Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios nos presentan esta magnífica película de animación, Up, dirigida por Pete Docter e interpretada por Ed Asner, Jordan Nagai y Christopher Plummer.
Aunque no soy demasiado fan de la animación por ordenador –prefiero el stop motion y la fórmula tradicional–, Pixar siempre ha destacado por hacer buen cine, logrando que su excelencia técnica no esté ahí para otra cosa que no sea narrar una historia e insuflar vida a sus personajes.
Además, sin separarse de la tradición clásica, han demostrado en más de una oportunidad su respeto por los maestros de toda la vida. De hecho, en Up, su última película, han echado mano de El mundo perdido según lo concibió el pionero de la animación Willis O’Brien, padre de King Kong.
Pese a que creo que todas las obras de Pixar son mejores que las de su competencia, es cierto que en los últimos tiempos me perdieron como admirador. Me refiero a productos que no llegaban a la altura de sus primeras películas. Por ejemplo, Finding Nemo me pareció demasiado fiel a la fórmula Disney, Los Increíbles plagiaba en exceso a Spy Kids (que me encanta), Cars me dio miedo con ese mundo tan espantoso lleno de coches parlantes, y Ratatouille tampoco me fascinó. Pero llegó Wall-E, y me encontré con una de las mejores muestras de ciencia-ficción de las últimas décadas.
En este sentido, Up es una excelente obra cinematográfica, con un argumento muy similar a Gran Torino (en serio, hasta el chaval coprotagonista es asiático) y que emocionaría al público más frío. De hecho, nos hace llorar tantas veces que quizá por eso no la he disfrutado tanto como Wall-E. Aun así, no me parece descabellada, e incluso apoyo, la petición de tanta gente para que desaparezca la categoría de “mejor película animada” y este tipo de cintas opte al máximo galardón en los Oscar. Eso, claro está, si es que a alguien todavía le interesan los Oscar a estas alturas.
Una cosa que me gustaría ver un día sería una película de Pixar dirigida exclusivamente a adultos, porque sospecho que los niños pequeños que había en la sala se aburrieron con Up, salvo en las partes de acción y animales, que llegaban demasiados minutos tarde para su limitada paciencia.
Por otro lado, ese tipo de escenas y personajes a veces parecen un poco metidos con calzador para complacer a todos los públicos. No sé, a lo mejor es que a los tipos de Pixar les gusta así, con lo cual, bravo por ellos.
Un detalle final: el corto de las nubes y las cigüeñas que precede a Up es una delicia, aunque yo todavía sigo fascinado por Presto, que era La Perfección (así, con mayúsculas).
Sinopsis
Up narra las aventuras de Carl Fredricksen, un vendedor de globos de 78 años de edad, que consigue realizar el sueño de su vida al atar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a las remotas tierras de Sudamérica. Sin embargo, apenas iniciado el viaje descubre que, sin quererlo, se ha incorporado a la travesía alguien que se convertirá en su peor pesadilla: un súper optimista guía explorador de 8 años llamado Russell. El viaje de ambos a un mundo perdido, donde encontrarán las más extrañas, exóticas y sorprendentes criaturas, está repleto de risas, emociones y la más imaginativa de las aventuras.
El legendario actor, Ed Asner, con numerosos Premios Emmy en su haber, presta su voz a Carl Fredricksen, el vendedor de globos convertido en aventurero. Con sus nueve años, Jordan Nagai debuta como actor poniendo la voz a Russell, el decidido y siempre dispuesto joven explorador, Russell. Con su voz, Christopher Plummer, el aclamado ganador de un Premio Emmy, dota de profundidad y textura al personaje de Charles Muntz, un héroe venido a menos obsesionado por recobrar su buen nombre.
John Ratzenberger, el «amuleto de la suerte» de Pixar (el único actor que ha prestado su voz a todos los largometrajes del estudio) es la voz de un capataz de la construcción llamado Tom, que intenta alentar a Carl para que venda su casa. El reparto vocal que da vida a los perros de Muntz, incluye a Bob Peterson, Delroy Lindo y Jerome Ranft.
