La prosaica dimensión humana de otros superhéroes se relaciona, necesariamente, con las costumbres humanas. Unas costumbres que los dioses nórdicos, incorporados de forma oportuna al panteón Marvel, asumen con cierta dificultad. Y sin embargo, más allá de su grandilocuencia teatral, de sus poses shakespearianas y de sus costumbres vikingas, Thor y sus congéneres llevan unas cuantas décadas asombrando a los lectores del género, convertidos en figuras imprescindibles dentro del escenario marvelita.
En general, los admiradores de Thor suelen mencionar a un solo autor como el merecedor de mayores elogios: Walter Simonson. Se comprende que, dada la altura creativa de Simonson, su sucesor al frente de la franquicia fuera menos valorado. Y sin embargo, Tom DeFalco tomó decisiones que, con el paso de los años, podemos comprender mucho mejor.
Es obvio que, a lo largo de esta nueva etapa (Thor vol. 1, nº 383-459, septiembre de 1987-febrero de 1993), el personaje oscila entre dos géneros bien definidos, la fantasía heroica ‒con algún apunte de espada y brujería‒ y la space opera más tradicional. DeFalco siempre prefirió la peripecia galáctica, quizá porque entendió que Thor era un personaje propio del pulp, y porque dentro del pulp, la ópera espacial fue y sigue siendo una línea extremadamente exitosa.
Hay otra fórmula que nos remite al pulp clásico: la doble personalidad del héroe. En este caso, y como comprobarán los lectores, DeFalco opta por fusionar al arquitecto Eric Masterson en cuerpo y alma con el dios del trueno, reforzando en el personaje una faceta terrestre y otra asgardiana. Esto es algo que ya habíamos visto en los orígenes del superhéroe, y que para algunos supuso una vuelta atrás (¿otro Donald Blake?), pero que en términos narrativos volvió a funcionar durante un periodo razonable.
Todo cómic es hijo de su tiempo, y el que ahora tenemos entre manos responde al estilo impuesto a fines de los ochenta y comienzos de los noventa. Sí, ya sé que la invasión inglesa estaba removiendo por las mismas fechas los cimientos del género, pero cualquiera que visitase un quiosco o una tienda de tebeos por aquellos días reconocerá que el Thor de DeFalco y Ron Frenz viene a ser el ejemplo perfecto ‒y sumamente entretenido‒ de lo que solíamos leer en nuestros años mozos.
¿Una prueba? Echen un vistazo a estas aventuras imposibles que transcurren a medio camino entre la tierra y las metrópolis astrales. Disfruten con esas escenografías lisérgicas y majestuosas, y con la presencia de Los Vengadores en su etapa de apogeo. Y sobre todo, revivan este retorno a los orígenes del personaje, en el que se resume una época de inocencia que ya no volverá.
Sinopsis
Contiene The Mighty Thor 383-408 y Annual 14 USA
Tras la mítica etapa de Walter Simonson, el Dios del Trueno recibió al que había sido aclamado equipo creativo de The Amazing Spider-Man. Tom DeFalco y Ron Frenz irrumpieron en el mundo de Thor para llevar a cabo una relectura en clave nostálgica de los viejos tiempos en que Stan Lee y Jack Kirby guiaban el destino del Hijo de Odín. Una vuelta a la grandeza de antaño, en el primer volumen de la recuperación de esta etapa de culto.
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