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Crítica: «Piraña 3D» (Alexandre Aja, 2010)

El entrañable clásico con el que Joe Dante se dio a conocer, Piraña (1978), sirve de base para este film –entre la secuela y el remake– con el que el francés Alexandre Aja vuelve a llenar la pantalla de gore, pero en un registro más cómico y gamberro que en anteriores ocasiones.

Aunque algunos estén intentando hacer que la técnica del 3D sea una herramienta para la narrativa cinematográfica más seria, lo cierto es que no termina de desprenderse de esa naturaleza de atracción de feria, y sigue resultando especialmente efectiva para el terror granguiñolesco, como en el caso de esta película.

Piraña 3D saca punta al humor socarrón del film original, y se lanza sin vergüenza ninguna a la comedia sangrienta, acercándose más al espíritu de las películas de la productora Troma que a la típica serie B de terror actual.

Se trata de una cinta perfecta para adolescentes con ganas de juerga, repleta de excelente gore, tan cómico como aquel que nos regalaba Peter Jackson cuando hacía sus locas películas neozelandesas, a lo que hay que sumar una generosa exhibición de desnudos, poco frecuente en el cine estadounidense.

De hecho, el aluvión de críticas negativas y la tímida respuesta del público en Estados Unidos se han debido casi exclusivamente a la festiva muestra de epidermis, y no a la sangre y las vísceras.

El reparto de Piraña 3D es de lo más variopinto, y va desde una candidata al Oscar (Elisabeth Shue) a una estrella del porno (Riley Steele), incluyendo pequeñas apariciones de personajes tan dispares como el director Eli Roth, el inimitable Christopher Lloyd o Richard Dreyfuss, prácticamente repitiendo su papel en Tiburón.

Los seguidores del director galo Alexandre Aja, quien sorprendiera con la brutal Alta Tensión en 2003, para luego encargarse exclusivamente de remakes norteamericanos (incluyendo la magnífica Las colinas tienen ojos, discutiblemente superior al original de Wes Craven), encontrarán que el director se muestra menos intenso. Aquí elabora una película visualmente deliciosa, pero que no origina “mal rollo”, sino más bien carcajadas derivadas de su humor cafre.

Las pirañas prehistóricas de la película se comportan en mayor medida como gremlins –sí, los de Joe Dante– que como peces carnívoros, y los momentos más sangrientos suelen ser también los más graciosos, ya que suelen estar provocados no tanto por las pirañas como por la estupidez de los personajes humanos.

A pesar del tono jocoso de la película, los estómagos sensibles a la casquería deben mantenerse alejados de un film que opta voluntariamente por el mal gusto, incluyendo alguna broma genital en 3D que hará que a más de uno se le atraganten las palomitas.

Piraña 3D es una película destinada a un público muy específico, ese que disfruta a lo grande con las “buenas pelis malas”, y que sacará de las casillas al cinéfilo más exigente y serio.

Diversión sin cerebro, pero lo suficientemente inteligente como para sacar provecho de sus propias tonterías. Algo así como lo que debería haber sido Serpientes en el avión, y nunca llegó a ser del todo.

Sinopsis

Todos los años, el tranquilo municipio de Lake Victoria ve alterada su calma por la fiesta de la primavera, a la que acuden miles de jóvenes de todas partes para disfrutar del sol, el agua… y el alcohol.

Pero este año, habrá otro motivo de preocupación aparte de las habituales resacas y las quejas de los vecinos: el terror está a punto de apoderarse del lago.

Después de que un temblor subterráneo libere a cientos de pirañas prehistóricas, un dispar grupo de desconocidos deberá unirse para evitar acabar convertidos en la merienda de los nuevos y sanguinarios habitantes del lago.

Tras el éxito de Tiburón (Jaws), en 1975, llegó a los cines otro depredador submarino que contrarrestaba en número el tamaño de la despiadada máquina de matar de Steven Spielberg. En vez de una amenaza de grandes proporciones, Piraña (Piranha, 1978) presentaba a cientos de voraces peces mordedores y letales. Con la ayuda del director Joe Dante, del productor ejecutivo Roger Corman y del aclamado guionista John Sayles, la película hizo un guiño a la fórmula de Tiburón con un giro inesperado.

Piraña dio paso a una segunda parte dirigida por James Cameron y a una versión para la televisión, aunque ninguna de ellas se acercó a los niveles de terror que Dimension Films y el director Alexandre Aja han explorado tres décadas después con Piraña 3D.

Aja, director de películas de terror extremo como Alta tensión (High Tension) y Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes), afirma que Piraña 3D representa su «deseo de recuperar ese aire de los ochenta, esas películas que te hacían sentir aquel placer culpable que tanto molaba cuando eras niño, esas películas que te daban miedo y a la vez eran divertidas, con muchos desnudos y escenas sangrientas… Una experiencia alucinante y entretenida».

Cuando a Aja le llegó el guión de Pete Goldfinger y Josh Stolberg, tenía otros compromisos en su agenda, pero lo retomó años más tarde. Aja recuerda: «Les dije que era justo la base de lo que quería hacer. Quería volver al concepto de la fiesta de primavera asediada y aumentar las dosis de terror, de gore. Quería aumentar el elemento de acción, desarrollar más los personajes, convertirlo en algo grande. Y Dimension Films y Bob Weinstein me permitieron hacerlo».

«Creo que ésta va a ser una experiencia insuperable para el público», añade. «La locura de una fiesta de primavera se convierte en una película de catástrofes cuando aparecen las pirañas y atacan a todo el mundo. Entonces sabes que te vas a divertir, y que vas a pasar miedo.»

Aja considera que, si consigue que el público se lo piense dos veces antes de meterse en el agua, habrá conseguido lo que quería. «Cuando haces una película de terror, siempre piensas en el tipo de miedo que quieres explorar. Cuando hice Reflejos (Mirrors), esperaba, y creo que lo conseguí, crear algún tipo de trauma con los espejos que todos tenemos en casa. Y, después de Tiburón, ¿era posible crear otra película que traumatizara a toda una generación?».

Copyright del texto © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de sinopsis, imágenes y Cómo se hizo © Dimension Films, Aja / Levasseur Productions. Cortesía de DeAPlaneta. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).

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