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Crítica: «Misión: Imposible – Fallout» (Christopher McQuarrie, 2018)

El cine de acción es, fundamentalmente, un riesgo contado en imágenes. El humor tiene la misma naturaleza. No olvidemos que, desde los tiempos en que Buster KeatonDouglas Fairbanks o Harold Lloyd rodaron sus escenas más memorables, el peligro y la comicidad han estado unidos. ¿Y cuál es la clave para armonizarlos? Yo diría que la convicción necesaria para convertir una caída, una pelea o una ocurrencia chistosa en una exhibición de verdad y de talento.

Christopher McQuarrie y su equipo lo demuestran en esta espléndida película, llena de peligros, y cómo no, también de simpatía.

El alma de Lloyd o Fairbanks, en su vertiente más osada, reaparece en Misión: Imposible – Fallout, sobre todo cuando Tom Cruise comprueba que no está científicamente demostrado que vaya a morir. Viendo algunas escenas, y aunque sepamos que hay sistemas de seguridad en el rodaje, uno siente que Cruise desconoce emociones como el vértigo o el cansancio. Y hay más. Aunque no sea fácil sorprendernos a estas alturas, lo cierto es que el actor contagia la sensación de que actúa como un trapecista sin red. Incluso hay momentos en que no se puede decir que esta sea una película de McQuarrie, sino un vehículo para esta estrella capaz de saltar en paracaídas desde 7.500 metros de altitud o de colgarse ‒así, por las buenas‒ de un helicóptero que asciende a toda velocidad.

Misión: Imposible – Fallout es una película hábil y bien estructurada. Pero sobre todo es sutil a la hora de renovar un esquema al que ya nos hemos acostumbrado. Pueden imaginárselo: un criminal megalómano, un equipo de héroes con todo en contra, escenarios internacionales y un catálogo de amenazas elegido a conciencia.

Supongo que la intriga es un elemento añadido. La intriga de esta nueva misión de Ethan Hunt y compañía, quiero decir. Sobre todo porque lo que realmente intrigará al espectador es ‒lo repito‒ la certeza de que mucho de lo que se ve en pantalla no es un efecto visual, sino tipos de verdad, jugándose la vida en persecuciones electrizantes y saltos al vacío.

Sin duda, esta saga conserva el encanto de las viejas películas de James Bond, un rasgo que McQuarrie acentúa con inteligencia, a través de personajes como la agente del MI6 Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), el jefe de la IMF (Alec Baldwin), la directora de la CIA (Angela Bassett) o el flamante protegido de esta última, August Walker (Henry Cavill). Súmenle a ello la presencia de dos viejos conocidos, Luther (Ving Rhames) y Benji (Simon Pegg), y entenderán por qué esta es, a todas luces, una combinación ganadora.

Misión: Imposible – Fallout es una cuenta atrás que comienza en la primera escena y no deja respiro a la audiencia. Para los espectadores de la vieja escuela, además, supone un placer frente a tantas otras películas de acción rodadas con ese estilo epiléptico, de cámara en mano y más bien confuso, puesto de moda por Paul Greengrass. En este caso, la cinta de McQuarrie apuesta felizmente por la claridad narrativa y por cierto clasicismo. Algo muy de agradecer en estos días, créanme.

Sinopsis

A lo largo de las dos últimas décadas, Tom Cruise ha producido, protagonizado y participado en las más asombrosas escenas de acción de las películas Misión: Imposible, un fenómeno cultural mundial que ha recaudado más de 2.800 millones de dólares en todo el mundo, lo que la convierte en una de las sagas de más éxito de la historia del cine. Ahora vuelve para rodar la sexta entrega de la saga, en el papel del líder del equipo IMF (Fuerza de Misiones Imposibles), Ethan Hunt.

Según CruiseMisión: Imposible – Fallout es una culminación de todas las películas precedentes de la serie. «En la película aparecerán personajes que vuelven del pasado y líneas argumentales que llegan a su conclusión», afirma. «El libro del principio de la película, La Odisea, fue elegido por un motivo muy específico. La travesía que mi personaje, Ethan Hunt, y su equipo, tienen que recorrer es una odisea que se inspira en esa historia y la refleja. Es una historia personal épica, en la que los personajes tienen una enorme implicación emocional».

Cruise, que lanzó la saga en 1996, aporta un profundo conocimiento de lo que hace que funcione una película de la saga Misión: Imposible, indica el guionista y director Christopher McQuarrie. «Tom es el guardián de la llama. Es un cineasta que sigue sus instintos, muy emotivo. Conoce a Ethan Hunt, e intuitivamente sabe cuáles son los rasgos que hacen que sea un personaje atractivo».

McQuarrie cree que uno de los motivos por los que la saga sigue siendo tan popular es el insaciable deseo de Cruise de hacer que cada entrega sea más emocionante e intensa que la anterior. «Nunca está quieto», dice el director que también dirigió la película de 2015 Misión: Imposible – Nación Secreta. «Pero lo más importante es que nunca se olvida del público. Tom es, ante todo y sobre todo, un animador. Todo lo que hace en las películas es llevarte a sitios en los que no has estado nunca, mostrarte cosas que nunca has visto, y hacer que participes en la experiencia a su lado».

Para Misión: Imposible – FalloutMcQuarrie estaba muy interesado en explorar un aspecto más oscuro y más humano del personaje central de la película. «Ethan siempre ha estado rodeado por un halo de misterio», observa. «En esta ocasión quería adentrarme un poco más en su mente, y sentir su conexión con otras personas. El título no se refiere únicamente a la lluvia radiactiva, sino a los efectos secundarios de todas las buenas intenciones de Ethan. Se ha involucrado en una situación que escapa de su control, y no le queda más remedio que seguir adelante, aunque sepa que le están manipulando».

La historia gira en torno a una desgarradora decisión tomada por Hunt, y que se vuelve en su contra, explicael productor Jake Myers. «Al principio encontramos a Ethan en un lugar complicado. Ha cometido un error, y se enfrenta a elementos de su pasado que tienen conexiones emocionales. Tiene que decidir: ¿Salva a sus amigos y a su familia, o salva a los tal vez millones de potenciales víctimas de las fuerzas destructivas a las que se enfrenta? Debe someterse a un examen de conciencia agónico».

Cruise interpreta su personaje de una forma diferente a la de prácticamente todas las estrellas de acción del pasado, añade Myers. «Tom no solo aporta un fantástico componente dramático a su personaje, sino que tiene la capacidad física de hacer cosas que otro intérprete no haría, tanto por su preparación física como por su osadía. Creo que sería posible separar a la mayoría de las demás sagas de acción de sus estrellas protagonistas, pero sin Tom realmente no habría Ethan Hunt, al menos no el Ethan Hunt que el público mundial adora de manera generalizada».

Aunque McQuarrie dotó deliberadamente a la película de una apariencia diferente, sabía que era primordial mantener los valores esenciales de la icónica franquicia de acción. «Misión: Imposible gira en torno a las escenas con especialistas de acción rodadas con acción real en ubicaciones reales y recurriendo en la menor medida posible a los efectos especiales con Chroma», dice. «Tom está preparado y dispuesto a hacer todo lo que se nos ocurra. Así que tenemos que encontrar la manera de colocar la cámara en un lugar en que se pueda ver con claridad que es la propia estrella la que está interpretando estas escenas de acción, así que todo se diseña para colocar a Tom en el centro de la acción».

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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