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Atorresrizando al personal

Por fin he podido acostarme un par de noches seguidas a degustar dos tebeos de terror realizados por un dúo andaluz que ya ha dado el salto a Estados Unidos, atención, sin tener que endosarse los calzones de ningún superhéroe. Aunque ambos tebeos son ediciones españolas de Dibbuks en formato álbum, se trata de sendas recopilaciones de miniseries de cuatro comic-books realizadas específicamente para el mercado estadounidense.

El malagueño El Torres se encarga de los guiones y el granadino Gabriel Hernández de los dibujos. Esa vocación de ser leídos primero por un público gringo explica pues que El Torres use la hojarasca de modas culturales de hoy como fértil abono de sus aportaciones creativas. El resultado es, en ambos títulos, bastante más que una demostración de buen oficio.

El velo (2010) juega sus cartas sobre convenciones tanto temáticas como autorales. “El Mal” suele ser en las historias de terror una metáfora de todos nuestros miedos y culpas íntimas: la doble metáfora se ejerce cuando esa fuerza maligna, ese “Mal” abstracto pero localizado, toma además una forma corpórea, concretando su amenaza, que podemos ver, tocar y combatir (y que nos puede aterrorizar aún más). El maestro en esa “personificación” del mal de nuestros días es, obviamente, Stephen King, aunque siempre suela cagarla cuando intenta resolver la “disolución” del Mal, tanto en su encarnación concreta como en su metáfora.

En El velo, El Torres adopta temas propios de King (la “personificación” del mal) hasta llevar su referencia hasta puntos literales (la acción se desarrolla ¡en Maine!). En la forma, se acoge a los cómics de la DC de raigambre británica.

Pues El Torres sabe también que el cómic es un medio débil para transmitir terror, a no ser que seas Maruo y asustes sólo con dar un trazo. Habitualmente, los cómics de terror no provocan terror, sino tan sólo “reminiscencias” de terror, mucho más evanescentes que el que puede provocar un libro o una película. Los dibujos –por lo habitual– suavizan el impacto del miedo, igual que difuminan la agresividad del porno. Queda ese hilo tenue de atmósfera y recreación, que no es poco cuando se sabe manejar…

Así que el malagueño sigue el ejemplo de Alan Moore en La cosa del pantano Jamie Delano (mi prosista favorito en el género) en Hellblazer, se inventa una Joanna Constantine (con el nombre de Chris Luna) y añade esa voz narradora en tercera persona que contribuye a hacer volar la imaginación más allá de unos dibujos tangibles, que induce, que sugestiona con razonamientos terroríficos: especialmente acertada la disquisición de la protagonista sobre lo que hace el 90% del cerebro humano que no percibimos.

El cómic funciona a todos los niveles (incluso en sus toques formalmente bastardos: la yanquinización de modos también pasa por elegir momentos “musicables”, ese tipo de sustos más propios del cine que de la historieta que uno imagina acompañados de un golpe orquestal), apoyado también en un Gabriel Hernández que aquí parece fruto de un feliz encuentro propiciado en un What if: “¿Y si Tha hubiera sido entintado alguna vez por Klaus Janson?”. El resultado gráfico es gozoso, con un diseño de personajes absolutamente empático y una textura atmosférica siempre presente y efectiva.

Y resulta muy interesante comprobar cómo El Torres se mueve a gusto con clichés de una cultura ajena, aunque sea una tan omnipresente como la estadounidense.

Sin embargo, su siguiente esfuerzo común, El bosque de los suicidas (2011), me ha convencido más. Para empezar, el dúo se anima a meterse esta vez en el lugar común del “horror oriental”, pero sin renunciar a la perspectiva occidental (lógicamente más europea que estadounidense, por mucho que el fin de la obra sea su comercialización primera en los USA). Da gusto ver a dos autores españoles adentrándose en la cultura nipona sin caer en los tópicos gráficos del manga, es decir, dibujando a los orientales como realmente los vemos y no con esa racista idealización americanizada con la que ellos quieren verse a sí mismos.

Esta vez, además, El Torres no se apoya en un discurso verbal paralelo, sino que prescinde de la primera persona explícita y se limita a narrar en tercera mediante los diálogos y el empaque visual de Hernández. Sus personajes están bien definidos y tienen personalidad propia; y los momentos de angustia se presentan bien dosificados, además de ser muy contundentes: véase el paralelismo entre el éxtasis de una amante y el estertor de una ahorcada con que nos sirve la primera muerte de la historia.

