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Crítica: «Múltiple» («Split», M. Night Shyamalan, 2016)

A veces abrigo la sospecha de que algunos de los problemas del cine moderno se deben a una infeliz necesidad de complicarlo todo, como si un largometraje fuese un retablo barroco lleno de golpes de efecto, temblores de cámara y alardes digitales. Frente a esa impresión, M. Night Shyamalan parece sentirse feliz con dos virtudes del cine de antaño: el clasicismo narrativo y el ingenio de la puesta en escena.

Múltiple nos deja pegados a la pantalla con un par de cualidades. Para empezar, un guión inteligente y bien narrado, quizá no tan notable como el de otras cintas del realizador, pero lo suficientemente lúcido como para destacar en el panorama actual. Y en segundo término, con unas interpretaciones fabulosas de Anya Taylor-Joy, de Betty Buckley y de un magistral James McAvoy, que sale victorioso del reto encarnando a un perturbado con veintitrés personalidades distintas.

La película incluye un par de sorpresas que, a poco que el espectador curiosee por la red, quedarán arruinadas. De ahí que en esta reseña prefiera hablar menos del argumento y más de otras cuestiones adyacentes.

Shyamalan convierte una dolencia psiquiátrica, el trastorno de identidad disociativo, en el eje de esta historia de suspense y terror, que muy tangencialmente me recordó otros dos films sobre el mismo asunto, Identidad (Identity, 2003), de James Mangold, y Las tres caras de Eva (The Three Faces of Eve, 1957), de Nunnally Johnson.

Los protagonistas de Múltiple son tres adolescentes, Claire (Haley Lu Richardson), Marcia (Jessica Sula) y la rebelde Casey (Anya Taylor-Joy), secuestradas por el lunático Dennis (James McAvoy) y encerradas por éste en un misterioso cautiverio.

El film nos narra la relación de las prisioneras con su captor y las visitas de éste a su psiquiatra, Karen Fletcher (Betty Buckley). Como es habitual en Shyamalan, los detalles y las pistas nos van convirtiendo a los espectadores en improvisados detectives que han de resolver cada enigma, antes de llegar a la gran revelación final, expuesta de acuerdo con esa fórmula que consagró Rod Serling en la teleserie La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone, 1959-1965).

Fiel a este legado de SerlingMúltiple se sitúa en ese territorio que la citada serie presentaba en su alocución inicial: «En la zona intermedia entre la luz y las sombras, entre la ciencia y la superstición, entre el pozo de temores del hombre y la cima de su conocimiento…».

Así, mientras que el acercamiento de Fletcher a este rompecabezas es puramente científico, la actuación intuitiva de Casey es propia de una superviviente cuya vida iremos descubriendo paso a paso. Entre ambos personajes, se abre el abismo de las personalidades de Dennis, algunas de las cuales (metafóricamente) hace tiempo que vendieron su alma al diablo.

Miedo, diversión y sorpresas: de todo hay en esta cinta de Shyamalan, un heredero menor de Hitchcock cuyos vaivenes en la taquilla no nos deben hacer olvidar que maneja la cámara como pocos lo hacen en Hollywood.

Sinopsis

A pesar de que Kevin (James McAvoy) le ha demostrado a su psiquiatra de confianza, la Dra. Fletcher (Betty Buckley), que posee veintitrés personalidades diferentes, aún queda una por emerger deseosa de dominar a todas las demás.

Obligado a raptar a tres chicas adolescentes lideradas por la decidida y observadora Casey (Anya Taylor-Joy), la personalidad de Kevin lucha por sobrevivir entre todas sus personalidades y a la gente que le rodea a medida que las paredes de sus compartimentos mentales se derrumban.

El guionista, director y productor M. Night Shyamalan regresa al fascinante mundo de El sexto sentidoEl protegido y Señales con Múltiple, un original thriller que explora la genial y misteriosa mente fracturada de un hombre. Después del reciente éxito de La visitaM. Night Shyamalan ha vuelto a unir sus fuerzas con el productor Jason Blum (las entregas de The Purge: La noche de las bestias y de Insidious) para realizar lo que muchos llaman «el thriller más aterrador de Shyamalan hasta la fecha».

En 2015, el cineasta abrió un nuevo capítulo con la aterradora La visita, que recaudó casi cien millones de dólares en todo el mundo. Satisfecho con el modelo de producción de esta última película, a través del cual el realizador dispone de total libertad, M. Night Shyamalan decidió regresar a sus raíces independientes y autofinanciarse.

«Quiero que cada una de mis películas sea algo nuevo que nadie haya hecho antes», explica. «Es lo que me interesa, pero también representa un peligro, sobre todo a la hora de venderlas al mundo».

Después del éxito mundial de La visita, optó por volver a trabajar con Jason Blum y la productora Blumhouse para realizar Múltiple.

