Después de triunfar con las criaturas prehistóricas, los responsables de la serie Ice Age vuelven a probar suerte con animales parlantes. En este caso, un montón de pájaros tropicales muy alejado de los parajes escarchados de la era glaciar, ya que la acción transcurre durante los Carnavales de Río de Janeiro.
En una de las películas más extrañas y fascinantes de la factoría Disney, Los tres Caballeros (The Three Caballeros, 1944), conocíamos a un personaje animado brasileño, el loro José Carioca, un simpático y juerguista pájaro que fumaba puros y le descubría al gringo Donald los encantos de Salvador de Bahía. Ahora, las maravillas de Brasil son retratadas en una nueva cinta animada, protagonizada por un encantador guacamayo azul que poco tiene de juerguista y, claro está, nunca fumaría.
Como sucedía en Madagascar (Eric Darnell, Tom McGrath, 2005), un animal criado en cautividad en los Estados Unidos se ve devuelto por las circunstancias a la naturaleza –aquí, al país donde el ave que nació–, actuando como el clásico turista norteamericano, esnob y algo neurótico.
El bicho en cuestión es todo un prodigio de animación, y combina los movimientos de un guacamayo auténtico con los gestos antropomórficos.
Blu, que así se llama el pájaro –quizá publicidad subliminal para promocionar el Blu-ray de la película, en lugar del socorrido DVD–, está interpretado en su versión original por Jesse Eisenberg, un actor de moda, al igual que quien presta su voz a la guacamaya protagonista, la omnipresente Anne Hathaway.
La emplumada pareja vive mil y una desventuras para escapar de unos malévolos y estúpidos traficantes de animales exóticos, en lo que viene a ser una comedia romántica de acción de lo más hollywoodiense, incluido ese subgénero de «pareja mal avenida ha de aguantarse al estar encadenada entre sí».
En la película también hay humanos. De hecho, coprotagoniza el film otra pareja improbable: la amiga norteamericana de Blu y un bondadoso y torpe ornitólogo brasileño. Ello aporta más tensiones románticas y más tópicos sobre los brasileños y los estadounidenses.
A pesar de algún momento dramático y de la presencia de una terrorífica cacatúa obesa, el verdadero villano de la función, la película se centra en el humor, la acción y la música, intercalando la samba y la música tipo MTV con desiguales resultados acústicos.
Es un film con un par de microscópicos toques picantes –sobre todo, teniendo en cuenta que transcurre en el Carnaval brasileño–, pero por lo demás, totalmente infantil y con menos contenido adulto que, digamos, las últimas películas de Pixar.
Como suele suceder con las cintas animadas actuales, Río cuenta con una versión en 3D de buen acabado, que resulta especialmente gratificante en las escenas de vuelo por encima de Rio de Janeiro, con la estatua del Cristo Redentor prácticamente tocándonos la cara con sus manos.
Sin llegar a ser el gran estreno animado del año, Río es un agradable pasatiempo con mensajes tan gratificantes como la defensa de la naturaleza y la muy norteamericana reivindicación de la autoestima.
Sinopsis
Los creadores de la exitosa serie de La Edad del Hielo traen ahora a la pantalla Río, una cómica aventura en 3D sobre una expedición al lado salvaje de la vida.
Blu es un guacamayo domesticado que nunca aprendió a volar, y que disfruta de una cómoda vida al lado de su propietaria y amiga, Linda, en la pequeña ciudad de Moose Lake (Minnesota).
Blu y Linda creen que él es el último de su especie, pero cuando se enteran de la existencia de otro guacamayo que vive en Río de Janeiro, dirigen sus pasos hacia tan lejana y exótica tierra al encuentro de Perla, la homóloga femenina de Blu.
No mucho después de su llegada, Blu y Perla son secuestrados por un grupo de torpes contrabandistas de animales.
Blu huye con la ayuda de la avispada Perla y la de un grupo de bromistas y zalameros pájaros de ciudad.
Ahora, al lado de sus nuevos amigos, Blu tendrá que encontrar el valor para aprender a volar, dar esquinazo a los secuestradores que les pisan los talones y regresar junto a Linda, la mejor amiga que jamás haya tenido un pájaro.
Río, producida por Blue Sky Studios y Twentieth Century Fox, es la película de animación más grande y más ambiciosa de ambos estudios. Es ambiciosa y grandiosa, y rebosa carácter, color, música, emoción y diversión.
El argumento se desarrolla en medio de una selva de rico colorido, un paraíso playero, una metrópoli tan enorme como descontrolada, y la celebración en que culminan todas las celebraciones, más conocida como el Carnaval. Río es más que un mero punto en el mapa; es un lugar mágico, un estado de ánimo y una actitud.
Río es producto de la imaginación del realizador Carlos Saldanha, que fue codirector o director de los grandes éxitos de animación “La Edad del Hielo”, “Robots”, “La Edad del Hielo: El Deshielo” y “La Edad del Hielo: El Origen de los Dinosau»Río«s”. Después de haber dado fin a su trabajo en la segunda película de “La Edad del Hielo”, y durante la preproducción de la “La Edad del Hielo: El Origen de los Dinosau»Río«s”, a Saldanha se le ocurrió la idea que acabaría floreciendo en Río. Él quería escribirle una carta de amor a su ciudad natal de Río sirviéndose de un relato sobre un pájaro patoso y domesticadísimo que emprende la aventura de su vida en tan maravilloso mundo.
“Me he pasado años trabajando en las películas de “La Edad del Hielo” y disfruté horrores en ese mundo, conviviendo con tan maravillosos personajes”, explica Saldanha. “Para mí, Río es una odisea todavía más personal”.
Los artistas musicales de Río fueron elegidos con el mismo cuidado que los actores; de hecho, en va»Río«s casos, esos dos campos se entrecruzaron. A la cabeza de las aportaciones musicales se encuentra “Hot Wings (I Wanna Party)”, una canción original de will.i.am (en el papel de Pedro, el pájaro de cabeza roja) que él mismo canta junto a su “colega” Jamie Foxx (que da vida a Nico, el canario). La estrella del Rhythm and Blues y del pop Taio Cruz aporta una canción original, “Telling the World”, que capta el latido del corazón de la película.
Sergio Mendes añade una nueva grabación de su clásica y exitosa bossa nova, “Mas Que Nada”, con el conjunto Brasil ’66. Mendes, que se encarga de la producción ejecutiva musical de la película, incorporó a Carlinhos Brown para depurar la forma de la música y el sonido de la película.
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