París, 1887. Las cuestiones de honor se resuelven entre caballeros mediante duelos desde tiempo inmemorial. La guerra ha sido una constante en la historia de la humanidad, y las armas son utensilios de uso tan cotidiano como pueda serlo hoy el teléfono móvil. La reparación de reputaciones que en la actualidad se mancillan o limpian a golpe de tuit, antiguamente se dirimían mediante un disparo o una estocada, a primera sangre o a muerte.
Vincent Perez dirige este solvente drama de época, mostrando un tiempo y una actitud social que están en pleno tránsito, y que empiezan a dejar atrás los hábitos más ásperos del siglo XIX, para empezar a asumir la modernidad que traerá el XX.
Y lo hace de un modo exquisito en materia artística, cuidando el realismo de los decorados, y empleando una iluminación que dota a los interiores de un gran naturalismo.
Salones elegantes, vida social, damas y caballeros de la alta burguesía; exhibiciones de esgrima, gimnasios masculinos, floretes, sables y pistolas; fiestas, brindis, música de guitarra y activismo feminista. Todo ello compone una ambientación de corte romántico propia de la época, que describe y delimita el campo de lo masculino y de lo femenino, de lo aguerrido y de lo sensible, de la muerte y del amor.
Un asunto de honor
Para no arruinarles los giros de la trama, ahí va un breve apunte sobre el asunto que aborda la película: un pendenciero coronel de caballería retirado (Guillaume Gallienne), dado a cobrarse venganzas mediante duelos que tienen más de asesinato que de justicia, se acabará cruzando en el camino de Monsieur Lacaze (Roschdy Zem), profesor de esgrima y exmilitar.
Madame Astié de Valsayre (Doria Tillier) -un personaje real insertado en esta trama de ficción, es una mujer moderna, culta e independiente, que defiende con vehemencia el derecho de las mujeres a vestir pantalón, y a poder practicar la esgrima, e incluso a defenderse en duelo cuando su honor se ve ofendido sin recurrir a la intermediación de un caballero.
Las continuas ofensas que Astié sufre en un periódico por su activismo, la llevan a tomar contacto con el profesor de esgrima para tomar clases, tras retar en público al director de la gacetilla, viéndose este obligado a aceptar el inédito duelo por primera vez entre un hombre y una mujer. Pronto irá surgiendo entre alumna y profesor una inclinación que va algo más allá de la mera admiración mutua.
El retrato de una época
La historia se desenvuelve con cierto interés, pero sin llegar a poner en marcha algunos mecanismos esenciales que hubiesen redondeado el drama. El filme no acaba de desarrollar las emociones que surgen entre la pareja protagonista, y deja otras líneas abiertas a las que no acaba de sacarles todo el jugo que su potencial promete, como la rivalidad entre el profesor y su antagonista.
No obstante, la película se degusta con agrado. Resulta elegante, vivaz, y bien resulta en la tensión y el suspense que generan los sucesivos duelos a que asistimos. Funciona bien a modo de retrato de una época, y lo hace con un ritmo y una puesta en escena muy adecuadas.
El filme es un hijo natural de El maestro de esgrima, película de 1992 basada en la novela de Arturo Pérez-Reverte, y de similar argumento, así como de la clásica Los duelistas, 1977, de Ridley Scott, donde una secular enemistad lleva a dos militares a batirse constantemente en duelo durante años de confrontación no resuelta.
El profesor de esgrima se degusta con placer; su hechura se ve bien confeccionada, aunque deja un tanto frío el ánimo, con la sensación de haber tomado algo delicioso, pero mal salpimentado. Una película recomendable, en cualquier caso, que mantiene la atención del espectador, y que ofrece una galería de cuadros de una hermosa plasticidad romanticista.
Sinopsis
París, 1887. En una sociedad en rápida evolución, el duelo es el último lugar donde uno puede defender su honor. Clément Lacaze, carismático maestro de esgrima, conoce a Marie-Rose Astié, una feminista adelantada a su tiempo, y decide enseñarle el complejo arte del duelo. Enfrentarán provocaciones y se unirán para defender su respectivo honor.
El profesor de esgrima (Une affaire d’honneur), la nueva película que dirige Vincent Perez (Cartas de Berlín) y coescribe junto a Karine Silla (Un baiser papillon) se presentó en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, donde ganó el Premio del Público, y en el Festival de Munich. Está protagonizada por el ganador del César Roschdy Zem (Cuenta atrás), Doria Tillier (Fumar provoca tos), el propio Vincent Perez (Cyrano de Bergerac), Damien Bonnard (Los Miserables) y Guillaume Gallienne (Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!).
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