Como cualquier otro colectivo, los cinéfilos también sucumben a las modas. El cambio de siglo llegó con un amor inmortal de la cinefilia japonófila por las películas del extraordinario Takeshi Kitano. Ese entusiasmo pronto fue reemplazado por el que despertó la variada y abundante obra de Takashi Miike.
Miike era un tipo que nunca bajaba de las tres películas por año, todas ellas distintas entre sí. Uno nunca sabía qué se iba a encontrar cuando iba a ver «una de Miike«. Podía ser una comedia gore y surrealista, un musical, una cinta clásica de yakuzas o un film de samuráis.
Con el tiempo, aquella fiebre pasó. El siguiente director japonés al que nos tocó aplaudir fue Sion Sono. Pero eso ya fue en una época en la que el cine nipón no interesaba tanto como el surcoreano, superior en niveles de producción, con la ventaja añadida de que cultiva el cine comercial de calidad.
Ninguno de los directores mencionados ha dejado de trabajar. No obstante, Miike ha rebajado la cantidad de películas al año (en 2018 «sólo» dirigió una), y pasan más desapercibidas.
Aunque las adaptaciones a imagen real de éxitos del manga conforman la mayor parte de su trabajo, en First Love (Hatsukoi) Miike cuenta con un guión original de Masa Nakamura.
First Love es una historia repleta de violencia, acción, humor negro y yakuzas. Se trata de una película más o menos gamberra, pero sin llegar a los chocantes delirios de Dead or Alive (1999) o Ichi the Killer (2001), que tanto revuelo provocaron antaño.
Es más, a pesar de toda la sangre, tiene cierto espíritu de comedia romántica, y tanto su historia como su tono van progresando de lo sórdido y pesimista al optimismo y el humor. Todo un respiro inesperado para una película perteneciente al cine japonés, tan dado a las historias trágicas.
Estamos ante un Miike efectivo a la hora de entretener. No obstante, la película carece de la feroz creatividad que asociamos a su cine. Este es un Miike con el automático puesto.
Sinopsis
Ambientada una noche en Tokio, seguimos a Leo, un joven boxeador que atraviesa una mala racha, conoce a su «primer amor» Mónica, una prostituta y una adicta pero aún inocente.
Lo que no sabe es que Monica se ha visto envuelta sin querer en una trama de tráfico de drogas, y los dos son perseguidos a lo largo de la noche por un policía corrupto, un yakuza, su némesis y una asesina enviada por las tríadas chinas.
Todos sus destinos se entrelazan.
Takashi Miike (Yao, Japón. 1960) comenzó a dirigir películas de bajo presupuesto editadas directamente en vídeo en los años 90. Desde entonces ha desarrollado una prolífica y ecléctica carrera compuesta por más de un centenar de trabajos que abarcan todos los géneros. Títulos como Audition (1999), Visitor Q (2001), Ichi the Killer (2001), One Missed Call (2003) o la trilogía Dead or Alive (1999-2002), que con frecuencia abordaban la violencia de forma tan personal como extrema, le convirtieron en un director de culto. En los últimos años ha dirigido, entre muchas otras, 13 assassins (13 asesinos, 2010), As the Gods Will (2014) o Blade of the Immortal (La espada del inmortal, 2017).
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