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Crítica: «Halloween Kills» (David Gordon Green, 2021)

Apenas habíamos atravesado el túnel del nuevo siglo, cuando el tren de la nostalgia se detuvo. Llegaron entonces las nuevas versiones y las secuelas de casi todo aquello que produjo alguna alteración emocional a fines de los setenta o en los ochenta. ¿Quiere usted ver cómo envejeció aquel personaje de su infancia? ¿Le interesa una versión actualizada de aquella película que tanto le gustó hace cuarenta años? No hay problema: el Hollywood de las franquicias se ocupará de ello. ¡Y quién sabe! Puede que incluso le guste el resultado.

El gran encanto de la añoranza es que, cuando idealizamos el pasado, cualquier producto que parezca conectado con él nos parecerá significativo. Poco más o menos, es lo que sucedió con La noche de Halloween (2018), una eficaz y tardía secuela de Halloween (1978), de John Carpenter, que analizaba un trauma generacional de cierto interés.

En esa película, David Gordon Green adaptó el estilo de Carpenter a su propio terreno y administró bien la presencia en pantalla de la protagonista, Jamie Lee Curtis. Como quien hace una carambola, el director nos presenta ahora la secuela de dicha secuela, refiriéndose alternativamente a la cinta original y al film de 2018.

¿Y qué puede hacer el espectador cuando se le plantea una reiteración tan evidente? Pues muy sencillo. O se aburre o la sigue como quien oye por enésima vez la típica canción veraniega.

Halloween Kills es a ratos un homenaje al universo de Carpenter, pero en realidad, parece recuperar las matanzas arbitrarias a lo Viernes 13, colando por la escuadra un mensaje sobre las turbas linchadoras de nuestra época (Ya saben: todos podemos ser unos monstruos irracionales).

Su buena fotografía, la adecuada banda sonora y la presencia de actores interesantes no compensan la impresión de que al guión de Halloween Kills le falta un gran repaso con lápiz rojo.

Quien esté habituado a ver de forma acrítica películas de terror quizá lo pase por alto, pero si el espectador pide algo más, se encontrará con un caos en el que están desaprovechados los personajes de Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), su hija Karen (Judy Greer) y su nieta Allyson (Andi Matichak). Y aunque Anthony Michael Hall logra dotar de entidad a su personaje ‒Tommy Doyle, un crío en 1978, y ahora un veterano que se obsesiona con matar al invencible Michael Myers‒, uno siente que la sobrecarga de muertes sangrientas no conduce a ningún sitio interesante.

Por cada escena que funciona, nos encontramos con dos que necesitarían un replanteamiento. Eso sí: sobreabundan los personajes que toman decisiones perfectamente estúpidas.

En este caso, la carnicería indiscriminada que sufren los habitantes de Haddonfield carece de tensión y le invita a uno a abandonar el barco. ¿Cambiará esta impresión el cierre de la trilogía, Halloween Ends? Ya lo veremos. De momento, tengo pocas esperanzas.

Sinopsis

Minutos después de que Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), su hija Karen (Judy Greer, Jurassic World) y su nieta Allyson (Andi Matichak, Foxhole) dejaran al monstruoso Michael (James Jude Courtney, Un horizonte muy lejano) encerrado en una jaula y quemándose vivo en el sótano de Laurie, esta última es ingresada urgentemente en un hospital con gravísimas heridas, convencida de que por fin ha matado a su imparable atormentador.

Pero cuando Michael consigue liberarse de la trampa de Laurie, reemprende el ritual baño de sangre. A pesar del dolor producido por las heridas, Laurie se prepara para seguir defendiéndose y, de paso, consigue que todo el pueblo de Haddonfield se alce contra la demoníaca criatura.

Las tres mujeres se unen a otros supervivientes del primer ataque desenfrenado de Michael Myers y forman un grupo de vigilantes para intentar controlar la situación y acabar con él de una vez por todas.

El mal morirá esta noche.

Cuando el director David Gordon Green se despertó el lunes 22 de octubre de 2018, descubrió que su película La noche de Halloween, protagonizada por Jamie Lee Curtis en un regreso triunfal, había recaudado nada menos que 76 millones de dólares el fin de semana de su estreno, pulverizando todos los récords del género. En la versión de David Gordon Green, que transcurre 40 años después del clásico de 1978 dirigido por John Carpenter, Laurie Strode se niega a ser la víctima e intenta vengarse de Michael Myers, el monstruo que le robó la juventud y la persiguió durante toda su vida. La complicada historia de un trauma sin resolver, resistencia y empoderamiento despertó un nuevo fervor en los fans de Halloween en todo el mundo.

