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Crítica: «Un golpe a la inglesa» («The Hatton Garden Job», Ronnie Thompson, 2017)

Pese a lo que pueda parecer, las películas de robos nos hablan de nuestra propia experiencia. No de nuestras tentaciones delictivas, por supuesto, sino de esos anhelos que podríamos colmar con un arranque de coraje. O de locura. Al fin y al cabo, un gran robo de guante blanco exige esas tres condiciones: ganas de dar ese golpe que cambiaría la vida de cualquiera, valentía para seguir el plan, y por supuesto, la chifladura necesaria como para no pensar en el juez o en la cárcel.

Un golpe a la inglesa se inspira en un robo auténtico: el que un puñado de delincuentes de Kent y el East End dieron en Hatton Garden, la calle de Londres donde se concentra el comercio de diamantes y de alta joyería.

El director Ronnie Thompson retrata con mucho afecto a los protagonistas de esta hazaña, todo un récord por el botín sustraido. La gracia del asunto consiste en que los ladrones son veteranos del oficio, casi todos jubilados, a las órdenes de un misterioso líder encarnado con soltura por Matthew Goode.

El reparto cuenta con actores de la vieja escuela tan solventes como Larry LambPhil Daniels ‒habrá quien lo recuerde en Quadrophenia‒ y David Calder. En un papel secundario, también nos encontramos con Joely Richardson, que a estas alturas, es ya idéntica a su madre, Vanessa Redgrave.

Qué puedo decirles: con un elenco así, y teniendo en cuenta el tono ligero que precisaba la cinta, Thompson tenía, al menos, dos opciones narrativas. 1) Plantear una tragicomedia urbana, siguiendo una larga tradición británica. 2) Explorar el realismo mágico y la picaresca de los Estudios Ealing, homenajeando ‒o plagiando‒ a maestros como Basil DeardenCharles Crichton o Alexander Mackendrick.

Por desgracia, se ve que el sello Ealing es agua pasada. La nostalgia cinéfila ya no vende, y Thompson ha decidido optar por lo más obvio: un facsímil de Guy Ritchie, con un montaje muy picado, cambios de velocidad aquí y allá, transiciones rápidas y un uso más o menos cómplice de la voz en off.

Esa imitación tiene aquí dos lastres incómodos: la falta de suspense y un segundo acto más bien farragoso, que hubiera necesitado una rescritura de guión y un mayor nervio por parte del realizador a la hora de substanciar el robo.

Pese a sus aciertos y a su prometedor punto de partida, Un golpe a la inglesa da la impresión de estar rodada demasiado rápido, como si la falta de presupuesto o de ideas hubiera frustado la ambición del equipo.

Sinopsis

Basada en hechos reales, Un golpe a la inglesa traslada a la gran pantalla la historia de cuatro delincuentes del East End londinense, liderados por Brian Reader (de 76 años) y un hombre misterioso cuya identidad nunca se desvela, que aprovecharon las festividades de Semana Santa para llevar a cabo el mayor atraco de la historia inglesa. Perseguidos por la mafia húngara y Scotland Yard, estos ladrones de pelo blanco lograron lo imposible: taladrar un depósito de seguridad de acero y hormigón en Hatton Garden, el barrio de las joyerías de Londres. Pero, ¿será el golpe del siglo o tanta osadía les saldrá cara?.

«XXX» (Matthew Goode) es un delincuente profesional con muchos contactos. Tras pasar tres años a la sombra por robar una casa victoriana londinense, sale de la cárcel con nuevas amistades y un plan: robar el depósito de seguridad de Hatton Garden, el barrio de las joyerías de Londres. En cuanto salta el rumor de que se está planeando dar el golpe del siglo, Marcus Ford (Stephen Moyer) recurre a un antiguo inspector jefe de Scotland Yard con un pasado corrupto en busca de información. Marcus quiere recuperar el contenido de una de las cajas de seguridad antes de que caiga en las manos equivocadas.

Matthew Goode y Joely Ricardson protagonizan este thriller de comedia que gira en torno a uno de los mayores robos en Inglaterra. Además en el elenco Stephen Moyer y Clive Russell, con dirección de Ronnie Thompson.

Durante la Semana Santa de abril de 2015 se llevó a cabo un robo sin precedentes en el distrito londinense de Hatton Garden. Los ladrones atracaron las instalaciones subterráneas de alta seguridad de The Hatton Garden Safe Deposit Company llevándose alrededor de 200 millones de libras. Los medios no tardaron en hacerse eco de la noticia del mayor atraco de la historia de Inglaterra, más si cabe al saberse que los atracadores tenía entre sesenta y setenta años.

