Cualia.es

Daphne du Maurier: una pionera de la literatura gótica marginada por el sexismo

Llevo nueve meses en Lima y en ese tiempo he leído más de 3.500 páginas de literatura escrita por la británica Daphne du Maurier. A novela por mes. No he podido parar de leer su obra, turbia y terrorífica: es apasionante.

Todo empezó porque me compré dos libros de papel biblia con varias novelas de ella, editados en Barcelona en 1959. Desde niño siempre quise leer a esta autora, pero me disuadían las referencias: la crítica española, por ejemplo, la desdeñaba como una escritora muy menor, relegándola ‒erróneamente‒ a poco más que una cultivadora de “novela rosa” cursi y sentimentaloide. El desdén histórico del establishment cultural por los géneros temáticos considerados tradicionalmente femeninos resulta cada vez más flagrante: un género cinematográfico como el western jamás debe autojustificarse artísticamente (cuando básicamente se trata de plantear historias de hombres que quieren matarse entre sí y organizan un rito ‒el duelo en la calle mayor‒ para ello). La novela romántica, sin embargo, ha sido casi siempre ninguneada como género de valía. En el caso concreto de du Maurier, hubo mucho de condescendencia machista en ese arrinconamiento valorativo. Pero la cuestión importante es que está prácticamente olvidada, excepto en su país de origen.

Daphne (1907-1989), nieta de un escritor célebre e hija de un famoso actor y empresario, era un torrente de energía de lo más ambigua: se insiste mucho en sus notas biográficas sobre su probable bisexualidad. Bueno, eso no es nada: en sus libros hay lesbianismo apenas solapado, ninfomanía, incesto, asesinatos familiares y todo tipo de osadías temáticas. También una habilidad endiablada para disfrazarse de narrador masculino o femenino a su antojo. Mi intención con este repaso a sus novelas es incitaros a leerlas, ahora que las series gringas de TV copan casi todo nuestro tiempo de ocio. Merece la pena: es una discípula confesa de las Hermanas Brontë y un antecedente obvio de Anne Rice y de Patricia Highsmith. Yo ya la he colocado en el estante de los grandes: PoeLovecraftShirley JacksonRichard Matheson. Si solamente tenéis tiempo para un libro, empezad con Rebeca: me hubiese gustado ser mujer por un día para saber qué se siente al leer esta novela.

1. Espíritu de amor (The Loving Spirit, 1931)

Una primera novela irregular pero de concepto arrebatador. Una muchacha de un pueblo de pescadores en el siglo XIX desea ser aventurera sin ancla y recorrer el mundo sin respetar compromisos. Sin embargo, sabe que su condición de mujer le tiene vetado rebelarse abiertamente en el cerrado universo patriarcal de aquel pueblo. ¿Su decisión? Obedecer a sus padres, casarse con un honrado constructor de barcos y darle descendencia, como una “buena chica formal”. ¿Su objetivo real? Tener un hijo varón y amarlo como a ella misma, aleccionándolo hasta convertirle en el espíritu errante y canalla, el “yo” ideal que a ella le hubiese gustado haber sido…

2. Nunca volveré a ser joven (I’ll never be young again, 1932)

Una novela sencilla, más testimonial, sobre las dudas de un joven que desea ser escritor, hijo de otro escritor famoso que apenas le presta atención paternal, y sus incursiones en la bohemia europea. Probablemente la más modesta de las novelas de Daphne y la más rápidamente redactada, aunque tiene su encanto, sobre todo por estar escrita en primera persona desde el punto de vista de un jovenzuelo con las hormonas revueltas.

3. Adelante, Julio (The Progress of Julius / Julius, 1933)

Una salvajada de novela, durísima y terrible, condenada al ostracismo y la incomprensión por su misantropía. Relata al pormenor la vida de un judío francés que se abre camino desde la pobreza hasta erigirse en uno de los más eminentes empresarios londinenses, basando su filosofía vital en una sola premisa: matar todo aquello que ama cuando le deja de ser útil. Desde la infancia hasta la vejez, asesina progresivamente a su gatito de la infancia, a su primera novia y termina haciendo lo mismo incluso con su propia hija. La novela podría ser tachada de antisemita, pero contiene tantas vicisitudes atroces que lo último en que uno se fija es en su supuesto antisemitismo. No apta para todos los estómagos.

4. La posada de Jamaica (Jamaica Inn, 1936)

Para mí, esta novela ha significado en mi edad madura todo lo que La isla del tesoro no constituyó en mi juventud. Concebida como versión femenina del clásico de Robert Louis Stevenson, resulta apasionante vivir esta peripecia de asesinos contrabandistas a través de los ojos y la piel de una muchacha virginal y delicada. Es casi como si el Marqués de Sade se hubiese decidido a abordar una novela de aventuras. Mary, la protagonista de 20 años, se siente tan asqueada como atraída por su repelente y viril tío político y las actividades criminales que comete. Hitchcock dirigió una versión cinematográfica en 1939, pero el villano fue encarnado por Charles Laughton (¿tal vez como alter ego?), perdiéndose todo magnetismo sexual posible entre heroína y villano. En una nueva versión, el antagonista debiera ser, indudablemente, Vincent Cassel. En todo caso, un pequeño clásico que recomiendo efusivamente.