Malek Akkad –cuya empresa familiar, Trancas International Films, ha producido la saga Halloween desde el principio– y sus socios productores Jason Blum, de Blumhouse, y Bill Block, que tiene en su haber numerosos taquillazos, descubrieron que la reacción del público había ido mucho más allá de sus expectativas. “La genialidad de la película se debía a que todo encajaba: reunimos a Jamie Lee Curtis y a John Carpenter”, dice Malek Akkad. “Sabíamos que David había conseguido algo asombroso y que teníamos una gran película entre manos, pero no esperábamos que fuera recibida con tantas ganas. Fue un auténtico placer ver que no solo gustaba a los fans de siempre, sino a un público mucho más amplio”.

Hacía tiempo que David Gordon Green soñaba con dirigir una trilogía que pudiera ser la pieza definitiva para acompañar a la obra maestra de John Carpenter de 1978. La idea de hacer otras dos películas adicionales –Halloween Kills y la entrega del año próximo, Halloween Ends–  empezó a tomar forma incluso antes del estreno de La noche Halloween de 2018. Las tres películas solo se basarían en la película original de 1978 sin tener en cuenta ninguna de las siguientes secuelas, y las tres transcurrirían la misma noche.

David Gordon Green estaba convencido de que la única forma de hacer justicia a la historia de Laurie era volver atrás en el tiempo. “Si hemos hecho lo que debíamos, estas cuatro películas constituirán un arco dramático incomparable”, dice. “La de John Carpenter en 1978, la nuestra de 2018, y luego Halloween Kills y la futura Halloween Ends. Los hilos conductores son mucho más que mero entretenimiento. Ofrecen más sustancia, son más relevantes, y si un personaje se ha escapado en una entrega, su papel será un poco más grande en la próxima”.

David Gordon Green y su socio creativo Danny McBride han visto la película de 1978 numerosas veces y sabían perfectamente qué personajes debían incluirse en Halloween Kills. “Debíamos abrir la historia adentrándonos en el mundo de Haddonfield”, explica Danny McBride. “Queríamos que fuera un pueblo con vida, y para eso había que incluir a personajes de la película original y encontrar la forma de hacerlos participar”.

El papel de La Forma/Michael Myers fue creado por el incomparable Nick Castle, que llevó el personaje a la gran pantalla con su gran amigo John Carpenter y con Tommy Wallace, el primer diseñador de producción de la saga Halloween. “Fueron el primer triunvirato de Halloween”, dice Jamie Lee Curtis. “Eran amigos y estudiaron cine juntos, además de estar en un grupo llamado Coup de Villes y hacer una película con Debra Hill, de la que Laurie es la encarnación en la pantalla”.

Nick Castle ha sido el guionista de clásicos modernos como 1997: Rescate en Nueva York, August Rush/El triunfo de un sueño y Hook/El capitán garfio, y ha dirigido, entre otras, Starfighter: La aventura comienza. Aceptó hacer cameos en La noche de Halloween y Halloween Kills, pero legó formalmente el papel a su buen amigo James Jude Courtney, un famoso especialista que hace la mayoría del trabajo en esta entrega.

Nick Castle, siempre generoso, dio las indicaciones necesarias al director y a James Jude Courtney para que reprodujeran sus movimientos más conocidos; por ejemplo, Michael Myers se sienta en un ángulo de 90 grados sin apoyarse en las manos o inclina la cabeza para observar a sus víctimas, y otros matices sutiles muy apreciados por David Gordon Green.

Los fans de Halloween ya saben que Michael Myers crea cosas surrealistas con sus víctimas. Puede ser algo como llevar una lápida a un dormitorio y colocarla al lado de la persona asesinada. “A veces deja una calabaza hueca dentro de un acuario y tapa a su víctima con una sábana”, explica David Gordon Green. “En la película de Carpenter, se cubre con una sábana y se pone gafas. Tiene sentido del humor y también un sentido de la estética en cuanto a sus asesinatos, incluso podría tachársele de juguetón. Pero su comportamiento me deja perplejo, así como el tiempo que emplea en transformar una calavera en lámpara, por ejemplo. Creo que siempre hay una acción paralela que ocurre a la vez y le permite hacer esas cosas”.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Blumhouse Productions, Trancas International Films, Miramax, Rough House Pictures, Universal Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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