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Crítica: «Star Trek: En la oscuridad» (2013)

J.J. Abrams no renuncia al ejercicio de su magia sobre Star Trek: una saga que ya abarca once largometrajes y toda una sucesión de seriales televisivos. Después de darle una vuelta de tuerca a la franquicia en 2009, Abrams vuelve a aplicar la misma fórmula en Star Trek: En la oscuridad. ¿Y cuál es su receta? Muy sencillo: aislar lo que hay de salvable en la saga –el sentimiento de camaradería, el humor, el espíritu universalista, el poderío icónico de la nave Enterprise– y aplicarle un tratamiento narrativo mucho más cálido y también más épico, digno de Star Wars, su franquicia rival.

Obviamente, Abrams no pierde el respeto a los miles de trekkies que campan por el mundo, pero es evidente que no pretende satisfacer solamente a ese sector demográfico. Al contrario: evita esa endogamia, transmitiendo en su película la impresión de que la space opera es un género con mucho porvenir.

Del cruce entre los personajes originalmente ideados por Gene Roddenberry y el estilo personal de Abrams surge un híbrido lleno de encanto, donde el soplo aventurero es, en síntesis, un llamamiento a nuestro lado más soñador.

A la hora de hablar de Star Trek: En la oscuridad, lo menos importante es que la hayan rodado en IMAX y 35mm anamórficos, con el fin de estrenarla en 3D. Toda esa faramalla tecnológica importa bien poco si no hay una historia que contar. Y en este caso, felizmente, la hay.

Por un lado, nos reencontramos con viejos amigos –James T. Kirk, Spock, Uhura, Bones, Scotty, Sulu y Chejov–, y por otro, descubrimos a nuevas figuras, como el comandante Marcus, encarnado con generosidad de matices por Peter Weller –el Robocop original–, o como el escalofriante John Harrison, a quien da vida un soberano Benedict Cumberbatch, capaz de pasearse por la zona de sombras con la dignidad, la ironía, la arrogancia y la astucia de un villano shakespeareano.

Por si alguien lo dudaba, aquí tenemos la prueba de que una producción a gran escala, repleta de acción y de escenarios prodigiosos, también puede funcionar en el plano corto, cuando dos personajes dialogan frente a frente. En este caso, la alternancia entre Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto), y el duelo de ambos con Harrison (Cumberbatch), nos trasmiten emociones muy vivas.

En el aspecto más humorístico, hay toques de comedia en la relación entre Kirk, Spock y Uhura (Zoe Saldaña), pero quien capta todas las miradas es el impagable Simon Pegg, de nuevo en la piel de Scotty.

Confieso mi debilidad por los klingon. Por eso me divierte de un modo especial que estos guerreros aparezcan en la cinta, luciendo sus habilidades más letales con toda la contundencia y la fiereza que de ellos se espera.

Hay más sorpresas y más giros en el argumento, desde luego que sí, pero éste no es el sitio para ese tipo de revelaciones. Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene sentarse en la butaca con todos los enigmas resueltos?

Si acierto con las cuentas, éste será uno de los éxitos del verano. Y bien que lo merece, porque hablamos de una película de evasión absolutamente irreprochable. No se la pierdan.

Sinopsis

Los jóvenes oficiales de la nave U.S.S. Enterprise ponen rumbo hacia su viaje más épico hasta la fecha. J.J. Abrams vuelve a reunirse con el equipo que creó la diversión, el humor y el espíritu de la aclamada película de 2009 que relanzó a esa entrañable saga. En este segundo viaje, han amplificado la acción, han puesto más alto el listón emocional y han metido a la nave Enterprise en una partida de ajedrez de alta tensión y a vida o muerte contra una fuerza destructiva e invencible. Con todo aquello en lo que creen los hombre y mujeres de la nave Enterprise pendiente de un hilo, el amor se verá puesto a prueba, se romperán las amistades y habrá que hacer grandes sacrificios en pro de la única familia que conoce el capitán Kirk: la tripulación de su nave.

El film comienza con un regreso a casa, cuando la Enterprise regresa a la Tierra como consecuencia de un controvertido incidente galáctico, con su intrépido capitán aún deseando volver a las estrellas en una misión de paz y exploración más larga. Pero no todo va bien en el Planeta Azul. Un devastador atentado terrorista ha puesto de manifiesto una alarmante realidad: la Flota Estelar está siendo atacada desde dentro, y las consecuencias van a sumir al mundo entero en una grave crisis.

El capitán Kirk dirige a la nave Enterprise en una misión sin parangón, y que les lleva desde el planeta de los Klingon hasta la bahía de San Francisco. A bordo de la nave, el enemigo infiltrado entre ellos posee un impresionante talento para la destrucción. Kirk les guiará hasta un mundo difuso lleno de dudas y espejismos donde nunca antes habían estado, moviéndose por la delgada línea que separa al amigo del enemigo, a la venganza de la justicia, a la guerra sin cuartel y el infinito potencial de un futuro en común.

Rodada con cámaras IMAX® de altísima resolución y presentada en una expansiva y detallada conversión a 3D que pone a prueba esa tecnología, la película ofrece una visión del universo de Star Trek como nunca antes se había visto.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de sinopsis e imágenes © Paramount Pictures, Skydance, Bad Robot. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.