Tras su debut como director en 2001 con la taquillera Monsters, Inc. (Monstruos, S.A.), Pete Docter empezó a diseñar su siguiente proyecto. La idea de que pudiera haber monstruos que habitaran debajo de su cama, que tanto lo había atemorizado y despertado la curiosidad en su infancia, sirvió de inspiración para su primera película. Ahora, tras pasar tiempo desarrollando la historia de WALL•E y otros proyectos, Docter volvió a centrarse en las experiencias de su propia vida para crear «Up». Y con el co-director y guionista Bob Peterson en el proyecto, ambos realizadores comenzaron a barajar nuevas y maravillosas ideas.
Dice Pete Docter: «Bob y yo comenzamos a divertirnos diseñando este ‘anciano’. A veces, tras uno de esos duros días de trabajo en los que te sientes totalmente abrumado por la gente y el caos del mundo, soñaba con ser un náufrago en una isla desierta del Pacífico», cuenta Docter. «Bob y yo empezamos a barajar esa idea y perfilamos este entrañable personaje de anciano, como el de las tiras cómicas que George Booth publicaba en The New Yorker, al estilo de los geniales Spencer Tracy y Walter Matthau, esos personajes gruñones que siempre se hacen querer. Se nos ocurrió esta imagen de una casa flotante sujeta en el aire por globos, y que reflejaba lo que estábamos buscando: una forma de escapar del mundo. Pero no tardamos en darnos cuenta de que el mundo está basado en el contacto humano, y también es lo que acaba descubriendo Carl.»
Peterson lo explica: «Pete fue el primero en perfilar la idea de un anciano gruñón que sostiene un manojo de globos de colores alegres y divertidos. Entonces comenzamos a intercambiar ideas, porque a ambos nos fascinaba crear un personaje de más edad. Es algo poco frecuente, pero ambos creemos que las personas mayores pueden contar historias maravillosas». Docter reconoce que gran parte de sus influencias creativas proceden de ciertos «ancianos» reales, los animadores que crearon los clásicos de Disney. A pesar de no ser uno de los legendarios «nueve ancianos», Joe Grant formó parte del equipo que en 1937 creó Snow White and the Seven Dwarfs (Blancanieves y los siete enanitos), que ha sido una fuente de inspiración para Docter, y a quien nombra en la dedicatoria de la película: «A los verdaderos Carl y Ellie Fredricksen, que nos inspiraron para crear nuestras propios Libros de Aventuras». «Conocí a Joe cuando tenía 90 años. Ese maravilloso sabio fue un gran amigo mío», cuenta Docter. «Cada vez que le mostraba alguna cosa sobre la que estábamos trabajando, me preguntaba: ‘¿Qué se van a llevar a casa los espectadores?’ Era su forma de decirme que son los sentimientos, los sentimientos que transmiten los personajes, lo que la gente recordará».
Docter señala que muchos de esos sentimientos pertenecen a sus experiencias personales, como por ejemplo, en los viajes en familia que emprende todos los años con su esposa y sus dos hijos. «Todos los años hacemos un viaje en coche», cuenta Docter. «Durante dos semanas, nos lanzamos a la carretera para visitar un parque nacional u otro lugar interesante de este increíble país. Recorrer el mundo es algo maravilloso, aunque lo más importante es pasar tiempo con la familia».
«Hace unos años, viajé a Europa con mi esposa y mis hijos», continúa Docter. «Nos alojamos en hoteles de lujo, degustamos platos exquisitos, visitamos castillos magníficos… fue toda una aventura. Pero recuerdo especialmente una noche en la que estábamos tomando chocolate caliente en un pequeño café de un centro comercial de París, nada especial. Yo reía y bromeaba con mis hijos. Fue un viaje maravilloso a un lugar increíble, sin embargo, lo que más recuerdo son esas pequeñas cosas».
Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes y nota de prensa © Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios. Cortesía de Walt Disney Studios Motion Pictures Spain. Reservados todos los derechos.