El desarrollo de El bosque de los suicidas es modélico, así como su resolución: pese a la limitación del formato (cuatro números de unas 22 páginas cada uno), El Torres y Gabriel Hernández se salen con la suya a la hora de dejar un sabor terriblemente dulce en el lector.

Aquí hay algo más que oficio: hay dos autores con ganas de jugar en el terreno anglosajón y hacerse su lugar por méritos propios.

De momento, han conseguido algo inédito en el panorama historietístico español y merece la pena subrayarlo. Brindo por su talento.

Sinopsis

El velo (2010)

Chris Luna es una detective de poca monta con clientes que parecen salidos de un día de difuntos. Chris tiene la capacidad única de ver a través del velo entre nuestra realidad y lo desconocido. Por desgracia, esta habilidad no paga el alquiler. Ahora Chris está desesperada y tiene que volver a su casa de Maine donde se enfrentará a la oscuridad que acecha bajo la superficie de su tranquila ciudad natal.

La primera obra en Dibbuks de uno de los guionistas más destacables de nuestra época, autor entre otros de varias novelas gráficas de terror como El bosque de los suicidas.

El bosque de los suicidas (2011)

Al pie del monte Fuji se encuentra Aokigahara, un extenso bosque, un paraje natural incomparable… y el lugar donde más suicidios ocurren en todo el mundo. Las leyendas dicen que las almas de los muchos suicidas vagan eternamente en este lugar, atrapadas en la inquietante profundidad de estos antiguos bosques.

Cuando Masami y Alan rompen, Masami decide suicidarse en el bosque… y su fantasma se alza para atormentar a su antiguo amor. Por su parte, Ryoko, una guarda forestal, trabaja recuperando los cuerpos de los suicidas de Aokigahara, y tras su despreocupada apariencia, se ocultan tantos secretos como en el mismo bosque. Sus historias serán tocadas por la oscuridad que les aguarda en el Bosque de los suicidas… y en sus propias almas.

El bosque de los suicidas es la segunda incursión conjunta al horror por parte de Gabriel Hernández y El Torres y se puede apreciar de la madurez alcanzada por esta talentosa pareja de auotres. Ha sido publicada por IDW, y ha tenido incluso una mejor acogida entre la crítica que su anterior obra, El velo, también publicada por Dibbuks.

Gabriel Hernández estudió Bellas Artes en Granada, dedicándose al terminar la carrera a la pintura y la ilustración infantil. Tras recibir el premio de cómic del INJUVE en 2002, decide dedicarse profesionalmente al dibujo de historietas, comenzando entonces una serie de trabajos para la editorial estadounidense IDW Publishing, entre los que destacan El Ladrón de Días (Norma ) y los álbumes El Velo y El bosque de los suicidas, con guión de El Torres (Dibbuks). También ha realizado el guión y el dibujo de The Werewolf of Fever Swamp, para la editorial Scholastic, y trabajos para Vertigo y Marvel.

El Torres (Málaga, 1972) es uno de los más prolíficos guionistas españoles de los últimos años, su trabajo ha sido publicado en varios países como Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos. En este último, gracias a compañías como Image Comics, IDW Publishing y desde hace poco, a través de su propia compañía Amigo Comics. Su éxito en cómics de terror como El velo, El bosque de los suicidas, Nancy in hell, Tambores y Las brujas de Westwood, entre otros le ha hecho merecedor de la etiqueta de “Maestro del terror”. Aún así, no le ha temblado el pulso a la hora de cambiar de tercio y ha creado la serie cómica Bribones y el thriller psicológico El fantasma de Gaudí, con el que ha recibido el premio al Mejor Guionista en el Salón del Cómic de Madrid 2015 y el premio a Mejor Obra Nacional en el Salón del Cómic de Barcelona 2016. En 2017 recibe el premio a Mejor guionista Nacional en el Heroes Comic Con Madrid. Posteriormente publicó Camisa de fuerza que está siendo llevada a la televisión y Roman Ritual. Goya, lo sublime terrible es la nueva historia de terror que acaba de publicar con el pintor Francisco de Goya como protagonista. En la actualidad vive en Málaga.

El Torres recibió en 2018 el premio AACE a la trayectoria profesional.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Dibbuks. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
(Avatar © David Campos)