Estoy casi seguro de que, antes de comenzar el rodaje, los creadores de esta nueva entrega de Misión imposible se sentaron para ver Con la muerte en los talones y un par de clásicos de James Bond.
Cualquier reflexión sobre esta perfecta maquinaria de entretenimiento revela sus antecedentes: el humor y el ritmo bondianos, guiños a Hitchcock y un frenesí acrobático del que no disfrutábamos desde que Jean-Paul Belmondo se jugaba el cuello a las órdenes de Philippe de Broca.
Escrita y dirigida por un buen guionista, Christopher McQuarrie, este quinto episodio de la saga tiene muchas bazas a su favor. Tom Cruise perfecciona el estereotipo invencible y temerario del agente Ethan Hunt. La escenografía es todo lo lujosa o pintoresca que uno espera en una aventura internacional. Además, se incorpora a la acción una digna superheroína, Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), y el ingenio aflora en figuras como el director de la CIA, Alan Hunley (Alec Baldwin), o el agente William Brandt (Jeremy Renner).
La comicidad, en todo caso, está garantizada gracias a un estupendo Simon Pegg, que retoma el personaje de Benji Dunn, transformado (casi) en coprotagonista de la película.
Siguiendo el esquema de la saga Bond, también hallamos aquí a un villano carismático, perverso y con maneras de reptil, empeñado ‒cómo no‒ en dominar el mundo: Solomon Lane (Sean Harris). Lane, por cierto, lidera una organización secreta que echa un pulso a las agencias de inteligencia más avanzadas. Les suena, ¿verdad?
McQuarrie no es tan buen realizador como Brad Bird, autor de la entrega anterior. Sin embargo, consigue mantener el brío de la acción y la claridad del relato. Si además hubiera dejado quieta la cámara y no hubiera picado tanto el montaje en determinadas secuencias de lucha o persecución, todos hubiéramos salido ganando.
Misión imposible: Nación secreta narra una peripecia tan arriesgada e improbable que casi es un milagro que no caiga en el ridículo, como pasaba, por ejemplo, con determinadas cintas de Roger Moore en la piel de 007. Gracias al buen hacer del equipo, ese peligro queda razonablemente conjurado, y la fluidez de la historia se impone sobre cualquier prejuicio.
Más arriba mencioné a Hitchcock. Al margen de alguna cita tomada de El hombre que sabía demasiado (1956), la película de McQuarrie recibe otras dos lecciones del maestro:enfatiza el humor y el suspense para seducir al público mayoritario, y desde luego, emplea el McGuffin a conveniencia.
En definitiva, si necesitan una puerta de entrada a la diversión, acompañen a Ethan Hunt en esta aventura cosmopolita que le obliga a uno a suspender la incredulidad con una sonrisa permanente. No se arrepentirán.
Sinopsis
Tom Cruise vuelve como Ethan Hunt, enfrentándose a su misión imposible más feroz hasta la fecha, en Misión Imposible: Nación secreta, la quinta entrega de esta serie de acción e intriga en constante aceleración.
La agencia ultrasecreta de espionaje conocida como la FMI ya ha sido atacada antes, pero ahora se enfrenta a su disolución total, aunque la amenaza más horripilante que haya conocido el mundo libre permanece en las sombras. Esa amenaza es el El Sindicato, un selecto grupo de espías renegados y altísimamente preparados que han dejado atrás a sus países y han hecho sus propios planes, unos planes encaminados a desestabilizar los cimientos mismos de la civilización. Hace tiempo que se rumorea que El Sindicato es solamente un mito descabellado de los espías. Pero Ethan Hunt acaba de descubrir la desagradable realidad de que esta nación secreta no solamente es real, sino que es una bomba de tiempo a punto de explotar a nivel mundial si no interviene. La CIA no se lo cree. Su propio equipo está en peligro. Sin embargo, Ethan nunca se rendirá cuando hay tanto en juego.
Todas las cualidades que han convertido a Hunt en indispensable son puestas a prueba enseguida al enfrentarse al enemigo supremo: su capacidad para moverse con soltura en circunstancias vertiginosas, su finura viajando por glamurosos lugares del mundo, sus ganas de conseguir que se castigue el mal y se imponga el bien. Desde Viena hasta Casablanca, desde el exterior de una aeronave militar en vuelo hasta las profundidades submarinas, Hunt hará lo imposible para contrarrestar el mayor peligro al que se haya enfrentado nunca en una carrera repleta de ellos. Pero sobre todo, intentará hacer algo que ha descubierto y que es lo que de verdad importa: mantener su lealtad hacia sus amigos y la idea que podría ser más astuto que lo imposible.
Desde sus comienzos como programa de televisión en televisión, Misión Imposible se ha centrado siempre en la presión extrema de trabajar contrarreloj, en el urgente límite de tiempo para frustrar mortíferos planes. Con la saga cinematográfica, esa idea se ha convertido en toda una filosofía cinematográfica basada en amplificar la presión sobre Hunt, incrementando así la creatividad, la fuerza y la madurez que necesita para sacar adelante su misión.
Ethan Hunt nunca antes había necesitado tanto a los otros miembros del equipo de la FMI que como lo hace en Nación secreta, y pese a que parece que el equipo se ha acabado para siempre, todos unen sus fuerzas, de forma impredecible como siempre, para atacar al Sindicato como solamente puede hacerlo el FMI. El resultado es que Jeremy Renner, Simon Pegg y Ving Rhames tuvieron ocasión de llevar a sus personajes un poco más allá que unos cuantos saltos hacia adelante.
Dice el productor Don Granger: «20 años después de interpretar por primera vez el papel, Ving encaja como un guante con Luther. Es el personaje ilustre de más edad de la FMI. Luther es el que conoce a Ethan desde hace más tiempo, y en cierto modo, es Ving quien conoce a Tom desde hace más tiempo. Así que aportan una intimidad y calidez que se transmite a la pantalla. Por otra parte, Jeremy es una especie de contrapunto de los otros personajes, mientras que Simon rebota entre todos ellos. Es muy divertido verles a los dos juntos».
Una de las cosas que no han cambiado, dice Pegg, es el atractivo del punto de partida de Misión: el hecho de que hay gente dispuesta a intentar lo imposible para que los demás estemos a salvo. «Han pasado ya veinte años y seguimos ahí, salvando al mundo, así que lógicamente esta historia tiene aún mucho recorrido», afirma. «El mundo ha cambiado y las misiones se han vuelto más complejas, pero sigue habiendo mucho malo suelto por ahí a quienes deberíamos parar los pies, y creo que en ese sentido ‘Misión Imposible’ es el cumplimiento de un deseo. Esa idea es ciertamente seria, pero al mismo tiempo jugamos con ella con tal sentido de la aventura y de la diversión que no puedes evitar que te absorba».
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