«Creo que es la primera vez que se da algo así: un atraco de abueletes», comenta el productor Ben Jacques. «Fue un evento muy mediático. Si hubiera sido una panda de delincuentes de nuestra edad, la gente hubiera pensado ‘Vale, otro robo’, pero al ser casi pensionistas, la historia daba mucho juego. A nosotros también nos llamó mucho la atención».

En un primer momento, el actor-guionista-director Mark Harris (Abducted) se puso en contacto con Jacques para hablar de llevar el robo de Hatton Garden al cine. Tras plantearse financiar el filme a través de inversores privados, decidieron tomar otro camino. «Le dije, ‘Veo posibilidades para hacerlo a través de otros medios'», recuerda Jacques. «‘Podemos distanciarnos de los de siempre. ¡Podemos contar con alguien de primera!'».

Jacques propuso al director Ronnie Thompson, con quien trabajó en Green Street 3: Never Back Down (2013), una producción sobre los actos violentos de los hooligans del East End londinense con guion de Thompson. Al guionista-director le encantó la idea. «Una historia sobre un grupo de jubilados que llevan a cabo un robo sin herir a nadie en una época en la que no se suelen dar este tipo de cosas», comenta Thompson. «Me pareció muy interesante».

Hoy en día, en los tiempos de la alta seguridad y la tecnología informática, atracar un banco parece algo del pasado. «Se ha reforzado la seguridad», comenta Thompson. «Por eso la mayoría de los delitos son cibernéticos. Ahí está la clave de la película… En esta historia los abueletes son fundamentales porque las nuevas generaciones no saben llevar a cabo este tipo de golpes, básicamente porque ya no se hacen».

En cuanto Thompson se unió al proyecto, Jacques habló de la financiación con Signature Entertainment. «Signature fue mi primera opción», recuerda. «Me dijeron que les encantaba el proyecto y querían hacerlo. Me dijeron que trabajáramos juntos para que todo fuera rodado. Ha sido un placer trabajar con ellos. En serio. He trabajado con diferentes productoras en el pasado, pero ellos nos han mimado mucho. Han sido muy atentos».

Después de conseguir la financiación, Thompson se reunió con los guionistas Dean Lines y Ray Bogdanovich (Now I’ll Sleep) para escribir The Hatton Garden Job. A Harris le encantó su elección: «Es como cuando cocinas una tarta. ¡No se puede hacer una tarta sin tener los ingredientes!», comenta. «Si quieres un plato combinado, vas a una cafetería. Si quieres comer como un rey, vas a un restaurante con estrella Michelín. ¡Así que fuimos a por guionistas con estrella!».

Los ladrones –Brian Reader y el resto de su equipo, John ‘Kenny’ CollinsDaniel Jones y Terry Perkins– eran delincuentes profesionales con una larga lista de antecedentes, pero The Hatton Garden Job se centra solamente en los datos que se hicieron de dominio público. «No profundizamos mucho en su pasado porque no queríamos alejarnos demasiado de la historia que estábamos contando», comenta Jacques. «El que quiera información sobre eso que haga un documental sobre su historia. Nosotros queríamos plantear el atraco a lo Ocean’s 11 (Hagan juego)«.

Al ponerse con el guion, ThompsonLines y Bogdanovich se dieron cuenta de que, por motivos legales y cinematográficos, lo mejor sería mezclar la realidad con la ficción. «Hay muchas teorías», explica Thompson. «Tenemos los datos que salieron en la prensa, los informes de los juicios y también hay algunos elementos que surgen de teorías que hemos leído por ahí. Hemos creado una historia hilando hechos reales. Esto es una película, no es un documental».

En parte esto se debe a la eficiencia con la que se llevó a cabo el robo, comenta Jacques. «La verdad es que cuando investigamos el caso, vimos que estos tipos entraron, robaron los depósitos y se marcharon. No había ni un elemento dramático más allá de la escena del taladro. Hicieron tan bien su trabajo que contarlo tal y como sucedió hubiera sido un rollo. Por eso añadimos esos toques de intriga y suspense al llevar el atraco a la pantalla».

También había otros motivos para crear una historia ficticia basada en los hechos reales. Uno de los personajes, apodado ‘Basil’ por Scotland Yard y la prensa, escapó sin ser detenido. «Nadie sabe qué edad tiene», dice Thompson. «Hay muchas teorías, pero nadie sabe quién es. Solo se sabe que estuvo allí. Creemos que fue él quien lo organizó todo, así que he montado teorías sobre sus contactos».

Thompson y los guionistas decidieron llamar a este misterioso personaje ‘XXX’ y crearon un pasado que explicara de dónde había salido la idea del robo, con personajes interesados en que Reader y sus secuaces llevaran a cabo este atraco tan audaz. La historia de The Hutton Garden Job fue cogiendo forma, con personajes sacados de la mafia húngara, un expolicía corrupto y hasta una figura destacada del mundo criminal londinense.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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