamente había sido presentada en la 59ª edición de la Berlinale.
Tavernier, autor de joyas como la arriesgada y hoy convertida en pequeño clásico de la ciencia-ficción La muerte en directo (La mort en direct, 1980) o Capitán Conan (Capitaine Conan, 1996), una penetrante semblanza del absurdo de la guerra, retoma para este trabajo realizado al otro lado del charco algunos de los temas recurrentes de su filmografía, siempre con una intención humanista a la par que crítica y con un afán revisionista de la historia.
Para su negrísima Coup de torchon (1981), se inspiró en la agria novela 1280 almas de Jim Thompson, guionista ocasional –pero en qué ocasiones: Atraco perfecto (The Killing, 1956) y Senderos de gloria (Paths of Glory, 1957) de Stanley Kubrick– además de escritor y uno de los represaliados en la Caza de Brujas impulsada por el senador McCarthy. En esta peculiar adaptación, el aparentemente apocado e incompetente jefe de policía de un pueblo de un villorrio africano (encarnado por Philippe Noiret, rostro habitual del cine de Tavernier) actúa como juez y verdugo de sus conciudadanos, tan inmorales y mezquinos como él mismo. Coup de torchon hurga en las inmundicias del colonialismo francés entresacando la miseria moral de la sociedad burguesa, un entorno fértil para que afloren los instintos más sucios de la naturaleza humana.
En su breve aventura hollywoodiense, el autor francés trata de incorporar a su propio universo In the Electric Mist with Confederate Dead del estadounidense James Lee Burke. Esta novela negra es una de las varias protagonizadas por Dave Robicheaux, un duro detective de policía obsesionado por la justicia (lo que a veces le hace emplear métodos poco ortodoxos), veterano de Vietnam y ex alcohólico. Otro de los libros que Burke dedicó a Robicheaux fue llevado a la gran pantalla en Prisioneros del cielo (Heaven’s Prisoners, Phil Joanou, 1996), en donde Alec Baldwin se metió bajo la piel de este personaje.
Pero, si bien Tavernier define (quizás llevado por el entusiasmo) En el centro de la tormenta como una “hermana” de Coup de torchon, el resultado –fruto de las obligadas fricciones de una producción a caballo entre el film noir de autor y el thrillercomercial– es más impersonal y menos subversivo, aunque también de visionado más amable. Con un guion firmado por Jerzy y Mary Olson Kromolowski, pero trabajado hasta el último detalle por Tavernier, por el propio James Lee Burke y por su intérprete principal, Tommy Lee Jones, En el centro de la tormenta se sumerge en la Louisiana azotada por el Katrina, un escenario violento en el que los mafiosos hacen su agosto a costa de las ayudas destinadas a paliar los efectos del desastre. Una necesaria labor de actualización del texto original (publicado en 1993) que, en palabras del director, contribuye a “dar más significado y fuerza a la historia” incidiendo en un clima de corrupción generalizada.
Dice Tavernier que lo más le atrae de la obra de Burke “es su relación con el pasado: sostiene que en Louisiana, el pasado determina el presente. Para él, el hecho de que la gente no se atreviera a afrontar el problema racial durante la Guerra Civil no ha hecho más que conllevar crimen y corrupción”. El peso del pasado, leitmotiv de la obra de Tavernier, se erige como la piedra angular de En el centro de la tormenta. El filme trasiega por neblinosos escenarios en los que el bien y el mal exhiben una inquietante ambigüedad y en donde el pasado se confunde con la actualidad más rabiosa. Sin abandonar la contención ni el tono realista (casi costumbrista), el relato se desliza lenta pero implacablemente en los territorios de lo fantástico, de lo inexplicable. Pues en la vida aparentemente vulgar de Nueva Iberia los fantasmas de la Guerra Civil siguen vivos y campan a sus anchas, en la misma medida en que los errores no afrontados de tiempos pretéritos lastran el presente.
Una de las grandes bazas de la película es la importancia concedida a la atmósfera. En el centro de la tormenta captura la belleza decadente del entorno en el que se desarrolla la acción: la ciudad marcada con las cicatrices de la pobreza, profundizadas por el paso del Katrina, la podredumbre de los pantanos, el canto de los pájaros, la exuberancia de la vegetación y en especial la niebla, esa neblina eléctrica a la que alude el título original y que constituye un personaje por sí solo, tan real como los espectrales soldados confederados que habitan en ella.
Pero por encima de todo sobresale la inmensa presencia de Tommy Lee Jones. Aunque acompañado de una galería de interesantes secundarios (John Goodman, Peter Sarsgaard, Ned Beatty y la leyenda del blues Buddy Guy), el protagonista carga gran parte del peso de la película sobre sus hombros con una naturalidad pasmosa. El Robicheaux de Tommy Lee Jones, al igual que sus personajes de Los tres entierros de Melquiades Estrada (The Three Burials of Melquiades Estrada, Tommy Lee Jones, 2005), En el valle de Elah (In the Valley of Elah, Paul Haggis, 2007) o No es país para viejos (No Country for Old Men, Joel y Ethan Coen, 2007), arrastra su cansancio y melancolía, pero también su inquebrantable determinación, por un país que parece haber perdido el rumbo, sacudido por la codicia, la violencia, la intolerancia y el egoísmo.
Copyright del artículo © Mª Dolores Clemente Fernández. Publicado previamente en CineMaverick. Reservados todos los derechos.