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Crítica: «Speed Racer» (2008)

Se publicó en 1966, en forma de manga, con el título Mach Go Go Go… Un año después, su creador, Tatsuo Yoshida, convirtió el cómic en una teleserie animada de la Fuji TV. Y en 1997, Hiroshi Sasagawa realizó una nueva versión en dibujos animados para la TV Tokyo. A estas alturas, pocos dudan de que Meteoro –así se llamó entre nosotros– es una de las producciones más famosas e influyentes de la cultura pop japonesa.

Precisamente eso es lo que condujo a las hermanas Wachowski a realizar esta versión cinematográfica, en principio adjudicada a otros directores. Las Wachowski escenifican un apabullante imaginario en 3D, y lo recorren con el dinamismo que los caracteriza. Sin embargo, el guión es sumamente irregular, y parece no saber a qué espectador dirigirse.

A priori, se trata de una producción destinada al público infantil y a los nostálgicos del anime original –de ahí el tono ingenuo, el humor cándido y la sobreactuación del reparto–, pero la cinta falla a la hora de establecer complicidades con la audiencia, desbordada por un espectáculo que no debiera haberse expuesto a los riesgos que conlleva alternar lo naïf y la grandilocuencia. A decir verdad, esa combinación raramente funciona fuera del campo de los dibujos animados

Sinopsis

Corriendo a toda velocidad por la pista, dándolo todo alrededor, por encima y a través de la competición. Speed Racer (Emile Hirsch) es un corredor nato, nacido para pilotar coches de carreras, Speed es agresivo, instintivo y, sobre todo, temerario. Su única competencia es el recuerdo de su hermano, el que fue su ídolo – el legendario Rex Racer, cuya muerte en una carrera ha dejado una meta que Speed siente la necesidad de cumplir.

Speed siente una gran lealtad hacia el negocio familiar de las carreras llevado por su padre, Pops Racer (John Goodman), el diseñador del poderoso bólido Mach 5 que pilota Speed. Cuando Speed rechaza una oferta muy lucrativa y tentadora de las Industrias Royalton, no solo hace enfurecer al maniático dueño de la empresa (Roger Allam) además descubre un terrible secreto— algunas de las carreras más importantes se están siendo manipuladas por un puñado de desalmados empresarios que manipulan a los pilotos más importantes para hacer más dinero. Si Speed no pilota para la escudería de Royalton, Royalton se va a ocupar de que el Mach 5 nunca cruce otra meta final.

La única manera de que Speed pueda salvar al negocio de la familia y el deporte que ama es ganar a Royalton en su propio juego. Con el apoyo de su familia y su leal novia, Trixie, (Christina Ricci), Speed se une a su anterior rival – el misterioso Racer X (Matthew Fox)— para ganar la carrera que mató a su hermano: el rally a través del país conocido como The Crucible el cual es un desafío a la muerte.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de las imágenes, la sinopsis y las notas de producción © Warner Bros. Pictures, Silver Pictures, Village Roadshow Pictures, 2008. Cortesía del Departamento de Prensa de Warner Bros. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.