5. Rebeca (Rebecca, 1938)

La obra maestra de Daphne, un alarde de ensoñación gótica que maravillará durante décadas a cada nueva generación de lectores. Nunca sabremos el nombre de la protagonista y narradora, una chica humilde, sosa y anodina que, tras casarse con un abstraído millonario, tendrá que enfrentarse a la más poderosa enemiga que nunca habría creído imaginar: el recuerdo de la primera esposa muerta, Rebeca. La película de Hitchcock es maravillosa, pero no deja el calado de la novela. Hay que embarcarse en ella para poder conocer la multitud de sensaciones y emociones que despierta.

6. Hungry Hill (Hungry Hill, 1943)

Tras la novela de aventuras El pirata y la dama (The Frenchman’s Creek, 1941), que no he podido leer todavía (y que su autora define como su única novela “romántica” propiamente dicha), llegó esta saga, muy serializable para TV, sobre un clan de propietarios de minas y sus múltiples desgracias. Un buen fresco narrativo, sin una línea argumental clara, pero con el peso existencial que du Maurier sabe imprimir a sus personajes, condenados a muertes zafias.

7. El general del Rey (The King’s General, 1946)

Probablemente mi novela favorita de Daphne tras sus dos más conocidas (La posada de Jamaica Rebeca). Narrada por una mujer parapléjica durante la guerra civil inglesa entre realistas y parlamentarios (siglo XVII), explica cómo el accidente que la dejó sin sensibilidad en sus extremidades inferiores impidió su boda con el militar que amaba y, por no lastrarle con su merma física, decide renunciar a él. Años después, tras un conmovedor reencuentro, resuelve convertirse en su amante pese a la censura de sus familiares y acompañarle en sus campañas de guerra. Empieza como una novela romántica y evoluciona como un retrato bélico de una crudeza considerable, pues no deja de ser la historia de amor de una mujer abnegada por un hombre de guerra irredento, que no tiene piedad con enemigos ni con amantes.

8. Los parásitos (The parasites, 1949)

La novela más autobiográfica de las reseñadas, en ella Daphne describe la vida a la deriva, entre el tedio y el ocio, de tres hermanos de clase privilegiada. Lo mejor es el humor negro que la escritora infunde en ciertos pasajes, como el improcedente comportamiento del padre de los protagonistas (basado en su propio padre) durante varios diversos encuentros sociales con otras familias pudientes y mucho más convencionales.

9. Mi prima Raquel (My cousin Rachel, 1951)

Con esta obra, Daphne du Maurier trató de volver al drama de suspenso gótico que tanto éxito le proporcionó con Rebeca. Para muchos fans, esta obra la supera: el narrador es un muchacho huérfano criado bajo la sombra de un bondadoso hacendado inglés que viaja a Italia para casarse en su etapa más otoñal. Lamentablemente, el padrastro fallece poco después de su matrimonio, en misteriosas circunstancias. Cuando Rachel, su viuda, llega a Inglaterra para conocer al heredero, éste cae rendidamente enamorado de ella, pese a sus sospechas de que pueda tratarse de una fría y calculadora asesina. Pero parece tan angelical… Más cínica y decadente que Rebeca, esta novela es otra magnífica exposición del escepticismo que du Maurier albergaba hacia la especie humana.

10. Los pájaros y otras historias (The Birds and other Stories, 1952)

En esta primera recopilación de cuentos de Daphne du Maurier hay varias piezas portentosas, como la que da título al libro, un relato pormenorizado de lo aterrador que sería que todas las aves comunes se pusiesen de acuerdo para atacar a la Humanidad (la película de Hitchcock parece un confortable paseo por un parque de atracciones al lado del horror casi insoportable que uno siente leyendo el cuento original); El manzano (The Apple Tree), una obra maestra sobre qué ocurriría si un hacendado “felizmente” viudo creyese reconocer en un encorvado y podrido manzano de su propiedad la reencarnación incordiante de su en vida insoportable esposa, fábula referida con ecos retorcidamente dickensianos; Bésame otra vez,  forastero (Kiss Me Again, Stranger), maravillosa revisitación de tópicos fantasmales sobre una muchacha que atrae aviadores, en plena posguerra londinense, para matarlos en venganza por los bombardeos de la II Guerra Mundial; El joven fotógrafo (The Little Photographer), socarrona descripción con un delicioso humor negro de los apuros por los que pasa la esposa de un millonario cuando decide hacerse amante de un inexperto bisoño que se toma dicho affaire como una historia de amor… y la decisión que ella toma de matarle para quitarse angustias de encima; y La montaña de la verdad (MonteVerità), interesante aunque fallida versión de los clichés de Ayesha de H. Rider Haggard o el mito de Shangri-La en Horizontes perdidos de James Hilton, sobre una chica que decide abandonar enamorado y proyectos para consagrarse como sacerdotisa de un perdido enclave místico.

Como si yo ya fuese uno de sus personajes, sé que no podré desembarazarme del influjo de Daphne du Maurier, y que en breve estaré buscando fervorosamente las pocas novelas y libros de cuentos de su autoría que me quedan por devorar… Mientras, os animo a que leáis su obra para otorgarle la categoría que merece en el panteón de grandes autores de fantasía, drama gótico y suspenso.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Publicado previamente en Utero.Pe con licencia CC.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
(Avatar © David Campos)