James Wan ha perfeccionado un concepto del terror que no persigue la originalidad sino el efectismo. Lo cual no es algo negativo, dado que el cine de miedo, por puro sentido común, es ante todo efectista y tramposo. De hecho, la atmósfera, en estos casos, suele valorarse por encima de los diálogos o de la psicología de este o aquel personaje.
El guión de Maligno, escrito por Akela Cooper a partir de un argumento ideado por ella junto a Wan e Ingrid Bisu, remite a un cliché frecuentado en el género: la protagonista padece horrendas visiones de asesinatos que también ocurren en la vida real. Sin embargo, en esta ocasión, esta fantasía parapsicológica va ligada a una sorpresa que atañe al pasado, a la identidad y a la familia del personaje principal.
La piedra angular del film es Annabelle Wallis, en la piel de Emily May, una mujer maltratada por la vida, cuyo infierno personal se ve empeorado por esa sombra mortífera que ‒sin adelantar detalles de la trama‒ podría ser una entidad diabólica, un fenómeno paranormal o una proyección física de niveles más profundos del inconsciente.
La habilidad de Wan tras la cámara ha alcanzado tal punto que las lagunas del guión se reequilibran, y ya no es preciso que los acontecimientos encajen debidamente. Todo fluye a tal velocidad y con tanta energía, que uno acaba dando las gracias por pasar un rato entretenido, en compañía de un monstruo que parece diseñado por el portadista de un disco de hard rock.
Este largometraje (acaso el origen de una nueva franquicia) se toma unas libertades que parecen propias de los setenta y los ochenta. En el fondo del armario, sentimos la presencia de tres inspiradores: Brian De Palma (estoy pensando en Hermanas, 1973), Dario Argento (hay detalles que conducen a 4 Moscas sobre terciopelo gris, 1971; Tenebre, 1982; Phenomena, 1985; y Trauma, 1993) y Frank Henenlotter (es obvio que Wan revisó Basket Case, 1982). Para subrayar esto último, tanto la banda sonora como la puesta en escena invitan a imaginar que esta es una típica producción de aquellos tiempos… con unos cuantos millones más de presupuesto.
La premisa ‒o mejor dicho, el giro de guión que muestra la naturaleza del villano‒ tiene suficiente fuerza como para sostener el proyecto y generar simpatía.
Maligno es una película melodramática, excesiva y desvergonzada. No se trata, ni mucho menos, de una obra maestra, pero tiene momentos osados y un desarrollo que me parece ingenioso.
Sinopsis
En la película, Madison está paralizada por visiones impactantes de asesinatos espeluznantes, y su tormento empeora cuando descubre que estos sueños de vigilia son, de hecho, realidades aterradoras.
Detrás de escena, Wan se unió a sus colaboradores frecuentes, el director de fotografía Don Burgess y el editor Kirk Morri (Aquaman, The Conjuring 2), la diseñadora de producción Desma Murphy (Aquaman, Fast & Furious 7) , así como la diseñadora de vestuario Lisa Norcia (Insidious: The Last Key). La música es de Joseph Bishara, quien ha compuesto la banda sonora de las siete películas de The Conjuring, entre muchas otras.
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