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Crítica: «La maldición de Rookford» («The Awakening», 2011)

Entre mis gustos sin fecha de caducidad, figuran los relatos de fantasmas. Si estos son de aire victoriano, el placer ya es absoluto. La maldición de Rookford pertenece a esa categoría. No obstante, aunque el film luce la prestigiosa etiqueta de la BBC, y apuesta sobre seguro en su guión y en su reparto, pierde ritmo e intensidad por culpa de una realización demasiado fría y contemplativa.

El proyecto surgió cuando el productor David M. Thompson entró en contacto con el guionista Stephen Volk, autor de ese raro telefilm que es Ghostwatch, famoso entre los amantes del falso documental. Animado por Thompson, Volk escribió un guión escalofriante, pero también capaz de colocarnos un nudo en la garganta. Y es que en La maldición de Rookford caben los espectros y también toneladas de tristeza.

Ahora verán por qué.

Tanto en el periodo victoriano como en la era eduardiana (bajo el reinado de Eduardo VII, desde 1901 a 1910) proliferaron extraordinariamente las historias de fantasmas en la literatura británica. Posteriormente, la enorme mortandad causada por la Primera Guerra Mundial convirtió el espiritismo en una necesidad social. Digamos que fue una suerte de bálsamo, que consolaba por medio de sofisticadas supercherías.

La moda espiritista, justificada por ese dolor de quienes habían perdido a seres queridos en las trincheras y no se resignaban a ello, hizo que se hicieran cotidianos los casos de mansiones encantadas y las apariciones de ectoplasmas. Por pura lógica, también surgieron cazafantasmas e investigadores empeñados en desmontar este tipo de falsificaciones sobrenaturales.

La protagonista de La maldición de Rookford, Florence Cathcart (Rebecca Hall), es una joven culta y racionalista cuyo prometido también murió en el frente. Para mitigar su dolor, Florence se dedica a investigar todo tipo de imposturas paranormales, dedicando especial atención a los espiritistas sin escrúpulos.

Cuando le ofrecen estudiar las apariciones fantasmales que aterrorizan a los alumnos del internado de Rookford, ella no imagina de qué forma ese caso, en apariencia trivial, va a remover viejos demonios del pasado.

Que nadie espere un thriller a la americana o un homenaje a las producciones de Hammer Films. En realidad, nos hallamos ante una producción de la BBC que luce todas las señas de identidad de dicho sello: buenas interpretaciones, magníficos decorados y vestuario, sutileza en la caracterización de los personajes y una realización de estilo clásico.

Por desgracia, otros detalles juegan en su contra.

El debutante Nick Murphy logra una buena descripción de ambientes y se mueve cómodamente en las secuencias intimistas, pero da la sensación de que lo suyo no es el suspense o el terror, sino el melodrama psicológico.

Ese es uno de los relativos inconvenientes de una película cuyo guión está diseñado para inquietar y crear complicidades, pero que tiene un grave problema de identidad cuando pierde de vista su referente más obvio; Otra vuelta de tuerca, de Henry James.

A ratos, Murphy sigue las lecciones de James Ivory en cintas como Lo que queda del día. En otros momentos, prescinde de ese elegante recurso, y cae en una melancolía devastadora que acaba resultando monótona.

Lo peor: un ritmo más bien moroso y un exceso de primerísimos planos nos llevan a mirar el reloj durante determinadas secuencias. En mi opinión, esta innecesaria solemnidad acaba aletargando el desarrollo de una historia que hubiera requerido algo más de viveza y pasión tras la cámara.

De la excelente dirección de fotografía se encarga el español Eduard Grau (BuriedUn hombre soltero), cuyo tratamiento de la luz resulta idóneo. A través de su labor, la mansión de Rookford se transforma en un panteón frío e inquietante.

En su primer papel protagonista, Rebecca Hall obtiene una fina composición de su personaje, y acredita que es una maravillosa intérprete, cuyo linaje artístico se extiende por todas las ramas de su familia.

Uno de los rasgos distintivos de Hall, la simpatía, es aquí contenido hasta la incomodidad, de suerte que construye su papel a base de frustración y desaliento.

Igual nivel de excelencia alcanzan Dominic West, una inquietante Imelda Staunton y John Shrapnel.

Sinopsis

La maldición de Rookford está ambientada en 1921, en la Inglaterra de la posguerra, donde muchos de quienes han perdido a sus seres queridos buscan consuelo en el espiritismo.

Atormentada por la muerte de su prometido, Florence Cathcart (Rebecca Hall) dedica sus energías a desmontar presuntos fenómenos sobrenaturales sirviéndose de sistemas metódicos y racionales. Cuando le piden que visite Rookford, un internado en la campiña inglesa, para investigar las supuestas apariciones del fantasma de un niño, ella se siente decidida a aceptar el reto.

Ya en Rookford, se pone manos a la obra, poniendo trampas y reuniendo pruebas científicas. Poco a poco empiezan a desvelarse algunos secretos, y el misterio que rodea al fantasma parece no ser más que una broma de niños. Sin embargo, cuando Florence está lista para marcharse, tiene un escalofriante encuentro que desafía toda explicación racional. Uno de los maestros, Robert Mallory (Dominic West), se preocupa por el bienestar de Florence después del hecho, ya que se encuentra asustada y confundida. Pero ella está dispuesta a llegar al fondo de la cuestión, y decide quedarse allí durante las vacaciones de Navidad, cuando los niños se van con sus familias.

Otras tres personas permanecen también en el internado: Maud (Imelda Staunton), la encargada, que solicitó la colaboración de Florence; Tom (Isaac Hempstead-Wright), un niño cuyos padres no pueden hacerse cargo de él durante las vacaciones; y Mallory, que tras luchar en la Gran Guerra vive perseguido por visiones del pasado.

Durante los días siguientes, la difusa imagen de un fantasma con aspecto infantil ronda a Florence, cuya determinación empieza a flaquear al ser cada vez menos capaz de ofrecer una explicación lógica a los extraños sucesos. A medida que sus lazos con Mallory se estrechan y la soledad que comparten alimenta su atracción mutua, juntos reúnen fuerzas para plantar cara a sus demonios.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de la sinopsis e imágenes © BBC Films, Origin Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.