Cualia.es

Crítica: «Valkiria» (Bryan Singer, 2008)

La película de Bryan Singer narra la principal hazaña de la Resistencia alemana: su intento de asesinar a Hitler y provocar el colapso en el régimen nazi. La citada operación –el llamado Complot del 20 de julio– tuvo un triste final, y sin embargo, no hay nada más épico que el fracaso de un puñado de héroes.

Hollywood es consciente de esto último. Coloreándolos inteligentemente, el cine ha convertido desastres históricos en cintas llenas de euforia. No hace falta que les recuerde La carga de la brigada ligera y Murieron con las botas puestas para demostrar esta habilidad que tienen unos cuantos elegidos –bendito sea Raoul Walsh– para convertir las calamidades del pasado en películas memorables.

En manos de SingerValkiria se convierte en un eficacísimo y perturbador thriller de suspense. El mérito, créanme, no es pequeño, dado que conocemos de antemano el desenlace. Sin didactismo, respetuoso con los pequeños detalles de la historia, el cineasta agota todas las posibilidades visuales que le brinda el sólido guión de Christopher McQuarrie y Nathan Alexander.

Singer es un realizador de alta precisión, que desglosa las secuencias conociendo de sobra lo que se cuece en el espíritu de sus personajes. Sin embargo, esta vez no descubre ni analiza sentimientos. Al final, confía en los sobrentendidos para ahorrarse ciertas explicaciones psicológicas, aparentemente resumidas en el valor de una pausa o la grandeza de un gesto.

Aunque legítima, no parece la mejor opción, sobre todo cuando uno cuenta con un reparto en el que compiten pesos pesados como Tom Cruise, Kenneth Branagh, Bill Nighy, Tom Wilkinson, Thomas Kretschmann y Terence Stamp.

En todo caso, pese a que el viaje interior de los personajes no llega todo lo lejos que debiera, las interpretaciones y la realización técnica tienen calidad y clase a raudales.

Valkiria no es un clásico imperecedero, pero tampoco defraudará a una mayoría de espectadores.

Sinopsis

Basada en una asombrosa historia real, Tom Cruise encarna al Coronel Claus von Stauffenberg en la película de suspense Valkiria, una crónica del valeroso e ingenioso plan para eliminar a uno de los mayores tiranos que ha conocido el mundo.

El coronel Stauffenberg es un orgulloso militar y leal oficial que ama a su patria, pero que ve con horror cómo la ascensión de Hitler ha desencadenado la Segunda Guerra mundial.

Mientras continúa con su carrera militar, espera que alguien encuentre la manera de detener a Hitler antes de que Europa y Alemania queden destrozadas. Pero al darse cuenta de que el tiempo se agota, Stauffenberg decide que debe pasar a la acción y, en 1942, intenta persuadir a los comandantes de más experiencia del frente oriental para enfrentarse y derrocar a Hitler.

Después, en 1943, y mientras se recupera de las heridas sufridas en combate, Stauffenberg se une a la Resistencia Alemana, una antigua conspiración civil anti–Hitler compuesta por hombres ocultos en los máximos cargos del poder.

Este grupo conspiró para asesinar al dictador y derrocar al gobierno nazi, empleando la ingeniosa estrategia de utilizar el propio plan de emergencia de Hitler para estabilizar el gobierno en caso de su fallecimiento (la Operación Valikiria), pero eliminando en su lugar a los que estaban en el poder y paralizando el régimen hitleriano.

Con todo dispuesto, y con el futuro del mundo, el destino de millones de personas y las vidas de su mujer e hijos en la balanza, Stauffenberg se ve impulsado a pasar de ser un mero opositor de Hitler como tantos otros, a ser el encargado de matarle.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes, sinopsis y notas de producción © Metro-Goldwyn-Mayer Pictures, United Artists y Bad Hat Harry Productions, 2008. Cortesía del Departamento de Prensa de Hispano Foxfilm. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.