Esta nueva versión de Karate Kid se sitúa por encima de la media gracias a una excelente labor de realización, que incluye maravillosas localizaciones chinas y a un Jackie Chan más actor que especialista.
Pesadilla en Elm Street, El Equipo A, Karate Kid… No, no estamos en el verano de 1984, sino en el futurista 2010, pero los títulos de aquel tiempo retornan a las pantallas.
Los niños de los 80 sudamos tinta durante el combate final de Daniel San contra aquel chaval rubiales, pupilo de la siniestra academia de artes marciales Cobra Kai.
Era el momento decisivo de Karate Kid, un tremendo éxito del año 84 dirigido por John G. Avildsen, el tipo que le arrebató el Oscar a Bergman, Lumet y Scorsese en 1976 con Rocky.
Karate Kid, más que por sus escasas y no demasiado brillantes escenas de artes marciales, basó su éxito en la clásica historia de un chaval –el eternamente quinceañero Ralph Macchio– que supera a los abusones que le hacen la vida imposible a través de la constancia y la autoestima, gracias a las inolvidables lecciones de sabiduría oriental impartidas por el Señor Miyagi (Pat Morita), asimiladas inmediatamente a la cultura popular (Dar cera, pulir cera…).
Si quitamos el componente nostálgico, lo cierto es que Karate Kid no ha aguantado tan bien el paso del tiempo como otros clásicos juveniles de aquella era dorada (pongamos por ejemplo Los Goonies o Gremlins), y no puede ser considerada como un clásico más allá de lo sentimental.
Esta versión protagonizada por Jaden Smith y Jackie Chan se enfrenta, pues, al rechazo de los que recuerdan el film de Avildsen con amor, quizá valorándolo por razones extra cinematográficas. Acaso la consideren innecesaria –lo son casi todos los remakes– o blasfema, cuando en realidad, como ahora veremos, no es peor película que la del 84.
Huérfano de padre, el joven de 12 años Dre Parker (Jaden Smith) se traslada junto a su madre de Detroit a Pekin por cuestiones laborales. El niño no lleva muy bien la adaptación al nuevo entorno, en especial al sufrir el acoso de un abusón experto en artes marciales (Zhenwei Wang). El taciturno y gruñón Sr. Han (Jackie Chan), conserje del bloque de apartamentos en el que vive Dre, le ayudará a iniciarse en las artes del Kung Fu con un entrenamiento inusual y contrarreloj, ya que el joven se ve metido sin comerlo ni beberlo en un lío que le obliga a participar en un campeonato de artes marciales.
Ante todo, destaca la elegante y clásica labor del director Harald Zwart, uno de esos artesanos que al final resultan mejores profesionales que muchos de las lumbreras que vienen a revolucionar el género de acción.
El drama y la acción de The Karate Kid están servidos con su tempo justo, a base de planos comprensibles –sin meneo de cámara, algo inusual– y en ocasiones poseedores de cierta belleza y sabiduría spielbergiana. El uso de los efectos digitales es muy limitado, o al menos, resulta afortunadamente inapreciable.
El film se centra en mayor medida en la buena labor del reparto, especialmente por parte de un Jackie Chan más sobrio que en otros intentos dramáticos anteriores.
Las secuencias de artes marciales –kung-fu, pese al título del film– son mucho más vistosas que en la película original. Destaca el buen hacer del matón que actúa como némesis del protagonista, el joven Zhenwei Wang.
Wang es un chaval que se mueve como un rayo y posee el carisma suficiente para convertirse en una estrella dentro del género. Es más, se come a la estrella Jaden Smith cada vez que comparten plano.
The Karate Kid es una película perfecta para los más jóvenes de la casa, siempre y cuando tengan la suficiente paciencia como para esperar a que llegue la acción tras una hora planteando el argumento. No en vano, se trata de uno de esos films estivales de larga duración: 140 minutos.
Obviamente, no es una obra maestra de intenciones artísticas, sino un film familiar con mucho sentimentalismo y distintos objetivos: lanzar al estrellato definitivo al churumbel de los Smith, dar una visión tradicional pero moderna de China a los occidentales, perpetuar el nombre de Jackie Chan y recrear el éxito de una franquicia previa.
Aun así, es un producto comercial realmente bien acabado, bastante entretenido e ideal para refrescarse en el cine sin sentirse especialmente insultado como espectador.
Sinopsis
Dre Parker, de doce años, podría haber sido el chico más popular de Detroit, pero el último traslado profesional de su madre le lleva a China.
Dre inmediatamente se enamora de su compañera de clase Mei Ying. El sentimiento es mutuo, pero las diferencias culturales hacen que su amistad sea imposible.
Todo empeora aún más porque los sentimientos de Dre hacen que se enemiste con un matón de su clase que es un prodigio del kung-fu.
Sin ningún amigo en una tierra extraña, Dre no tiene a quien acudir excepto al hombre de mantenimiento, el señor Han, que en secreto es un maestro de kung-fu.
Han enseña a Dre que el kung-fu no son sólo puñetazos y movimientos defensivos, sino madurez y calma. Dre se da cuenta de que enfrentarse a los matones será la pelea de su vida.
Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes (fotos por Jasin Boland) y sinopsis © 2010 Columbia Pictures, Jerry Weintraub Productions, Overbrook Entertainment y China Film Group. Cortesía de Sony Pictures Releasing de España. Reservados todos los derechos.