Jason Blum, conocido como un productor innovador dentro de la industria y por convertir películas de bajo presupuesto en éxitos internacionales, habla de la asociación con el director: «Night cuenta historias basadas enteramente en los personajes con un telón de fondo mucho más amplio. Múltiple no es la típica película de bajo presupuesto, es una historia grande rodada con un presupuesto limitado. No necesita efectos digitales ni cientos de millones de dólares para ser épica, solo necesita la increíble historia que Night ha inventado».

Dentro de un marco más intimista, M. Night Shyamalan pudo centrar sus energías en la historia y en el desarrollo de los personajes al eliminar parte de las variables que acompañan habitualmente a las películas «grandes». «Me siento más cómodo trabajando con poca gente, por eso prefiero hacer películas más pequeñas», explica el director. «Me permite ignorar ciertos factores y concentrarme en la voz creativa que me indica si vamos por el buen o el mal camino».

Como narrador, Shyamalan se documenta a conciencia antes de dar rienda suelta a su imaginación. Para sumirse en el género de suspense y sobrenatural, usa premisas realistas como base antes de plantear la pregunta: «¿Y si…?»

El cineasta dice: «Me baso en algo real, pero lo llevo más allá. En el trastorno de identidad disociativo, cada personalidad está totalmente convencida de quién es. Si una de las personalidades cree padecer de diabetes o de colesterol, ¿puede el cuerpo producir cambios químicos para adaptarse a esa personalidad? Ahora mismo, esto es un debate médico en todo el mundo, pero me parece posible. Y si una personalidad creyese que tiene poderes sobrenaturales, ¿qué pasaría?

Durante sus estudios en la Universidad de Nueva York, M. Night Shyamalan asistió a clases de Psicología en las que se trataba del trastorno de identidad disociativo, y desde entonces se ha interesado por el tema.

Para escribir el guion de Múltiple, estudió los casos mejor documentados, algunos de los cuales le impactaron profundamente. Asimismo, habló con varios psiquiatras que trabajan habitualmente con este tipo de pacientes para saber cuál es su comportamiento en las sesiones. Esta información le ayudó a desarrollar el personaje de la Dra. Fletcher.

Shyamalan era consciente de que solo poquísimos actores podían hacer frente a un papel tan exigente con 23 personalidades. Ante todo, el guionista y director no quería que las diferentes personalidades de Kevin fueran caricaturescas, sino auténticas personas que despertaran la compasión del espectador. Esa fue la razón que empujó al realizador a hablar con James McAvoy, un actor dinámico que encarna con idéntico aplomo papeles en superproducciones de acción o en pequeñas películas intimistas, para dar vida a las numerosas personalidades del protagonista.

El director sabía que el actor estaría a la altura: «Es el papel más complejo que he escrito hasta la fecha y me pregunté si James entendería lo que iba a pedirle. Lo entendió del todo, nunca había trabajado con un actor tan valiente».

El cineasta mandó el guion a James McAvoy sin apenas contarle de qué se trataba para saber cómo reaccionaría: «James me preguntó cómo se llamaba su personaje y le contesté que no podía decírselo, que se limitara a leer el guion».

Las vueltas y revueltas de la historia atrajeron al actor de inmediato: «Leí las diez primeras páginas y me pregunté de qué iba. Leí diez más y seguía intrigadísimo. Tenía la sensación de que continuamente pasaba a otra cosa. Y eso es lo mejor de Night; sabe cómo mantener en vilo al espectador. ¿Estamos viendo un thriller, un drama psicológico, una película de terror, de ciencia-ficción o sobrenatural? Esta película es todo lo anterior y más».

James McAvoy supo moverse entre líneas con suma habilidad sin cambiar una sola palabra del diálogo. «Siempre usaba las palabras exactas del guion, pero improvisaba con sus gestos, su mirada, su cara», dice el cineasta. «James aportaba cosas nuevas constantemente. Encontramos el punto perfecto en el que no tocaba las cosas que yo consideraba sagradas, se limitaba a realzarlas».

La condición atlética del intérprete también fue muy provechosa para la película. «Realizó auténticas proezas físicas, como saltar vallas y trepar por paredes», recuerda Shyamalan. «Siempre había un especialista dispuesto a doblarle, pero James es muy ágil y su condición física fue un plus para nosotros».

M. Night Shyamalan regresó una vez más a Filadelfia, su ciudad natal, para rodar Múltiple. «Night rueda todas sus películas en Filadelfia», dice el productor Marc Bienstock. «Nadie le convencerá para hacer otra cosa».

La diseñadora Mara LePere-Schloop unió sus fuerzas al cineasta para plasmar la cruda realidad en la que se mueve Kevin. «Es una película complicada porque la historia contiene muchas capas que deben encajar con lo que se cuenta al público», dice la diseñadora. «Nuestra idea era dejar entrever lo que iba a pasar sin revelarlo».

El diseñador de vestuario Paco Delgado también se limitó a una paleta minimalista. «Estéticamente estábamos de acuerdo en que debíamos comunicar una imagen de austeridad», dice. Delgado también se sirvió del color para diferenciar las diversas personalidades de Kevin.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes, sinopsis y notas de producción © Universal Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.