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«Diez mil años en un bloque de hielo» (1890), de Louis Boussenard

Entramos en la última década del siglo XIX, momento del florecimiento de la ciencia-ficción, impulsada, según el cliché, por el éxito de Verne y Wells, pero también gracias a la moda de utopías como la de Edward Bellamy. Cientos de títulos vieron la luz en estos años; de hecho, la evolución del interés del público por el nuevo género fue cada vez mayor a medida que se aproximaba el nuevo siglo.

El título que comentamos en esta ocasión me da pie para hablar brevemente sobre la obra de Louis Henri Boussenard (1847-1911), un escritor muy popular tanto en Francia como en la entonces francófona Rusia, pero que en el resto del mundo ha permanecido siempre en la oscuridad, probablemente debido tanto su sesgo nacionalista como a los prejuicios contra los británicos y americanos que afloraban a menudo en sus relatos. Especializado en las novelas de aventuras, ya en vida se le conocía como el H. Rider Haggard francés. Al igual que Julio Verne, situaba la acción de sus novelas por todo el globo, desde Australia hasta América o África, de la guerra de los boer a la lucha de independencia cubana. También como Julio Verne, realizó algunas incursiones en la ciencia-ficción, una de ellas este Diez mil años en un bloque de hielo, una especulación sobre el futuro.

El héroe, miembro de una expedición al Polo Norte en 1896, queda congelado en un bloque de hielo para despertar cien siglos después. Por alguna razón, el autor se siente obligado a justificar la supervivencia del protagonista con largas disertaciones sobre experimentos contemporáneos de congelación de animales o animación suspendida de gurús indios, algo totalmente innecesario puesto que lo que al escritor –y al lector– le interesa es lo que espera en el futuro.

Su mundo del mañana está unificado bajo un solo Estado poblado por los diminutos descendientes de chinos y africanos. El tipo racial caucásico ha desaparecido, consumido por los continuos enfrentamientos bélicos. Los hombres han desarrollado grandes cabezas y cerebros mientras que sus miembros y extremidades han encogido, una imagen que luego sería repetida hasta la saciedad por muchos ilustradores de las revistas de ciencia-ficción de los cuarenta y cincuenta.

Esos hombrecillos del futuro pueden levitar y viajar rápidamente de un sitio a otro por la simple fuerza de su voluntad. Boussenard explica que sus cerebros generan una especie de «atmósfera nerviosa» alrededor de ellos que les permite tal hazaña. Para colmo, no se cansan y pueden transportar con ellos objetos de cualquier peso. Resulta curioso semejante suposición teniendo en cuenta que Boussenard era médico de formación. También lo es que, estando ya en 1890, el escritor no pensara en dar más protagonismo a la tecnología, la industria o las máquinas, basándolo todo en el poder de la mente.

No es una novela imprescindible. Carece de estructura convencional –planteamiento, nudo y desenlace– siendo más bien una especie de recorrido por diversos puntos de interés con algunos diálogos intercalados; además, su lenguaje, rígido y con largas y aburridas frases, no le ha permitido envejecer bien. He querido incluirla en esta selección, sin embargo, por dos motivos. En primer lugar por tratarse de un autor francés en un género que pasará a estar dominado, en buena medida, por norteamericanos y británicos. En segundo lugar, por las ideas que Boussenard planteó no solo en este libro (como el desarrollo de poderes mentales producto de la evolución), sino en otros relatos: el personaje principal de otra de sus novelas, Les Secrets de Monsieur Synthèse (1888) es un hombre sintético que ha eliminado su necesidad de comer y vive gracias a ingerir diez píldoras y diez ampollas de fluido cada día. Ejemplo del prototipo de “científico loco”, el Sr. Sintético pretende influir en la evolución de la raza humana haciéndola más “sintética”. Otra de sus obras, Monsieur Rien (El Sr. Nada) (1907) cuenta las aventuras de un hombre invisible en la Rusia de los zares.

Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Publicado previamente en Un universo de ciencia ficción y editado en Cualia con permiso del autor. Reservados todos los derechos. 

Manuel Rodríguez Yagüe

Como divulgador, Manuel Rodríguez Yagüe ha seguido una amplia trayectoria en distintas publicaciones digitales, relacionadas con temas tan diversos como los viajes ("De viajes, tesoros y aventuras"), el cómic ("Un universo de viñetas"), la ciencia-ficción ("Un universo de ciencia ficción") y las ciencias y humanidades ("Saber si ocupa lugar"). Colabora en el podcast "Los Retronautas".